La ciudadanía sigue desconfiando

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El relato de las autoridades no termina de convencer a la sociedad civil ni menos a los habitantes de la prefectura, que pierde población desde 2011 y sigue arrastrando el estigma nuclear. El temor a la radiactividad es una de las principales razones por las que en torno a la mitad de las más de 36.000 personas que siguen desplazadas por la crisis atómica no tienen deseos de volver aunque se levante la prohibición, junto a la incertidumbre sobre el desmantelamiento de la central.