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Desde antes de la pandemia por covid-19, Chile venía con sus indicadores de salud mental bastante alterados. Uno de ellos nos posicionaba entre los países con mayores índices de suicidio juvenil en Latinoamérica. Es por esta razón que la gestión la recién electa directiva del Colegio de Psicólogos de Chile será clave para los próximos cuatro años, no sólo para dar respuesta a lo que queda de la crisis sanitaria, sino para ayudar a enfrentar la "pandemia de salud mental" que se viene y que la propia OMS reconoce.

Así lo explica la académica e investigadora de la Universidad de la Frontera, Marianela Denegri, que en veinte días más asumirá oficialmente como vicepresidenta nacional de este colegio profesional, luego que la lista "+ psicología para el nuevo Chile", de la cual formó parte, fuera ratificada como ganadora del proceso eleccionario; y la cual también integran: Isabel Puga (presidenta); Lorena Monsalve (secretaria) y Marcelo Urra (tesorero).

Esta doctora en psicología y directora del Núcleo Científico en Ciencias Sociales de la Ufro, comenta que la gran meta de la nueva directiva es posicionar al Colegio de Psicólogos como un referente técnico para la toma de decisiones país y desarrollar un plan de siete objetivos que son: actualización de los estatutos del colegio, reorganización de la estrategia de gestión que fortalezca la descentralización, actualización del código ética de manera participativa, creación del plan estratégico comunicacional, generación de mecanismos el fortalecimiento y la articulación entre Centro de Estudios y Perfeccionamiento (CEP) y Comité Ejecutivo (COEJ); revisión de comisiones y departamentos, y promover la membresía.

Junto con establecer que los compromisos de esta disciplina están hoy con la justicia social, Denegri se refiere a la escasa participación que el gremio ha tenido en las mesas de trabajo del Gobierno y cómo cambiar esta historia en pos de apoyar a la población en los tiempos complejos que se avecinan.

COMPROMISOS

- Doctora, ¿qué tan frecuente es el hecho que profesionales de regiones integren la directiva nacional del Colegio de Psicólogos?

- Es algo relativamente infrecuente. Con nuestra lista, de hecho, nos propusimos la integración regional, descentralizar el colegio y que efectivamente las regiones tengan la participación que se merecen, porque hay regiones muy activas dentro del colegio, desgraciadamente no la nuestra, ya que por los problemas de centralización excesiva que tenía la filial se fue muriendo, así que otra tarea que vamos a tener que emprender ahora es cómo reactivamos la filial regional. Pero no es frecuente. Ahora, dentro de los cinco directores que representan la base general tenemos gente de La Serena, de Valparaíso y de la Región de Los Lagos. Yo creo que el colegio, por fin, se va a abrir a una descentralización.

- La directiva electa, entre otras metas, se propone fortalecer su participación en la agenda pública y menciona tres pilares que marcarían su gestión: trabajar por la asociación, trabajar por la profesión y trabajar por la población. ¿Cómo harán esto?

- A nosotros nos interesa mucho que la psicología como profesión deje de ser una especie de torre de marfil, reconocida nada más porque atiende problemas de salud mental muy específicos, sino que nos demos cuenta que podemos hacer un aporte amplio en todos los ámbitos de desarrollo del país.

- ¿En qué ámbitos?

- Nuestro programa está muy comprometido con la justicia social, es una de nuestras características, poder aportar desde nuestra disciplina a la solución de los problemas, por ejemplo, de la gran desigualdad que tiene nuestro país, e ir incorporando muy fuertemente el enfoque de derechos humanos y el enfoque de género.

- ¿De qué manera materializarían ese compromiso?

