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realizar el trabajo. ¿Por qué es preocupante? Porque tenemos todavía unos 1.500 casos al día, un número relativamente estable y que parece manejable. Pero si llegamos a tener una nueva curva, como en Europa, esa capacidad de estudio va a tener que aumentar de manera importante y vamos a tener que asignar recursos y personas y ser mucho más precisos en poder encontrar rápido y aislar a los contagios.

-¿Sigue siendo útil el confinamiento?

-El confinamiento siempre sirve. Las cuarentenas nos dan tiempo para rearmarnos, para organizarnos, para que surjan terapias, nuevas vacunas, que es la esperanza que tenemos, pero no es la solución final tampoco. Porque al someter a una población completa o territorio a una cuarentena lo que haces es reducir los contactos entre personas y de ese modo reduces la probabilidad de contagios. Si es que la mantenemos de manera profunda y el tiempo adecuado, es posible controlar el virus. Pero una muy tardía o no lo suficientemente profunda, como ha pasado en casi toda Latinoamérica, no logra el objetivo.

-En Chile las cuarentenas parecen laxas: hay permiso para todo.

-En Chile las cuarentenas fueron tardías, y eso es verdad, y si empezamos a aumentar nuevamente los casos debemos considerar esa experiencia. Tenemos que ser capaces de decretar rápido cuarentenas. Pero quisiera destacar algo, que todas las decisiones se han estado tomando de forma centralizada. Esta es la oportunidad de adecuar las decisiones a nivel local. Es importante que las autoridades locales tengan la posibilidad de decidir con respecto a las medidas de cuarentena, ya sea a nivel regional o comunal, o un tándem de alcaldes con autoridades regionales y no esperar que una persona en una oficina en Santiago, que no conoce el lugar, la cultura, la dinámica social, esté tomando decisiones que probablemente van a ser tardías. Para poder tomar buenas decisiones tempranas hay que estar atentos a las señales de alzas, epidemiológicas, pero también de cómo se está comportando y moviendo la población. Porque una decisión como una cuarentena, tomada tardíamente, termina siendo una medida parcial o incluso con menos efectividad.

-¿Qué indicador hay que considerar para saber que estamos ante una segunda ola?

-Son fundamentales dos cosas: cuánto se testea y cuánto encontramos. Nosotros tenemos una fluctuación pequeña cada día y esta depende de cuánto se testee. Cuando se reportan menos casos es normalmente porque hubo menos testeos. Es importante tener conciencia de que tenemos que ver cuántas personas estamos encontrando. Pero además tenemos que tener claro que los casos que encontramos un día son una imagen del pasado. La persona que se reporta hoy pasó por un proceso de 10 o 14 días. Entonces, es como manejar el auto mirando el retrovisor. Y de ese modo tenemos que ir tomando decisiones respecto del futuro. Si tomamos medidas viendo las cifras de hoy, vamos a estar llegando tarde siempre. Por lo tanto, es importante proyectarse, tomar otras variables que no son tan objetivas. Por eso es importante la participación de las autoridades locales.

-¿Y cómo está nuestro espejo retrovisor? ¿Hoy son confiables los datos?

-El mapa nunca es el territorio. A qué me refiero con esto, a que los datos que nosotros vemos no son necesariamente la realidad, sino una parte de ella. Con los casos que estamos viendo hoy sólo vemos la punta del iceberg: una proporción muy grande, se estima que el 86% de los casos no se detectan por los sistemas de salud porque son o asintomáticos o personas con pocos síntomas. Hay una masa muy grande que puede contagiar y que no detectamos. Si bien se estima que esas personas contagian la mitad que las con síntomas, lo importante es que se trata de una masa tan grande que finalmente es la responsable de la gran mayoría de los casos que terminamos detectando. Es importante tomarlo no como que fuera la realidad absoluta, sino que es un factor más para tomar la decisión de controlar la pandemia. Por ejemplo, en una zona donde hay mala trazabilidad, donde los diagnósticos se están haciendo tardíos y los números de contagios no son muy altos, una autoridad local puede estimar que es una buena decisión aplicar alguna medida restrictiva. En todo el país hay equipos de respuesta epidemiológica, las seremis están capacitadas, el Minsal tiene un programa de capacitación de respuesta rápida epidemiológica que cubre todas las regiones. Por lo tanto, es importante que las autoridades les den las capacidades a las personas que son técnicas para poder asesorarlos de buena manera y puedan tomar buenas decisiones. Porque, digámoslo, finalmente las autoridades son las responsables.

-¿Qué podemos aprender de la segunda ola que se está viviendo en Europa?

-Las segundas olas que estamos viendo se deben a varias cosas. Uno, a que al relajar las medidas aumentan las probabilidades de contagio. Todos los países que han comenzado a relajar las medidas a las semanas o meses después han encontrado un aumento de casos. Lo otro, cuando comenzó la temporada de colegios también comenzó un aumento de contagios. Hay que estar atentos con eso.

