La baja participación ciudadana en elecciones
Preocupa con razón la baja participación de la ciudadanía en las elecciones. Ha pasado a ser un fenómeno estructural que la concurrencia de quienes tienen derecho a elegir, cualquiera sea el tipo de autoridad a determinar apenas se empine en un 50%, en el mejor de los casos.
Pueden existir causas coyunturales especiales para una situación crítica como la de la segunda vuelta de elección de gobernadores; como los efectos de la pandemia motivada por el covid-19, la cuarentena decretada en gran parte del país a raíz de ella y la falta de información acerca de la naturaleza de la elección que se verificaba.
Una razón general de la situación estructural del bajo porcentaje de participación en este ejercicio, tan vital en un sistema democrático, puede encontrarse en la voluntariedad del sufragio y, por tanto, es conveniente corregir la legislación y retornar a su carácter obligatorio.
No obstante, esta medida se ubica dentro de los parámetros clásicos de nuestra estructura jurídica, cual es, hacer descansar el cumplimiento de deberes sociales fundamentales no tanto en la responsabilidad que surge del compromiso con un bien que se justifica por sí mismo y que debiera encontrar natural adhesión de las personas, sino en el temor a una eventual sanción. Se corre el riesgo por la urgencia y necesidad de legislar sobre la materia, que ello sea insuficiente para lograr un compromiso ciudadano acorde con el fortalecimiento de nuestro sistema democrático.
Importante es generar las acciones tendientes a reforzar la participación de nuestro universo electoral. De partida, es imprescindible el retorno y fortalecimiento de la formación cívica en los diversos niveles educacionales. En ello juega un rol significativo el objetivo de entregar conocimiento acerca de las diversas instituciones en cuanto a su composición y atribuciones, como así también la incidencia que estos órganos tienen en la marcha del país y de cada uno de quienes, como población, formamos parte de la sociedad.
También los integrantes de los diversos poderes del Estado con su actuación, acorde con la importancia de la tarea que desempeñan, deben colaborar a su prestigio y generación de respeto. Sin estos componentes es difícil atraer el respaldo y motivación reflexionada de los electores, lo que resulta imprescindible para el otorgamiento de la confianza que implica elegir a quienes los representarán en las tareas públicas.
En esta perspectiva es también significativo aprovechar la oportunidad que ofrecen los procesos electorales para privilegiar el debate en torno a ideas y programas que generen opciones verificables en cuanto a su cumplimiento. Esto prestigia la política y reemplaza los eslóganes vacíos de contenido y las descalificaciones que ahuyentan más de lo que convocan.
Edgardo Riveros Marín, académico Facultad de Derecho y Humanidades, UCEN
Exclusivo comité asesor
Está la propuesta de un Comité Comunal Asesor Exclusivo para el Proyecto "Centro de Humanidades Mapuches" en Municipalidades de La Araucanía, ya conocido por cuatro de éstas. Incluye programa de estudios.
Los integrantes del comité serían representativos de siete instituciones fundamentales operativas, esto es, uno por cada una de ellas: de la Municipalidad, comisaría de Carabineros, Daem, Dirección Administrativa de Educación, sacerdote católico, pastor evangélico, presidente junta de vecinos, medio local de comunicación.
Ha habido tolerancia representativo-simbólica en todo el país ante una bandera mapuche, cuanto más debe haber hoy un legítimo espacio político constitucional concreto -como son las municipalidades en términos de gestión operativa- para un conocimiento sistemático de la historia, idioma, religión y antiguas instituciones mapuches, en tanto sector social todavía evidentemente diferenciado, y que naturalmente dan cuenta de su condición humana universal. Proyecto en línea recta que no puede desviarse a cualquier lado.
Sergio Liempi Marín.
El Colmed se pisa la cola
Desde que comenzó la pandemia han existido muchas voces en torno a lo que se debe hacer o no para bajar los números de contagios y muertos por covid. Entre ellos, el Colegio Médico que ha usado incesantemente la crítica de que el Minsal no los escucha o no han sido parte de la toma de decisiones. La realidad es que el Colmed ha caído en su propia crítica. La propuesta "Cortocircuito epidémico" ha sido fuertemente cuestionada por gremios de trabajadores, empresariales, de comercio, e incluso, el Colegio de Profesores. Una clara señal de que su propuesta fue diseñada entre cuatro paredes y carente de diálogo, porque eso es lo que se necesita en tiempos tan críticos. Un diálogo pensando en el exhausto personal médico, en los trabajadores, en los niños y en las familias.
Sería bueno recordarle al Colmed lo que es: un gremio al que se le dio voz y no un grupo de expertos intransigentes. Que deben volver a dialogar como corresponde y que se digan a ellos mismos lo que Izkia Siches le cuestionó a la subsecretaria Paula Daza hace un año en su cuenta de Twitter: "Lamentablemente se repiten los errores del pasado".
Catalina Pérez Cruz