- En primer lugar, tenemos como dos grandes metas. Primero, queremos recuperar el rol del colegio como referente técnico en temas amplios de salud mental y de bienestar humano. Eso significa que efectivamente seamos la voz autorizada cuando surgen problemas en que se requiera una mirada técnica, científica y profunda que permita tomar decisiones. De hecho, ahora, como nueva directiva fuimos invitados a participar de una comisión en la Cámara de Diputados para debatir algunos temas que tienen que ver, primero, con el covid. Es como un simil de la mesa social, pero que ahora convoca la Cámara Baja, donde van todos los colegios profesionales, representantes de universidades y de la sociedad civil para debatir y dar ideas acerca de cómo vamos a enfrentar lo que nos queda de crisis, esta pandemia que todavía no se va y que, sobre todo, a nivel de comunicación ha sido tan poco eficiente para lograr cambios en el comportamiento de las personas. Se nos va a consultar también acerca de lo que vamos a hacer con la gran cantidad de personas que quedarán con secuelas, no solo los que tuvieron covid o que estuvieron internados, sino la población general, porque se espera que haya muchas crisis postraumáticas después de la crisis, y se nos va a consultar hacia dónde debería ir la salud mental en el país, porque se espera que la siguiente pandemia sea de los problemas de salud mental.

- ¿El colegio participará de la generación de insumos para la toma de decisiones?

- Sí. Dentro del programa de trabajo que hemos definido, uno de los acuerdos que tenemos es levantar un centro de estudios desde del Colegio de Psicólogos, el cual estaría vinculado a nuestros contactos con las universidades, y el primer convenio que tenemos es con la Universidad de La Frontera.

- A propósito de participación y toma de decisiones, ¿el colegio era parte de las mesas covid?

- Curiosamente no, eso nos llamaba mucho la atención y por eso digo que tenemos que ser un colegio que salga a la calle y ya, de alguna manera, nos está resultando, que cuando haya una decisión que tomar y que tenga que ver con salud mental o bienestar de las personas, los responsables de tomar decisiones pregunten los elementos técnicos que deberíamos tener en cuenta.

SALUD DE CHILE

- La OMS ha advertido que junto con la pandemia por covid se viene una pandemia de salud mental. Para enfrentar esta situación ¿qué se puede hacer?

- Hay que combinar fuerzas. Porque tampoco hay que olvidar que Chile ya venía mal en sus indicadores de Salud Mental. Estábamos dentro de los países de Latinoamérica con más problemas de salud mental y dentro de los primeros lugares por suicidio juvenil. Entonces, venimos con ese hándicap y ahora nos toma la pandemia. Aquí hay que unir fuerzas y, de una vez por todas, ojalá tengamos una verdadera política pública de salud mental en Chile. Esa es una gran deuda, no tenemos una adecuada política de salud mental que permita, sobre todo, atender a los sectores más vulnerables, que son los que no tienen acceso a una consulta privada. La atención que se da a nivel primario y secundario en la salud pública es la que pueden dar los profesionales con el escaso tiempo y las herramientas y presupuesto que tienen, es decir, hacen un esfuerzo sobrehumano para poder atender, pero es insuficiente, se requiere más recursos, una política pública más sólida y un esfuerzo mancomunado entre el sector público y privado.

- ¿Qué tan escasa es la atención psicológica en el sistema público?

- Todavía es muy escasa. Hay unas listas de espera enormes y la atención en algunos consultorios es de 20 minutos; ¿qué haces en una sesión de 20 minutos con un paciente? Tampoco tiene la regularidad que debería tener un tratamiento, que es por lo menos una vez por semana. Entonces, desde esa perspectiva, es muy poco el impacto que se puede tener para mejorar los problemas, salvo una atención psicológica de emergencia que es lo que se hace en los consultorios con todo el esfuerzo que ponen los profesionales. Más que eso no se puede hacer y así no podemos avanzar, porque entonces la gente se eterniza en los problemas de salud mental.

- Doctora, ¿cuáles serían los problemas que más se repiten y afectan a la población chilena?

