Correo
No es cuándo sino cómo; no es por qué sino para qué
Se ha tensionado el debate respecto al regreso a clases. Posiciones hegemónicas, voces extremistas y también, voces apagadas queriendo aportar están a la base de la discusión que se ha trivializado.
Está más que documentado lo urgente que se hace el regreso a clases. La necesidad de los pequeños y pequeñas de aprender en un espacio que propende la estimulación, acceso a alimentación diaria y un ambiente propicio para dar fundamento a un cerebro listo para el aprendizaje revelan la importancia del hecho.
Se reconoce el esfuerzo del gobierno de disponer y hacer accesible el derecho a la educación. ¿Pero qué falta ahora? Debiésemos focalizar en las necesidades de aprendizaje de nuestros estudiantes. Si los niños y niñas están primero, ¿por qué no cambiamos de paradigma y educamos por ellos y para ellos en lugar de caer en polémicas y cambiar el foco a la importancia de la calidad de la educación que los adultos debemos modelar en debates como éste? Si todos sabemos lo anterior, ¿por qué no ampliar los límites de la discusión? El debate debiera elevarse a otros aspectos.
Si vamos a volver que sea renovados. No con viejos currículos. No con metodologías de enseñanza basadas en la disciplina y no en lo pedagógico. No buscar tributar exclusivamente a pruebas estandarizadas (considerando que planificamos desde la diferencia e individualidad) y sobretodo, cambiando nuestro vocabulario desde el trabajo individual competitivo al trabajo colaborativo efectivo: no desde palabras declarativas únicamente, sino desde proyectos articulados, aulas abiertas, que apunten a dinamizar habilidades superiores, abordando el aprendizaje desde la multiplicidad de formas que adquiere el conocimiento.
Esta manera de hacer educación, que atraviesa nuestras prácticas cotidianas, las podemos transformar. Profundicemos en cómo, no en cuándo; pasemos desde el por qué al para qué: así llegaremos a entender que los propósitos deben tributar al desarrollo integral de nuestros queridos estudiantes.
Luis Humberto Millaleo Millaleo, profesor Lenguaje Liceo Arturo Valenzuela. Los Laureles-Cunco
El Estado contra nuestra dignidad
En el contexto del estallido social, se asoció el concepto de dignidad humana al de los servicios que propicia el Estado. Aunque la dignidad es un estatus que se reconoce en cada individuo en tanto sujeto de derechos, no procede definirla en virtud de las prestaciones que un ciudadano pueda recibir, sino que es un valor intrínseco.
Sin embargo, hay un aspecto que sí se debe conceder a esta demanda de la ciudadanía por mayor dignidad. Y es que cuando el servicio o bien estatal otorgado no es el adecuado o el básicamente requerido, efectivamente existe una violencia directa hacia la dignidad de la persona. Es decir, si se deben esperar tres años para recibir una atención médica en el sistema público de salud, estamos frente a un hecho altamente vulnerador. Cuando vemos que el noventa por ciento de los chilenos se encuentra en Fonasa y un 80% de los estudiantes asiste a establecimientos con financiamiento estatal, logramos entonces identificar a quién realmente nos ha proporcionado un trato indigno. Definitivamente el Estado no es un buen proveedor de servicios. El estallido social lo dejó claramente al descubierto. Se requiere, por tanto, restarle atribuciones al Estado en materias de salud y educación, para dar lugar al amplio y diverso sector privado. Propender una mayor colaboración entre el sector público - privado es la ruta hacia la cual debe transitar el país si realmente deseamos que las largas esperas de los hospitales se acaben y que la educación deje de reducirse a un modelo del siglo pasado. Como bien lo dijera Fréderic Bastiat: "El peor monopolio de todos es el del Estado sobre la educación". Creo que los chilenos hemos comprendido esta lección muy bien, no obstante, aún perduran aquellos que solo piensan en resolver los problemas mediante el fracasado monopolio estatal.
Esperamos que los chilenos sepan elegir el camino de la colaboración social, de la integración y de la libertad, en las nuevas elecciones del mes de abril.
Felipe Martínez Reyes, candidato a la Convención Constitucional por el distrito 22, Araucanía norte
Nada se ha ganado
Sigue mucha gente transitando en el centro de Temuco, como si la vacuna ya hubiera transformado en inmunes a todo a quienes la recibieron. Aquí nada se ha ganado, el covid no se ha ido, no transformemos esta pandemia en algo peor.
Paloma Soto