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A 10 años de los Principios
A diez años desde la enunciación de los Principios Rectores de Derechos Humanos de la ONU, las máximas autoridades de la organización, coinciden en que para reconstruir la sociedad post pandemia, los derechos de las personas deben ser el eje fundamental de la reestructuración social. El covid-19, sin duda ha transformado nuestra realidad y ha develado la fragilidad de nuestro modelo de sociedad, incitándonos a repensarlo.
Según reportes de diferentes agencias de la ONU, la crisis sanitaria y sus consecuencias, han provocado la profundización de la pobreza, el aumento de las desigualdades, la discriminación estructural y han mostrado brechas en la protección de los derechos humanos. La Agenda 2030 ya había determinado, en su preámbulo, que los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y las 169 metas debían hacer realidad los derechos de todas las personas, y estableció como fundamento, la Declaración Universal de los Derechos Humanos y los tratados internacionales en esta materia.
El Instituto Danés para los Derechos Humanos, afirma que un 92% de las metas de los ODS (156 de las 169) están incluidas dentro de los tratados internacionales de derechos humanos y que, por tanto, sin la implementación de estos tratados, las metas de los ODS simplemente no se podrían lograr.
La conexión entre ambos marcos es incuestionable, por ello, Naciones Unidas llama a los estados, a las organizaciones de la sociedad civil, a las empresas, al mundo académico y al resto de actores, a definir estrategias y tomar acciones decididas de contribución a los ODS, considerando siempre un enfoque de derechos.
A lo largo del siglo XX y XXI, las empresas han ido alcanzando cuotas de poder que ya superan en muchos casos a las de los gobiernos; actualmente el valor económico de las 10 multinacionales más importantes del mundo es comparable al producto interior bruto de los 180 países más pequeños del planeta, entre ellos Irlanda, Colombia, Grecia o Sudáfrica. Por eso, es tan importante el rol de las compañías en esta materia.
No obstante, según datos del Pacto Global de Naciones Unidas, alrededor de un 91% de las empresas adheridas a la iniciativa cuentan con políticas o prácticas en materia de derechos humanos, y un 46% lleva a cabo formación para sus colaboradores, en la temática. A nivel gubernamental, solo hay 22 países en el mundo, entre los cuales se encuentra Chile, que cuentan con un Plan Nacional de Derechos Humanos, de un total de 193 países que forman parte de las Naciones Unidas, es decir, solo el 11% de estos han hecho esfuerzos por impulsar los Principios Rectores. El PNDH, coordinado por la Subsecretaría de Derechos Humanos, cuenta con más de 600 acciones comprometidas por distintas reparticiones públicas, orientadas al respeto, promoción y protección de los derechos humanos.
A diez años de la definición de los Principios Rectores, con sus conceptos de proteger, respetar y remediar, las empresas han comprendido el rol que les compete, han elaborado políticas y algunas han llevado a cabo un proceso de debida diligencia, pero aún queda mucho camino donde se requiere seguir avanzando. Sin duda, las personas y sus derechos deben estar al frente y ser el centro de la respuesta a la recuperación sostenible.
Margarita Ducci directora ejecutiva Pacto Global Chile, ONU
El eclipse
Un año nefasto, terrible, doloroso, olvidable, como lo fue el 2020, no pudo tener un mejor cierre que el triste espectáculo del aguacero del 14 de diciembre, la fecha más eperada en año en La Araucanía.
Nos tocaba -por fin- un evento enorme, mundial, cósmico, como lo era el eclipse solar total y que tendría a nuestra Región como privilegiada, y donde se habían armado grandes proyecciones, obviamente antes de la pandemia. Se barajaban miles y miles de personas llegando a raudales a la zona costera, a la zona lacustre, a Temuco y Padre Las Casas, moviendo como pocas veces al turismo, al comercio, al transporte, en resumen, a economía regional.
Pero llegó la pandemia y ese fue el primer golpe a las expectativas. Nos llenamos de restricciones, de cuarentenas, de cordones sanitarios, y finalmente ya desde inicios de año comenzaron a hacerse cálculos. ¿En qué fase estaremos? ¿Se podrá viajar dentro de la Región?
El golpe final lo dio la misma naturaleza. La Araucanía, el lugar privilegiado para ver el eclipse, finalmente fue prácticamente el único lugar del país donde no se vio.
Hoy, que ya dejamos atrás este terrible 2020, solo queda esperar que este 2021 sea mejor en todo sentido. Ya no habrá otro eclipse, pero nos conformamos con que las vacunas nos devuelvan nuestra vida anterior, que quizá no era la mejor vida del mundo, pero al menos no era necesario andar con mascarilla, evitando los abrazos.
Pía Jara