Correo
Conflicto mapuche
Para analizar, poner en contexto con una mirada justa y equitativa, como corresponde a seres humanos presididos por una mirada humanista laica, donde prime la tolerancia y el honor de seres humanos imbuidos de sentimientos ennoblecidos, ante un conflicto social, como el que acontece en nuestra Región y parte de la Octava y de la Décima conformando la llamada macrozona, me parece imprescindible empezar por referirnos a la primera causa de dicho conflicto y que a mi entender radica, como aconteció a partir de la colonización de América y después en lo referido a esta zona, con la ocupación territorial por la fuerza a través de la mal llamada Pacificación de La Araucanía: la imposición y no el convencimiento didáctico, de una cultura y cosmovisión distinta y distante de aquella sostenida por el pueblo originario, amén también y en base a lo mismo, despojándolo de sus tierras y derechos ancestrales.
Por ello, no es justo y equitativo, hoy como ayer, convocar por la fuerza a deponer los convencimientos y la cultura arraigados por siglos en esta etnia primigenia. Por ello, si queremos pacificar los ánimos y conversar civilizadamente, debemos empezar por reconocer los errores cometidos y repararlos, no en la medida de lo posible, sino en su integridad, empezando por respetar su cultura, sus tradiciones y la cosmovisión del ser humano, de la tierra y del universo tienen y han tenido por generaciones, porque, sin lugar a dudas, son una nacionalidad o pueblo distinto.
No somos nosotros los llamados a imponer nuestra manera y forma de ver el mundo y la sociedad, debemos, por imperativo ético y moral, respetar el pensamiento ajeno. No se alcanza la paz para que sea duradera por la fuerza, se consigue con justicia y reparación.
Carlos Reyes Hernández
Recuperar la confianza
En el mundo existe una crisis de confianza en las instituciones, desde gobiernos a empresas, pasando por iglesias y partidos políticos.
En el caso farmacéutico hubo un antes y un después de la colusión de cadenas de farmacias y, hasta hoy, pese a haber sido determinadas como centros de salud en la "Ley de Fármacos 1", no se ha recuperado esa confianza. Queda un largo trecho y la falta de definiciones y estrategias públicas para consolidar el concepto de la "farmacia como centro de salud" en el día a día por parte del Minsal, hacen difícil avanzar.
La actual discusión constitucional presenta una esperanza de abordar la naturaleza mixta del medicamento, tanto como un bien de consumo y como una herramienta terapéutica indispensable en la salud pública. Por otro lado, ver a la farmacia como un establecimiento privado de interés público.
Este cambio de paradigma podría ofrecer a la ciudadanía una red de aproximadamente 3 mil farmacias en Chile para acceso a información de salud -como prevención y promoción de salud- e incluso para realizar acciones sanitarias y de investigación con una perspectiva local.
Durante la pandemia, las farmacias han estado en la "primera línea sanitaria", pero no han sido utilizadas para suplir el acceso a la información para la población, especialmente en adultos mayores, una población que tiene "analfabetismo digital". Esta brecha podría ser cubierta por las farmacias y sus farmacéuticos, ofreciendo una atención primaria, tanto para el sistema público como para el sistema privado.
Las confianzas se deben recuperar. Para ello debemos estar dispuestos a conversar, aportar y construir de manera transversal.
Jorge Cienfuegos, U. Andrés Bello
A recuperar la política
En respuesta a la carta de la señora Francisca Herrera, quien interpreta las palabras de Jorge Sharp, solo mencionar que:
El TER (Territorios en Red, a la que pertenece el alcalde Sharp y otras alcaldías como San Antonio, Villa Alemana, Natales, etc.), es una organización independiente, de carácter territorialista, que se pone a disposición para construir alternativas locales en todos los espacios.
La gente que participa en política tiene obviamente, un fin político. Al parecer ha calado muy hondo la lógica de que solo los partidos hacen política. Nos preguntamos entonces, ¿es lo que hacen campamentos, JJVV, OO Amb., etc?
Los partidos tradicionales no han sido responsables en la administración de la política. Han propiciado la descomposición de la institucionalidad, motivo del nacimiento de nuevas formas de organizarse que cada día se suman a la disputa de la representación mediante la democracia directa.
La política es nuestra. Debemos recuperarla de quienes la han tenido secuestrada tanto tiempo.
Felipe Valdebenito Leiva, Paulo Campos Ellwanger, TER Temuko