-¿Entonces no hay que reabrir los colegios?

-No estoy diciendo que no se abran los colegios, sino que si se abren tienen que aplicarse protocolos muy muy estrictos y estar muy atentos para reaccionar rápido en cuanto a controlar los posibles brotes. Tienen que tener muy claro que siempre hay un riesgo. No hay actividades de riesgo cero. Se ha visto que el Mineduc y los colegios han puesto el foco en la prevención. Y eso está bien, con un aforo reducido en las salas, ventilación, lavado de manos, mascarillas, algunas medidas como horarios diferidos, medición de temperatura a alumnos, profesores, administrativos y auxiliares. Pero hay que estar conscientes de que las medidas que se tomen y que ojalá sean planes acordados por todos los estamentos, con la comunidad educativa, tienen que ir necesariamente con un plan de acción que sea rápido, eficiente y que incluyan las medidas y formas de comunicación que van a tener cuando ocurra un caso. También tiene que estar claro qué hacer con un caso positivo dentro del colegio. Qué van a hacer, cómo van a avisar, ¿van a someter a cuarentena a todo el colegio? ¿Van a avisarle al grupo del curso, a los profesores? Hay que mantener la trazabilidad, saber dónde están cada uno de los funcionarios y estudiantes para poder generar estas medidas rápidas. Lo importante es básicamente poder actuar rápidamente y encontrar a los 20 o 50 contactos que tuvo el contagiado durante las últimas 2 semanas y someterlas a cuarentena y evitar que esas personas estén en contactos con otros. Esto es cortar rápido la cadena de transmisión: es un juego de velocidad y eficiencia para encontrar rápidamente a los contactos. Esto ha sido algo que he echado de menos en la discusión.

-Hay mucha esperanza puesta en que la vacuna permita volver a la normalidad. Pero acaba de decir que no es la solución final. ¿Por qué?

-Hay que ponerse en escenarios. Las vacunas se demoran y no sabemos qué tan efectivas van a ser. Puede ser que tengamos una fantástica que nos prevenga la enfermedad y los contagios. Y ese es un buen escenario, pero no sabemos si eso va a ser posible. Pero también puede ser que la vacuna sirva sólo para evitar la muerte en los grupos de mayor riesgo o que no sea tan efectiva o parcialmente efectiva. Además, es importante recalcar que va a ser difícil que esté disponible para todo el mundo de manera inmediata. Es probable que a nivel a mundial los países prioricen a los grupos de mayor riesgo, como tercera edad o enfermos crónicos. Cualquiera de estos escenarios, el mejor o el peor, va a significar necesariamente mantener las medidas de lavado de manos, uso de mascarillas, distancia social, mantener la teleeducación y el teletrabajo lo máximo posible. Esto nos va a acompañar probablemente por todo el 2021 o una buena parte del próximo año. No hay una bala de plata, hay esfuerzos colectivos y muchas medidas que tenemos que tomar para poder controlar esta pandemia. Y es el escenario que tenemos para el próximo año. Ojalá salga una vacuna y un tratamiento que sean efectivos, pero una vacuna o un tratamiento efectivo para cortar la cadena de transmisión es una probabilidad, no una certeza. Por lo tanto, hay que estar conscientes de que no va a cambiar mucho la forma en que estamos viviendo durante gran parte del 2021.

-¿Hay algún modelo para fijarse?

-Son básicamente dos, con líneas distintas, pero eficientes. Uno es Nueva Zelanda, que actuó rápido y profundo aislando el virus y reduciendo la velocidad de propagación desde el inicio. El otro es Corea (del Sur), con un sistema de trazabilidad muy eficiente que ha generado un control temprano de la patología. A pesar de tener muchos casos, de forma temprana lograron cortar la cadena de transmisión. Tal vez podríamos poner también a China, que en un principio actuó un poco tarde, pero luego hicieron cuarentenas por mucho tiempo y de forma profunda. Eso demostró que sirve para controlar la enfermedad. El mejor escenario que podríamos tener es que estamos más preparados para eso, hemos aprendido. Tenemos que actuar rápido, pero hay que dar la posibilidad de que se tomen medidas a nivel local, para evitar el retraso de la toma de decisiones de un nivel tan centralizado como es en Chile.

el doctor garcía dice que el lavado de manos, el uso de la mascarilla y el distanciamiento nos acompañarán tal vez por todo el 2021.

"Es importante que las autoridades locales puedan decidir con respecto a las medidas de cuarentena, ya sea a nivel regional o comunal, o un tándem de alcaldes con autoridades regionales".

"Al relajar las medidas aumentan las probabilidades de contagio. Todos los países que han comenzado a relajar las medidas a las semanas o meses después han encontrado un aumento de casos".