Andrea Arias vega
La Constitución "no es el fin", pero sí el marco para convertir las demandas sociales en leyes, estando "acotadas" por la actual Carta Magna y el acuerdo del proceso constituyente las potenciales transformaciones que desee impulsar una futura Convención Constitucional o Mixta.
Así lo explica la doctora en Derecho del Departamento de Ciencias Jurídicas de la Universidad de La Frontera y abogada constitucionalista, Estefanía Esparza, quien entrega los lineamientos de cara al Plebiscito.
- ¿Doctora, ¿qué es lo que está realmente en juego el próximo domingo?
-Lo que vamos a decidir es si queremos iniciar un proceso constituyente. En el fondo, lo que estamos consultando es en qué país queremos vivir los próximos 40 o 50 años. Si queremos que se quede como está o si queremos hacer cambios profundos.
- ¿El proceso constituyente es un cheque en blanco?
-Este proceso constituyente no es un cheque en blanco porque existen de manera inédita tres instancias de participación ciudadana que nos permiten el control como ciudadanía respecto de lo que queremos hacer como país. La única experiencia que teníamos era un plebiscito de salida y que usamos en la Constitución del '25 y del '80. Ahora, en cambio, tenemos uno de entrada, otro que resuelve quién redactará la Constitución y otro de salida.
-A propósito de la hoja en blanco. ¿Tienen límites los convencionales? ¿Qué cambios pueden hacer?
- Hay artículos que limitan las temáticas de los convencionales. El primero señala que la Convención no puede arrogarse la soberanía y si eso llegara a ocurrir la Corte Suprema interviene. Tampoco pueden afectar los tratados internacionales suscritos por Chile, las sentencias judiciales, el carácter de República del país, el sistema democrático o poner término anticipado a los mandatos establecidos para los poderes públicos. En el fondo, todas estas prohibiciones son formas de mantener el Estado de Derecho. Hablamos de puntos de equilibrio para que no reine el caos, pudiendo configurar el país como mejor les parezca, esto incluye si quieren que Chile sea un Estado federal, asegurar más derechos fundamentales o si quieren cambiar el sistema presidencial por uno parlamentario.
-¿El modelo económico también puede ser modificado?
-La Constitución no hace alusión a ningún modelo económico en particular, pero si se interpreta de manera sistemática varios artículos lo que existe es preferencia por la iniciativa privada y un Estado que se ve sumamente cooptado en materias económicas y otras que la ciudadanía ha considerado relevantes, como las relacionadas con la salud y las pensiones, ya que en esos casos siempre prima la iniciativa privada. En todo caso, no hay que confundir el modelo económico con uno de desarrollo porque una Constitución tiene que permitir siempre el desarrollo de cualquier programa de Gobierno respetando ciertos límites, por eso es fundamental que alcance un nivel de acuerdo importante en el entendido que es un pacto social. Y si no se alcanzan los 2/3 existirá una regulación: no es que regirá la Constitución del '80.
-Si en general la demanda social es igualdad en educación, salud y pensiones. ¿Lo puede garantizar una nueva Constitución?-Entender que la Constitución es el fin es un error, porque siempre las constituciones son ese marco o el camino por el cual tenemos que transitar para que nuestras aspiraciones se puedan concretar. Y para transitar por ese camino se requiere del esfuerzo de las personas que se encuentren en política contingente y de la ciudadanía, en el fondo, que estén atentos a que se realicen los cambios que la constitución establece.-Existe el temor a que se elimine el derecho a la propiedad privada y la libertad de culto. ¿Es posible?
-No es posible hacerlo y hay que descartarlo de plano porque en nuestra Constitución en los artículos que se le introdujeron para permitir el Plebiscito señala, expresamente, que no se pueden afectar los tratados internacionales que han sido ratificados por Chile y que se encuentran vigentes. Son tratados de DD.HH. que consagran el derecho a la propiedad y a la libertad de culto. Y si eso se llegara a vulnerar, la misma Constitución establece un mecanismo para reclamar ante la Corte Suprema.-La Editora del Wall Street Journal aseveró que "es probable que una nueva Constitución haga al país más pobre, más corrupto y menos libre". ¿Qué le parece?
-Es bastante triste que alguien hable con tanta liviandad de un país que está intentando transitar por una vía distinta y que tiene mucha esperanza en lo que puede venir. Además no es el momento para realizar predicciones, hubiese sido más complejo que nuestros parlamentarios hubiesen hecho oídos sordos a lo que sucedió tras el 18-0.
"Entender que la Constitución es el fin es un error, porque siempre las constituciones son ese marco o el camino por el cual tenemos que transitar para que nuestras aspiraciones se puedan concretar".