- Sí. La depresión es el problema que prima hoy, y aquí hay un tema que habrá que considerar, que es el tema de género, porque si ya teníamos altas tasas de depresión en las mujeres previo a la pandemia, probablemente, ahora con el doble o triple esfuerzo que ha implicado el quedarse en casa, hacerse cargo de la educación de los niños, seguir trabajando y mantener el ritmo de la casa, eso va a tener un impacto muy fuerte. Entonces, está la depresión y están también los trastornos por ansiedad, que es otro de los indicadores fuertes.

- Respecto de mejorar la atención psicológica, hace poco quedó establecida una mesa de trabajo entre el Colegio de Psicólogos y Fonasa, ¿hacia dónde apunta este acercamiento?

- Es justamente para avanzar en esto. Cuando comenzó la pandemia, muchos psicólogos tuvieron que empezar a atender en forma remota, por teleconsulta, y Fonasa en vez de entregar un mayor aporte por todo lo que implica instalar un sistema para teleconsulta bajó el valor de los bonos. Es increíble, es contradictorio. Entonces, eso hay que revertirlo. Además, debemos revisar las condiciones en las cuales están trabajando los psicólogos, porque ahora Fonasa también había instalado un nuevo requerimiento para el tema de los bonos, con una nueva plataforma que, además, el profesional tenía que pagar para poder tener acceso, es decir, bajan el valor de los bonos y más encima te hacen pagar un derecho extra. En esas condiciones será difícil que los psicólogos quieran trabajar por Fonasa, ese es el problema. También hay que ver las condiciones que propone el fondo de salud y que ponen las isapres, que es la cantidad de sesiones que una persona puede tener en un tratamiento, porque todos sabemos que un tratamiento de esta naturaleza no lo resuelves en dos o tres sesiones.

- Desde el punto de vista de su disciplina, ¿cuál es el estado de salud de Chile en este momento?

- Es difícil describirlo porque aún no tenemos las cifras oficiales o estudios que nos permitan definir la situación, sin embargo, diría que en general estamos en un estado con mucha ansiedad y con mucha incertidumbre, porque el problema fundamental en el caso de la pandemia es algo que tuvo un inicio, pero que no sabemos cuándo va a tener un fin. Y eso provoca muchísima incertidumbre en la población y la incertidumbre, de repente, te hace hacer cosas locas como una fiesta, donde además ves estas paradojas difíciles de explicar, y ahí tienen responsabilidad también los medios de comunicación cuando le dan tremendo énfasis a que 20 chiquillos hicieron una fiesta clandestina, pero nadie dice que en el metro o en las micros la gente va hacinada. Y bueno, con este estado permanente de incertidumbre aumentan los niveles de ansiedad y cuando aumenta la ansiedad aumenta también la agresividad. A mí eso me preocupa, el ver que la gente está mucho más irritable (…).

- Y ¿cuál sería el escenario ideal para revertir la situación?

- En este momento, creo que hay que reforzar la atención de emergencia, o sea, que la gente que llama a los teléfonos que puso el Gobierno para brindar ayuda, efectivamente, encuentre ayuda y no la deriven para iniciar un periplo que al final lleva a muchos a desistir. Lo segundo, hay que mejorar la campaña comunicacional acerca de la pandemia. Hemos tenido una campaña comunicacional errática y que no ha respondido a las condiciones mínimas de lo que significa la comunicación en crisis y eso aumenta la incertidumbre (…).

"Aquí hay que unir fuerzas y, de una vez por todas, ojalá tengamos una verdadera política pública de salud mental en Chile. Esa es una gran deuda, no tenemos una adecuada política de salud mental que permita, sobre todo, atender a los sectores más vulnerables, que son los que no tienen acceso a una consulta privada".

"La depresión es el problema que prima hoy, y aquí hay un tema que habrá que considerar, que es el tema de género, porque si ya teníamos altas tasas de depresión en las mujeres previo a la pandemia, probablemente, ahora… eso va a tener un impacto muy fuerte. Entonces, está la depresión y están también los trastornos por ansiedad, que es otro de los indicadores fuertes".