Kim Jong-un persigue al K-pop incluso con pena de muerte
COREA DEL NORTE. El líder norcoreano busca eliminar cualquier influencia foránea a través de una ley que incluye 15 años de cárcel por ver una película.
El retorno del diálogo entre Corea del Norte y del Sur a fines de julio pasado no ha significado un acercamiento cultural entre ambos países y el líder norcoreano Kim Jong-un mantiene una cruenta ofensiva contra quienes se atrevan a ver series o películas surcoreanas, escuchar K-pop o utilizar estilos de vestimenta occidentales, arriesgando incluso la pena de muerte.
Según un reportaje firmado desde Pekín del diario El País, el líder de Corea del Norte está "obsesionado" con erradicar la influencia capitalista surcoreana en su país, situación que en sus propias palabras, es "un tumor maligno".
La ofensiva de Kim Jong-un ha sido difícil de rastrear dado el hermetismo del país, que se vio reforzado con la pandemia de covid-19. Sin embargo, desde el año pasado se han comenzado a conocer algunas luces de la estrategia restrictiva del régimen.
El año pasado, The Daily NK, diario especializado en Corea del Norte con sede en Seúl, alertó, según El País, a través de su red de informantes que Corea del Norte reforzó las medidas contra la estética personal de los norcoreanos, como el pelo teñido, los piercings y prendas de vestir, como los tradicionales jeans.
En ese sentido, en diciembre la agencia de noticias surcoreana, Yonhap, detalló que, el país aprobó la ley de "rechazo de la cultura ideológica reaccionaria", con lo que el gobierno norcoreano extremó las sanciones contra cualquier posible influencia extranjera que pueda afectar su hermética cultura nacional.
"Tráfico" de k-pop
Según esa nueva legislación, "quienes vean, escuchen o estén en posesión de películas, series o música foránea, principalmente procedente de Corea del Sur, enfrentarán hasta 15 años de reclusión en campos de trabajo", 10 más de lo que estipulaba el código anterior, detalló El País.
También serán sancionados con esa misma medida punitiva quienes tengan televisores, radios, computadores o celulares que no estén registrados de manera oficial.
El castigo es incluso más desmedido para quienes importen y trafiquen grandes cantidades de material considerado ilegal que se enfrentan a la pena de muerte.
El texto normativo también puntualiza que quienes "hablen, escriban o canten en estilo surcoreano" podrán ser condenados a dos años de trabajo forzado.
Todos los argumentos restrictivos de Kim Jong-un busca, en sus palabras, acabar con los "venenos peligrosos" de las modas que imperan en occidente y Corea del Sur.
Vigilar a los jóvenes
Este año, el máximo líder escribió una carta a los medios estatales donde pidió a la Liga Juvenil del país, que vigile y tome medidas enérgicas contra el comportamiento "desagradable, individualista y antisocialista" de los jóvenes.
"La infiltración ideológica y cultural bajo el cartel de colores burgueses es incluso más peligrosa que los enemigos que toman las armas", reclamó en una editorial el medio oficialista Rodong Sinmun.
Por su parte, la Agencia de Inteligencia Nacional Surcoreana, aseguró que los videos propagandísticos en los que se denuncia la gravedad de seguir "comportamientos capitalistas" son cada vez más comunes.
En declaraciones a CNN, Andrei Lankov, director del Korea Risk Group y profesor de la Universidad Kookmin de Seúl, analizó que Corea del Norte no permite influencia extranjera de tinte capitalista, porque identificarse con dichos mensajes sería equivalente a "aceptar que un modelo alternativo de sociedad funciona y que el norcoreano, no".