Correo
Pensionados sin aguinaldos
Gobierno y autoridades han informado que pensionadas y pensionados cobrarán aguinaldos en diciembre 2020. En caso de las AFP, estas pagarán $ 23.081 por cuenta del Estado solo a quienes reciban el aporte solidario o bonos de invierno.
Se estima que más de un millón de adultos mayores no tienen beneficio estatal, por tanto, no podrán cobrar aguinaldos de Navidad. En mi caso, desde el 2009 a 2020 (12 años), no he recibido aguinaldos de Fiestas Patrias y Navidad (cinco años de cesantía y siete como jubilado de AFP).
No somos carga de nadie, ni del Estado o AFP; los $ 23.081 que nos niegan, puede descontarse de nuestros ahorros.
Los fondos que están en las AFP son producto de muchos años de nuestro trabajo y nos pertenecen, entonces, el gobierno y las autoridades políticas, debieran considerarnos. Pensionados y clase media, se mencionan en discursos, con promesas de mejorarles sus ingresos; pero ¿cuánto tiempo más se debe esperar?
En la Biblia se lee: "Esperanza que tarda entristece el corazón" (Proverbios 13, 12).
Derico Cofré Catril
¿Y el escaño reservado para la señora Juanita?
Hasta el momento que escribo esta columna, sigue la discusión por los escaños reservados para los pueblos originarios, pero empieza la de eventuales cupo para afrodescendientes, lo que lleva a reflexionar.
Todo el derecho, pero todo el derecho, con los argumentos conocidos, es la opción de entregar escaños a los pueblos originarios, y tal vez también a los afrodescendientes, pero... ¿No tendrían también el derecho a escaños reservados y los consiguientes sólidos argumentos, para poder defender sus derechos, en los contenidos de una nueva constitución, otros grupos, de también muy chilenos?
Por nombrar algunos, sin orden preestablecido, los profesores, los funcionarios de la salud, los bomberos, los evangélicos, los ateos, los científicos, los empleados de la construcción, los profesionales cesantes, los enfermos crónicos, los que esperan ser operados, empresarios y empleados de la movilización colectiva, los músicos, los dueños de restaurantes, los emprendedores, funcionarios judiciales, colegios profesionales, la verdad que podría seguir enumerando, pero haciendo raya para la suma, todos, absolutamente todos, y basado en que todos los chilenos son iguales, tienen todo el derecho de solicitar ser incluidos, entre los que sean beneficiados con escaños reservados.
Muchos dirán, pero esto es una chacota, es verdad, pero no sería mejor, el poner a disposición de todos estos grupos, todos los medios posibles, para que sus miembros se prepararan adecuadamente en estas materias, como procesos electorales, leyes, contenidos constitucionales, etcétera, y finalmente compitieran de igual a igual, propuestas contra propuestas, para ser elegidos por sus méritos personales y no solo por pertenecer a un grupo o etnia determinada, con toda seguridad, se sentirían más empoderados en sus escaños, cuando todo indica que las chilenas y los chilenos, cuando tienen todas las oportunidades de prepararse para progresar, obtienen lo que se proponen, y así entrar, en donde se lo propongan, por la puerta y no por la ventana.
"No le regales pescado, enséñales a pescar".
Luis Enrique Soler Milla
Necesidades ante una segunda ola
El ministro de Salud augura contextos más complejos en lo que respecta a la evolución de la pandemia y la llegada de la "segunda ola". Proyecta que en el peor escenario se podrían superar los 9 mil casos diarios de contagio, llegándose a necesitar 4.562 camas UCI.
Estos pacientes requerirán un equipo de salud que esté muy bien preparado física y emocionalmente para responder a las demandas de atención y bien es conocido que llevan meses trabajando extensas jornadas, con mucha presión asistencial, y con un estrés mental que ha debilitado la salud de muchos, sin contar además, las bajas producidas por contraer el covid-19.
Todo esto hace necesario sugerir que el plan de contingencia planteado por el ministro, aborde también el cómo apoyar al personal de salud para que esté psicológicamente preparado para sobrellevar este segundo brote, teniendo en cuenta que quizás la sustitución de los más cansados puede llegar a ser una tarea muy difícil para las instituciones de salud, más aún cuando un importante número de internos de enfermería, entre otros estudiantes del áreas de la salud de todo el país, no han logrado terminar sus carreras por la imposibilidad de entrar a los campos clínicos y concretar sus horas prácticas que los habilitarían como profesionales.
Creemos que es imperativo contener y apoyar a ese personal que sigue en el fragor de la batalla con medidas de sostén psicológicas que los ayuden a seguir de pie.
Araceli Echeverría Bickel, Universidad de los Andes