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"Siempre he apoyado el matrimonio igualitario y he planteado que tiene que ser con adopción"

El abanderado cuenta lo bueno y lo malo de la campaña y aborda su plan para un eventual Gobierno suyo, con un Chile sin isapres, regiones económicamente descentralizadas y con renta mínima garantizada de 400 mil pesos.
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Mientras se desarrolla la votación en la segunda vuelta para elegir gobernadores, el ex ministro de Hacienda y candidato presidencial de Evópoli, Ignacio Briones, ha comenzado también a presentar su propuesta de descentralización mediante encuentros abiertos telemáticos. Sostiene que su campaña tiene como uno de sus ejes fundamentales la descentralización. Pero, por supuesto, también está enfocada a enfrentar las primarias presidenciales de su coalición, Chile Vamos, el 18 de julio.

A ratos, la disputa más encendida parece darse justamente allí, en su propio sector, donde propuestas como la urgencia del matrimonio igualitario o retiros no ya del 10%, sino del 100% de los fondos previsionales, parecen dividir aún más a los candidatos en disputa.

Briones dice estar confiado en sus posibilidades y en su capacidad para generar acuerdos para hacer frente a lo que considera "un nuevo ciclo político".

Aunque hay quienes le reprochan haber sido cicatero, como ministro, con el Ingreso Familiar de Emergencia, él considera que era lo que entonces se podía hacer y lo que se había acordado para poder lograr nuevos apoyos posteriores.

-¿Qué es lo mejor y qué es lo peor de ser candidato?

-Lo mejor, las personas, estar en contacto con la gente. Es mi primera candidatura y el poder conversar, escuchar y exponerse a la crítica también me recuerda a mis años como profesor universitario que era en lo que estaba hace dos años. También darse cuenta que las personas quieren ir para adelante y no seguir tironeadas por izquierda y derecha y, por lo tanto, que hay bastantes coincidencias con lo que nosotros estamos plantando. Y lo peor de ser candidato, es darse cuenta que la lógica de la vieja política, es decir, aquella que le interesa sólo a los políticos y que no pone a las personas en el centro, sigue muy instalada. Ojalá que cambie.

-¿Es más virulenta la disputa con los opositores al Gobierno o con los de su propia coalición?, ¿ha tomado clases de esgrima para lo que viene?

-No sé si serían clases de esgrima las que tomaría. Prefiero seguir trotando con mi hijo en el cerro y ejercitarme para enfrentar la real disputa de mi candidatura que es con los extremos, los que representa, por ejemplo, el PC y Daniel Jadue. Los extremos son siempre virulentos y se enfrentan con convicción, con argumentos y con propuestas. Pero con propuestas en serio, que planteen cambios profundos, pero que sean realistas, sin saltos al vacío, que sean justas en el tiempo, no sólo para una generación, si no para las que vienen, además con una palanca muy potente de justicia social, anclada en la libertad que es lo que estamos planteando.

-¿Qué lo diferencia de sus contendores de su propio sector?

-Respecto a mis contendores en las primarias, obviamente tenemos diferencias. Nuestra candidatura se basa en varias máximas, en primer lugar, un proyecto anclado en la libertad como dignidad, respetando siempre las reglas institucionales. En segundo término, nunca prometer lo que no se puede cumplir; nuestra candidatura no es de promesas si no que es de compromisos. Y tercero, enfrentar con mucha claridad y con mucha convicción a los grupos de interés. Me siento muy libre para hacerlo, y no sé si mis contendores puedan decir lo mismo.

"Nuestro país lleva demasiado tiempo paralizado, tironeado por izquierda y derecha, por bloqueos de grupos de interés, y es hora de ir hacia adelante".