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Recorrido por la vida de Napoleón en el bicentenario de su muerte

Una de las muestras conmemorativas más importantes se encuentra en Bélgica y este es un adelanto del recorrido por 3.000 metros cuadrados donde se pueden observar desde el pijama del emperador hasta una guillotina.
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Doscientos años después de la muerte de Napoleón Bonaparte, su obra y figura siguen atrayendo a las nuevas generaciones que podrán adentrarse en la primera parte del XIX para hacer un recorrido por los momentos más destacados de la vida del emperador en la exposición "Napoleón, más allá del mito", en la ciudad de Lieja, Bélgica.

El pijama de Napoleón, su bañera y sus joyas son algunas de las más de 300 piezas originales, de valor incalculable, que se exponen en el museo de la estación Liège-Guillemins, en una escenografía repartida en 3.000 metros cuadrados.

Si se le pregunta al administrador delegado de la exposición, Alain Mager, una de las piezas más importantes en la muestra es la espada imperial, "realizada expresamente para la ceremonia de consagración" de Napoleón.

El recorrido avanza por las etapas más relevantes de la vida del emperador, desde sus últimos años de exilio en la isla Santa Elena, donde murió el 15 de mayo de 1821, hasta su época de esplendor con su coronación, pasando por los periodos de la Revolución Francesa y las guerras napoleónicas.

Los visitantes viajan en el tiempo dos siglos atrás al adentrarse en un campamento militar y su puesto de mando, así como para ver la sangre caer desde una guillotina de hierro original de la época.

Ese artilugio ha sido conservado por el empresario y mecenas francés Bruno Ledoux, propietario de una de las mayores colecciones privadas del mundo dedicadas a la Revolución Francesa y Napoleón, así como la Primera y Segunda Guerra Mundial, quien proporcionó diversos objetos para esta exposición.

"Napoleón es un personaje controvertido, hay gente a quien le gusta y a otros no tanto", señaló Mager, por lo que los organizadores decidieron que la exposición tenga un enfoque objetivo y crítico, sin glorificar la imagen de Napoleón, ya que lo que buscan es mostrarlo tal y como era.

Napoleón "organizó la vida en sociedad y ha dejado una herencia importante", con la creación del código civil, el catastro y el banco de Francia, entre otras aportaciones, dijo Mager.

La ambición de Napoleón por las riquezas y la ostentosidad se pone de relieve en algunos objetos como una cerradura que llevaba su inicial, así como una bañera con una gran N grabada, que le regalaron en Lieja en una de sus dos visitas a la ciudad belga.

Esta muestra será una de las conmemoraciones más importantes del bicentenario de la muerte de Napoleón en Bélgica, precisamente en donde fue derrotado en la batalla de Waterloo en 1815, señaló la encargada de la gestión de la exposición, Rosabella Sánchez.

La exhibición "Napoleón, más allá del mito" estará abierta al público hasta el 9 de enero de 2022 en la estación de Liège-Guillemins, diseñada por el arquitecto español Santiago Calatrava e inaugurada en 2009.

Museo en tiempos covid

"Cada hora entran cuarenta personas" a la exposición, señaló Sánchez, que aseguró que el museo ha implementado las medidas de seguridad necesarias, como el uso obligatorio de mascarillas y mantener un único sentido en el recorrido para evitar aglomeraciones.

Aparte, la actitud de los visitantes también ha cambiado y "ahora son más pacientes y respetan las distancias", comentó Sánchez y puntualizó que las personas tienen ganas de salir y visitar un museo, ya que es una de las pocas actividades culturales permitidas durante el mes de abril en Bélgica debido a las severas restricciones para frenar los contagios de covid-19.

Durante el primer fin de semana, el 3 y 4 de abril, la muestra recibió a unos 800 visitantes, frente a las cerca de 1.500 personas que antes de la pandemia podían entrar en un día este museo enclavado en la estación de tren de Lieja.

algunas piezas de la exposición "Napoléon", más allá del mito", en el museo de la estación Liège-Guillemins de Lieja, Bélgica.

sable de napoléon de la batalla de austerlitz. se exhibe parís.

En bélgica hay más de 300 piezas originales, incluyendo pijama, bañera y joyas de napoleón.

lecho de muerte de napoleón en otra muestra en parís.

pieza que se exhibe en lieja.

¿Está escrito en el rostro nuestra conducta? La ciencia dice que no

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Un equipo de científicos identificó 76 regiones del genoma que dan forma tanto al rostro humano como al cerebro, pero no encontraron evidencia de que esta superposición genética prediga también los rasgos conductuales y cognitivos o el riesgo de padecer enfermedades como el alzhéimer.

El hallazgo, dicen los autores, ayuda a desmentir afirmaciones pseudocientíficas sobre lo que la cara podría revelar de nosotros.

El equipo dirigido por la Universidad Católica de Lovaina y Stanford Medicine, entre otros, utilizó datos del Biobanco del Reino Unido, una base de la que analizaron las resonancias magnéticas cerebrales e información genética de 20.000 individuos.

Según el investigador Peter Claes, uno de los firmantes del trabajo, ya había indicios de una relación genética entre la forma de nuestra cara y la de nuestro cerebro, pero esta constatación se basaba en la investigación en organismos modelo y en el conocimiento clínico de enfermedades extremadamente raras.

Por eso, "nos propusimos trazar un mapa del vínculo genético entre la cara de los individuos y la forma del cerebro de manera mucho más amplia", detalla el científico.

El equipo usó una metodología que ya habían empleado: el análisis de imágenes en 3D de rostros y la relación de varios puntos concretos con información genética. Así, identificaron 472 zonas del genoma que influyen en la forma del cerebro, de las que 351 no se habían comunicado antes, y vieron que hasta 76 regiones genéticas que predicen la forma del cerebro ya se habían encontrado previamente vinculadas a la forma de la cara.

Según los autores, "esto hace que el vínculo genético entre la cara y la forma del cerebro sea convincente".

"Nos sorprendió encontrar 76 regiones genéticas que afectan tanto a la forma de la cara como del cerebro en la población humana", señala Joanna Wysocka, de Stanford Medicine, y recalca que "nada en nuestros datos sugiere que sea posible predecir el comportamiento, la función cognitiva o los trastornos neuropsiquiátricos como la esquizofrenia simplemente mirando la cara de una persona".

Incluso con tecnologías avanzadas, "es imposible predecir el comportamiento de alguien basándose en sus rasgos faciales", resumen los autores.

"Nuestros resultados confirman que no hay pruebas genéticas de una relación entre la cara de alguien y el comportamiento de ese individuo. Nos desmarcamos explícitamente de las afirmaciones pseudocientíficas en sentido contrario", indica Claes.

Por ejemplo, "algunas personas afirman que pueden detectar tendencias agresivas en los rostros mediante la inteligencia artificial, pero estos proyectos no sólo son totalmente contrarios a la ética, sino que carecen de fundamento científico".

el estudio utilizó información de 20.000 individuos.