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Hace un año y tres meses, Angélica Ríos y Elizabeth Tejeda deciden que no pueden quedarse como meras espectadoras frente al duro golpe económico que está generando la pandemia en su propio vecindario. Puede escasear el trabajo, también faltar el dinero, pero un plato de comida no puede estar ausente en la mesa de ninguna familia, por dignidad y por derecho humano.
Bajo estas circunstancias y con esas premisas, en marzo de 2020, ambas mujeres ponen manos a la obra para dar vida a la "Olla Común El Progreso", ubicada en la calle Isla negra 1741, de la misma población que le da nombre, dentro del sector San Antonio y macrosector Santa Rosa de Temuco, un barrio en el que la solidaridad siempre ha estado presente.
Así lo explica Elizabeth Tejeda. "Aquí hemos puesto en práctica el concepto del trueque y también hemos organizado ferias de las pulgas para ayudarnos entre nosotros. De esa misma manera, a la par de esas actividades, también hacíamos ollas comunes los días sábado. Así que para nosotros esto no es nuevo. La diferencia es que la situación cambió y la experiencia creció, al punto que ya se extendió por un año y tres meses".
Esta iniciativa, que cuenta con un equipo rotativo de cinco mujeres colaboradoras, una de las cuales viaja desde Labranza para poner sus manos al servicio de la cocina, y que funciona lunes, miércoles y viernes, entrega comida a 120 personas en la actualidad, sin embargo, en su momento llega a alimentar a 240 vecinos que requerían este aporte alimenticio. A todos ellos se les dijo siempre que sí.
"Acá le damos comida a toda persona que pasa a tocar nuestra puerta. Para todos alcanza", recalca Elizabeth Tejeda. Se trata de un grupo variopinto de personas, en el cual figuran madres de familia o jefas de hogar cesantes que educan a sus hijos en casa, vecinos que nunca se impusieron en el sistema de pensiones y que ahora están mal, y, sobre todo, adultos mayores que viven solos y personas postradas. "Hay toda clase de gente que necesita ayuda", enfatiza la cofundadora de esta olla común.
El trabajo comienza temprano. Ya a los 8 de la mañana Elizabeth llega a la casa de Angélica, el centro de operaciones o cocina central donde ocurre la magia tres veces a la semana. Allí no faltan las tradicionales legumbres de los lunes y surgen otros tantos platos cada miércoles y viernes, los que se van recién preparados en las "ollitas" con las que llegan los vecinos a buscar su ración y en los recipientes destinados a adultos mayores y enfermos postrados, a los que se les reparte cada vez que se activa la cocina.
La Olla Común El Progreso es posible gracias a una red de colaboradores que provee los insumos necesarios. Así, por ejemplo, el dueño de la Panadería Esperanza coopera semana tras semanas generosamente con pan y lo mismo hacen los propietarios de la Carnicería Florencia, que aportan pollo, carne de vacuno o longanizas, y para el gas siempre llegan salvadores cupones para adquirir los dos balones de 15 libras que se necesita cada 15 días. Los restantes alimentos, en tanto, provienen de vecinos y del aporte de particulares.
El Progreso es una de las once ollas comunes que actualmente funcionan en Temuco y Padre Las Casas, esto de acuerdo a la información que comparte en Google Map abajoelalinea.tv y @redsolidariaTemuko, mapa en el cual se puede encontrar la ubicación de cada experiencia y los datos esenciales para colaborar, que en el caso en descripción puede hacerse en forma presencian en la calle Isla Negra 1741, Temuco, entre Pudeto y Antifil, o a través de la Cuenta RUT 12.534.052-0 de Angélica Ríos.
Aunque - agrega Elizabeth - hoy por hoy, un grupo de seis ollas comunes se unió para obtener personalidad jurídica y también se puede colaborar a través de ellas, como "Ollas Comunes Temuco".
SAN RAMÓN
Tal como ocurre en la Población El Progreso, en la Población San Ramón de Santa Rosa, en Temuco, también se vive el milagro de esta red solidaria que le dice a las personas que no están solas.
Allí, trabaja tres días a la semana Gloria Campos, coordinadora de la Olla Común "San Ramón", la que acaba de cumplir un año redondo de labor ininterrumpida, el cual comenzó exactamente un 6 de junio, un sábado que congregó a las primeras 50 personas a las que se dio respuesta sin hacer preguntas ni pedir requisito alguno.
"Nosotros pertenecemos a una comunidad cristiana católica. Antes de esto recibíamos ropa, la lavábamos, la planchábamos y la empaquetábamos para realizar bazares solidarios. Allí la gente venía y llevaba lo que necesitaba sin costo alguno. Después, cuando empezó la pandemia decidimos que debíamos hacer algo más porque vimos mucha necesidad, sobre todo, en nuestros propios vecinos. Así surgió la idea de una olla común y para ello comenzamos pidiendo colaboración entre los propios vecinos, en los negocios del barrio, en las carnicerías y en las panaderías. Así surgió esta olla", relata Gloria Campos.
Hoy, en la Olla Común San Ramón un equipo que no supera las 8 personas, y que incluye a un hijo de Gloria y a un grupo de amigos, da alimentación a 100 ó 120 personas regularmente, aunque - cuenta la coordinadora - en el momento más demandante llega a responder a 200 personas; grupo humano en necesidad en el que la mayoría son adultos mayores, cuya realidad y soledad se ha hecho más visible en los tiempos del covid-19.
¿Cómo se logra tener insumos para cocinar las tres veces que se activa la olla, semana tras semana? Gloria Campos explica que se logra mediante el aporte de personas particulares, especialmente donantes voluntarios que ayuda a través de la Parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, aunque también han contado con la colaboración temporal de instituciones como Cáritas Chile, Hogar de Cristo, Rotary, Seremi de Agricultura y mujeres del Rodeo.
Para ayudar a esta comunidad vecinal, explica, las personas pueden hacerlo a través de la Parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, RUT 65.119.380-K, cuya cuenta corriente es la 02401762610 del Banco de Chile y cuyo e-mail es ppsocorrot@gmail.com. Solo deben indicar que es un aporte para la Olla Común San Ramon" y notificar a Gloria Campos al +569 87190867. También pueden hacer aportes en forma presencial en la capilla que opera como cocina en Pasaje Nuevo 0478, Santa Rosa, Temuco.
SIGNIFICADO
Hacer este trabajo ha significado mucho para quienes ponen su tiempo y esfuerzo al servicio de los demás. Así lo siente Gloria Campos, quien confiesa que "aparte de la satisfacción de hacer un aporte a nuestros vecinos, esta experiencia despierta una preocupación, la preocupación de que el gobierno o el municipio se haga cargo de bienestar de nuestra gente, porque nosotros hacemos la tarea que un trabajador social, pero aquí hay muchas personas en necesidad y mucho adulto mayor solo que requieren una ayuda más profunda".
Por su parte, Elizabeth Tejeda, admite que nunca pensó que iba a llegar a tantas personas, "no sabía que podíamos ayudar a tanta gente, no solo con comida porque hemos conseguido también pañales, leche y cosas así. La verdad es que uno se siente muy orgullosa y con el corazón llenito por el resultado que logramos. Y es que yo soy una vecina del sector, somos vecinos ayudando a otros vecinos, y así tiene que ser, tenemos que ayudarnos unos a otros", recalca con gran lucidez y absoluta razón.