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El maestro que enseña con Spotify

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1 -¿De qué se trata "Rubato", el libro que acaba de publicar? -Este es un libro escrito con la intención de invitar al lector a emprender un viaje por el mundo de una música muchas veces considerada lejana, o peor aún, anacrónica. Todo esto nace desde mi propio entusiasmo por entusiasmar y está dirigido a un público lo más transversal posible. Tanto a neófitos, como a asiduos. Mi invitación es a leerlo, a escuchar la playlist de Spotify que sugiero a medida que van apareciendo mencionados los títulos y, sobretodo, a disfrutarlo sin temor. En última instancia es una invitación a sentirse parte de la universalidad del Arte.

2 -¿Qué es "rubato", un concepto, un recurso? ¿Se puede aplicar a la vida? -Rubato viene del italiano "rubare", que quiere decir robar. En la música se aplica y tiene que ver con un recurso interpretativo donde se le "roba" tiempo a la música de la pieza que se interpreta, haciéndola levemente más lenta por un instante para enfatizar una idea. Luego de esto, la música de la pieza se acelera para recuperar lo "robado". Desde lo poético, yo diría que efectivamente se puede aplicar a la vida. Y sería algo así como detenernos para apreciar ese instante especial, atesorarlo y después volver a la pulsación de lo cotidiano.

3 -Hasta ahora, ¿cómo se perfila el gusto musical de su hijo? -Andrea es un niño muy curioso e imaginativo. Le gusta mucho cantar, ya ha tenido clases de piano y algunas de violín. La música es parte de su día a día pero por mi parte, me voy sin mayor pretensión. Que sea lo que él decida, lo que le hace feliz. El arte es una herramienta indispensable en la infancia. Desarrolla personas llenas de empatía, imaginación, sensibilidad, perseverancia y disciplina. Más allá del rumbo que tome cada vida, el contacto regular con el Arte deja una huella imborrable que se arraiga en la forma en que nos relacionamos con el mundo.


En resumen

"Rubato. Procesos musicales y una playlist personal" (La Pollera) es una carta abierta a Andrea, hijo de Paolo Bortolameolli, Director Asociado de la Filarmónica de los Ángeles (LAPhil), Principal Director Invitado Filarmónica de Santiago (Santiago).

Bortolameolli enseña las grandes piezas musicales que marcaron su vida.

3 preguntas

Marco Borrelli

La anti-guía rabiosa de Fran Lebowitz en Nueva York

En la serie documental "Pretend It's a City" (Netflix) Martin Scorsese disecciona la ciudad a través de los ácidos comentarios de la escritora.
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Fran Lebowitz nunca hizo el bat mizvah. Se definió como atea en contra de las expectativas religiosas de su familia. Fue expulsada de varios colegios. Padeció las exigencias académicas y encontró en los libros una salvación. También, en intelectuales mediáticos que buscaban provocar a través de la televisión como James Baldwin o Gore Vidal. A los 19 años se mudó a Nueva York. Trabajó como empleada de limpieza, taxista y escritora de pornografía por encargo. Hasta que comenzó a escribir para revistas como "Changes", "Mademoiselle" e "Interview", de Andy Warhol. Publicó libros sarcásticos como "Metropolitan Life" y "Social Studies", fue amiga de celebridades de la talla del jazzista Charles Mingus y del fotógrafo Robert Mapplethorpe, y comenzó a aparecer en programas de alta sintonía. Con los años, y tras un largo bloqueo creativo, Lebowitz volvió a la opinión pública, convertida ahora en una anciana excéntrica que disecciona con corrosión y humor el mundo contemporáneo.

Martin Scorsese, quien hizo un documental sobre Lebowitz hace más de una década ("Public Speaking, de 2010), vuelve ahora a ella en "Pretend It's a City", serie documental de Netflix que funciona como una nueva vitrina para el sarcasmo de la escritora y, al mismo tiempo, como una suerte de anti-guía de Nueva York, ciudad idealizada por el cine que la autora se dedica a demoler en las conversaciones públicas y privadas que mantiene con el director de "Taxi Driver".

Las diatribas de Lebowitz apuntan a asuntos como el uso de celulares, las incomodidades del transporte público ("si fuese alcaldesa clausuraría el metro", asegura en un momento), el mal gusto de nuevas torres de edificios que imitan a las de Dubái, la tendencia neoyorquina a cargar mats de yoga por las calles ("no me gusta ver a estas personas caminando con estas alfombras. Es terrible"), la velocidad de los taxis ("todos los taxistas están locos. Manejan a ocho millones de millas por hora. No te escuchan. Cuando era joven tenía que inventar que estaba embarazada"), las paradojas de los jets privados ("¿cuál es el sentido de tener un avión privado si otra persona está a bordo? La gente pregunta: ¿no te gustaría que tus amigos estuviesen ahí? No. Por supuesto que no") y la escritura profesional ("yo amaba escribir hasta que tuve que hacerlo por dinero"), entre otros asuntos.

De la estirpe de observadores sociales como Truman Capote o Norman Mailer, Lebowitz solo se muestra elogiosa cuando recuerda a la Nueva York sucia e inhóspita del pasado, cuando los New York Dolls tocaban en The Mercer Arts Center (edificio que un día colapsó por descuido) y se podía vivir en libertad. "Una de las razones por las que la gente de nuestra edad vino a Nueva York si era gay era porque era gay. Ahora puedes ser gay en cualquier lugar. Vinimos aquí porque no se podía vivir en esos lugares. Eso creó una densidad de homosexuales enojados, lo que siempre es bueno para una ciudad", lanza en un momento.

Scorsese combina esas conversaciones con material de archivo -desde Charles Mingus tocando su contrabajo hasta Serge Gainsbourg quemando un billete en televisión- y artefactos lúdicos como una maqueta de Manhattan que Lebowitz recorre en medio de su disección analítica. "Pretend It's a City" tiene la frescura que el streaming necesita y es, a la vez, un extensión del panóptico audiovisual de Nueva York que el cineasta ha venido construyendo desde su ópera prima. Un grato pasatiempo que nos permite reflexionar sobre los absurdos de la vida contemporánea.

En la serie, Fran Lebowitz divaga sobre los excesos de Nueva York y Scorsese ríe sin parar.


En resumen

"Pretend It's a City" es el segundo trabajo de Martin Scorsese sobre la escritora Fran Lebowitz después del documental "Public Speaking" (2010).

Por Andrés Nazarala R.

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