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La deforestación en Brasil se expande 13,6% en un año

Cada segundo se talan 24 árboles y en algunos ecosistemas la superficie afectada aumentó más de 400%.
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La deforestación, una de las amenazas más potentes para la lucha contra el cambio climático, alcanza en Brasil niveles cada vez más alarmantes. Y la tendencia preocupa a las organizaciones ambientalistas locales, que ven otro gran obstáculo en las políticas del gobierno de Jair Bolsonaro.

En 2020, la superficie afectada en sus seis ecosistemas abarcó 13.853 kilómetros cuadrados, lo que significa un aumento de 13,6% respecto al territorio destruido en 2019.

Así lo señala un estudio publicado esta semana por el Observatorio del Clima, que cuantifica el daño de una manera estremecedora: en el gigante sudamericano el año pasado fueron talados 24 árboles por cada segundo transcurrido.

De acuerdo con el trabajo del organismo, que reúne a medio centenar de organizaciones ambientalistas, incluyendo las internacionales Greenpeace, WWF y Amigos de la Tierra, en el 99,8% del área deforestada el año pasado en Brasil hay indicios de que la tala fue ilegal.

La investigación agrega que el Instituto Brasileño de Medio Ambiente (Ibama), órgano oficial que fiscaliza la deforestación, adoptó medidas para investigar la tala ocurrida solo en el 5% de la cobertura vegetal derribada ilegalmente.

La extensión de la superficie destruida fue calculada por MapBiomas Alerta, una herramienta desarrollada por veinte organizaciones ambientalistas, académicas y tecnológicas que procesa y conjuga los datos de deforestación recogidos con la ayuda de imágenes satelitales por cinco diferentes entidades, entre ellas el estatal Instituto Nacional de Estudios Espaciales (INPE).

La herramienta permite calcular la devastación en los seis grandes ecosistemas brasileños: la Amazonía, el Pantanal, el Bosque Atlántico, el Cerrado (Sabana), la Caatinga y la Pampa.

Según el estudio, el 61% de la cobertura vegetal destruida en Brasil durante 2020 pertenecía a la Amazonía, la mayor selva tropical del mundo.

De acuerdo con los cálculos de MapBiomas, la deforestación aumentó un 9% el año pasado en la Amazonía, un 6% en el Cerrado y un 43% en el Pantanal, que son los mayores ecosistemas.

Sin embargo, el daño más contundente se produjo en la Caatinga, donde la tala creció en 405%, en el Bosque Atlántico, con 125% y en la Pampa, con una expansión de 99%.

"Infelizmente la deforestación crece en todos los ecosistemas y el grado de ilegalidad permanece muy elevado. Para enfrentar la deforestación es necesario deshacer la sensación de impunidad", afirmó el coordinador general de MapBiomas, Tasso Azevedo, en un comunicado divulgado por el Observatorio del Clima.

De acuerdo con las organizaciones ecologistas, la deforestación viene creciendo a pasos grandes en Brasil desde que el líder ultraderechista Jair Bolsonaro asumió la presidencia, en enero de 2019, amparada por su discurso antiambientalista.

El capitán de la reserva del Ejército defiende la explotación de los recursos naturales de la Amazonía, incluso en reservas indígenas, y ha flexibilizado la fiscalización de actividades que atacan directamente al medioambiente, como la minería y el comercio de madera, en su mayoría practicado de forma ilegal en esa región.

"En más de dos terceras partes de los casos de deforestación es posible saber quién fue el responsable. Por eso es necesario que los órganos de control actúen y embarguen las áreas taladas ilegalmente", agregó Azevedo.

Tras dos años de crecimiento a elevados niveles, la deforestación en la Amazonía siguió aumentando este año y en los cinco primeros meses de 2021 se extendió por 2.336 kilómetros cuadrados, un área superior en un 14,6% a la del mismo período del año pasado.

el 61% de la cobertura vegetal destruida el año pasado en brasil corresponde a la amazonía, reveló un estudio.

En los cinco primeros meses de 2021 creció la deforestación.

99,8% del área deforestada el año pasado en Brasil tiene indicios de que la tala fue ilegal. Solamente el 5% de la cobertura vegetal derribada ilegalmente fue investigada.

México: investigadores temen que enjambre sísmico haga nacer un volcán

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Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han prendido la alarma ante la posibilidad de que en el oeste del país un "enjambre sísmico", un conjunto de temblores pequeños, algunos imperceptibles para el ser humano, puedan hacer nacer un volcán.

La advertencia se lanza después de que se registraran más de 4.102 sismos desde enero de 2020 hasta la fecha en el estado de Michoacán, una región destacada por su actividad volcánica.

En una conferencia virtual, el investigador del Instituto de Geofísica (IGf) y actual director del Centro de Estudios Mexicanos (CEM) UNAM-Costa Rica, Carlos Valdés González, aseguró este martes que es "fundamental vigilar y monitorear estos enjambres sísmicos", pues son "uno de los precursores del nacimiento de un nuevo volcán". Además, añadió, "pueden representar riesgos para la población local si se presentan acompañados de otros factores".

Aunque para que "ocurra una erupción volcánica o el surgimiento de un coloso, se requiere actividad sísmica, deformación del terreno, emisión de gases, manifestaciones hidrotérmicas y alteraciones visibles".

México es un país volcánicamente activo, especialmente en esa región, donde existen más de 1.200 volcanes pequeños, en el llamado campo de volcanes de Michoacán-Guanajuato, y de hecho, en esa zona surgió en 1943 el coloso Paricutín, precedido por una serie de sismos.

En su reporte, el académico refirió que del 1 de mayo al 8 de junio se registraron 242 microsismos en Michoacán, seis de ellos con magnitudes mayores a cuatro; mientras que de enero a junio sumaron 305; además, expuso que en enero de 2020 también hubo enjambres sísmicos, por lo que a la fecha el total es de 4.102 sismos.

Por su parte, Denis Xavier Francois Legrand, también investigador del IGf, precisó que aunque la ocurrencia del enjambre sísmico "es una condición importante, no es la única para el surgimiento de un nuevo volcán", por ello es importante la vigilancia científica constante de este fenómeno, que no se sabe cuánto tiempo puede durar.

"Suponemos que estos enjambres están asociados al movimiento de magma, pero no siempre llegan a la superficie. Estos enjambres aparecieron en 1997, 1999 y 2006, y no llegó el magma a la superficie. Tal vez pasa lo mismo ahora, por lo que es muy importante seguir vigilándolos", expuso.

En tanto, Luis Antonio Domínguez Ramírez, profesor de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) Morelia, capital de la entidad (región), recomendó a los habitantes cercanos a la zona de movimientos sísmicos estén atentos de emanaciones de gases que también acompañan al surgimiento de actividad volcánica.

vista aérea del Volcán Paricutin en Michoacán, México