"Si ni el Presidente convoca y nadie le cree a nadie, es mejor que venga la ONU"
El senador Francisco Huenchumilla (76 años, DC) es tajante: el recrudecimiento del clima de violencia y el aumento de los actos de recuperación territorial por parte de comunidades mapuches tienen como gran fundamento que el Gobierno del Presidente Sebastián Piñera "dejó de lado la agenda indígena" y generó "una sensación de desconfianza, de olvido y de abandono que llevó a la gente a tomar otro tipo de acciones".
El parlamentario de La Araucanía es crítico con el manejo de crisis que ha hecho el Gobierno y, por lo mismo, desliza dos ideas claves. La primera, que si el tráfico de marihuana es "lo que está agudizando el problema" en la Región, entonces hay que avanzan en legalizar la marihuana. Y lo segundo, es que "como el Presidente no tiene poder de convocar a ningún acuerdo" por "nula confianza", entonces es necesario que Naciones Unidas (ONU) intervenga como actor neutral y mediador en el conflicto local.
- ¿Qué opinión tiene del manejo que ha hecho el Gobierno en esta crisis y qué le parece lo de aplicar "Estado de Sitio"?
-- El Gobierno del Presidente Piñera dejó el tema indígena de lado. Lo que se venía trabajando con el ministro Moreno se fracturó con la imposición del Comando Jungla y finalmente se derrumbó por completo con la muerte de Camilo Catrillanca. Desde entonces, le han intentado dejar a Carabineros la solución del conflicto político, siendo que están pasando por la peor crisis institucional de su historia, entre fraudes y montajes. Esto no es nuevo, ningún gobierno anterior ha dispuesto una mesa real, ha dicho "hablemos de las tierras" y ha puesto las cartas sobre la mesa. Hay voces políticas y gremialistas que quieren que las Fuerzas Armadas intervengan en La Araucanía con Estado de Sitio. Yo les dijo francamente, si creen que matando mapuches se acabará el problema, están en un profundo error y cometiendo una irresponsabilidad al solo pensar en mandar al Ejército, otra vez, a hacer el trabajo sucio, matando y torturando gente.
- Senador, mucho se ha dicho en estos últimos siete días respecto a la situación actual del conflicto en La Araucanía. Desde su punto de vista, ¿en qué punto histórico de este conflicto estamos?
- Estamos ante el definitivo fracaso de la clase política chilena. Esta semana marcó la incapacidad de la política nacional ante esta situación. Nadie ha estado a la altura de lo que se necesita, nadie es capaz de enfrentarlo. Lo que me preocupa aún más es que este fracaso no solo se manifiesta en La Araucanía, sino en temas más complejos como las futuras elecciones y la próxima Convención Constituyente. Estamos llenos de personalismos, individualismos y divisiones, debates de poca monta, que no entran en temas de fondo. No hay liderazgos claros para enfrentar situaciones difíciles como las que hay en nuestra Región. Eso me tiene decepcionado. Creo que ese estallido social que se calmó con la esperanza de un nuevo Chile, a partir de una nueva Constitución, está atento a volver a despertar si en la Convención no hay acuerdos claros hacia una salida histórica de fondo. Tengo esperanza en que la gente elija bien y que los escaños indígenas reservados le pongan un sabor distinto a esto. Hay un millón 250 mil votantes eventuales indígenas. Son un factor desequilibrante en materia electoral, pero parece que ni con eso la clase política le ha tomado el peso y la importancia que merecen.
- ¿Por qué considera que la ONU debería intervenir para propiciar una negociación de paz?
- Parto desde la base de que en La Araucanía nadie le cree a nadie y nadie conversa con nadie, nadie negociaría con nadie porque no hay credibilidad ni confianza entre ningún actor. Nadie le cree al Gobierno, ni a los políticos, ni a los Carabineros, ni a la PDI, ni a los agricultores, ni a los mapuches, entonces nadie es capaz de convocar a ninguna mesa de conversación para una salida. Ahí, yo digo, busquemos un tercero neutral. Porque si ni el propio Presidente, como jefe de Estado, tiene el poder para convocar a sus ciudadanos, y el resto de las autoridades o instituciones tampoco, entonces convoquemos a un tercero neutral. La ONU tiene un departamento para negociaciones, entonces pidamos ayuda a un garante de parcialidad, neutralidad, para conversar adecuadamente y de buena fe. Para llamar a la ONU se requiere liderazgo, convencimiento y ejercicio de poder. Por lo mismo, debo decir que tengo mis dudas de que lo que propongo acontezca de verdad.