Escuela avaluada en $300 millones fue robada por completo: no quedó nada
INSÓLITO. Colegio particular que fue fundado por una profesora que falleció, fue totalmente desvalijado. Viudo de la mujer dice que denunció y "nadie hizo nada".
El esfuerzo de toda la vida de dos profesores jubilados, destrozado por completo. Un lugar en el que se educaba a niños, hoy convertido casi en un vertedero. Un ejemplo de que, a veces, el sistema judicial no funciona. Esas son, entre otras, algunas de las maneras en las que se puede comenzar a relatar un insólito caso ocurrido a solo minutos del centro de la capital regional de La Araucanía.
Una escuela particular "desapareció" por completo luego de ser desvalijada, robada y destruida durante casi un año y medio, en el macrosector Pedro de Valdivia, en la ciudad de Temuco.
Se trata de la Escuela Excelsior, que está -o estaba- ubicada en calle Chacalluta con La Hondonada, en las inmediaciones de la villa El Salitre.
La escuela había sido fundada por una profesora jubilada y funcionó como un colegio particular subvencionado, con amplio reconocimiento en el sector debido a su ubicación cercana a poblaciones vulnerables. Todo iba bien hasta que, en el año 2019, la fundadora falleció y el colegio fue cerrado. Ahí, el establecimiento quedó a merced de la delincuencia.
Testigos cuentan que todo comenzó cuando personas quebraron vidrios y la estructura empezó a quedar vandalizada, pero luego, aquello se complejizó todavía más cuando más personas comenzaron a robar el cerco perimetral y dañaron las paredes para ingresar.
Una vez adentro, todo comenzó a ser robado: sillas, mesas, útiles y todo lo imaginable dentro de un colegio común y corriente comenzó a ser robado, a tal punto que no quedaron ni las ventanas ni las paredes, porque fueron destruidas para robar las cañerías.
El colegio, instalado en un terreno de media hectárea, estaba avaluado en $300 millones de pesos. Pero ya desapareció por completo, solo quedó el piso (radier) y escombros.
"La Excelsior"
Quien cuenta esta historia es Huberto Cid, de 83 años de edad. Es profesor jubilado. Fue, por varios años, director del Departamento de Educación Municipal (Daem) de la Municipalidad de Temuco. Cuando era joven, estudiando y trabajando, conoció al amor de su vida, su esposa: Marcelina Riveros Pastene.
Mientras que don Huberto trabajó en el ámbito público, doña Marcelina permaneció siempre cerca de las aulas.
"Yo trabajé como director del Daem de Temuco por muchos años, con los alcaldes René Saffirio y Francisco Huenchumilla. Mi señora era profesora normalista. Fue directora de una escuela que estaba al lado del extinto retén Coilaco y de otras escuelas, hasta que jubiló", relata Cid.
"La escuela era administrada por ella. Su sueño era un colegio que fuera dedicado a niños de un lugar vulnerable. Como yo trabajaba en lo público, no me metía mucho en la administración. Cuando jubilé, recién comencé, entre 2010 y 2012, comencé a ser parte de su proyecto", prosigue.
"la escuela ya no está"
Huberto Cid dice que los robos comenzaron "de a poco" en el año 2017 y que, poco tiempo después, su esposa comenzó a enfermar. Para cuando ella falleció, el 4 de junio del 2019, la escuela ya estaba deteriorada.
"Nunca le quise decir cómo estaba la escuela. Era el sueño de su vida y no quería que se fuera con la tristeza de que se estaban robando todo por lo que había ahorrado y luchado en su vida", lamenta.
Don Huberto dice que desde que empezaron a robar las planchas de zinc comenzó a hacer las denuncias correspondientes.
"Era mucho el descaro. Venían hasta en camiones y varias personas, como si la estuvieran desarmando. Yo denuncié, pero nunca vino nadie a defenderme", insiste el profesor.
Producto de la pandemia, don Huberto optó por no acudir a la escuela durante todo el 2020. Hace algunas semanas fue a visitar el establecimiento.
Conmovido, entre lágrimas, pudo comprobar que no quedaba nada. Ni siquiera las paredes, ya que fueron derribadas para robar las cañerías de cobre.
"Me siento frustrado y triste. Denuncié, saqué fotos, mandé evidencia, hice lo que pude para que esto no sucediera y terminó de la peor forma", dice severamente afectado.
"La única vez que se detuvo a alguien fue cuando yo agarré a un tipo. En noviembre del 2020 le hicieron un juicio. Me dijeron que me metiera a un 'Zoom' para verlo. No quise. ¿Para qué, si la escuela ya no está?", cierra.
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"Siento una frustración y un dolor muy grande que todos los esfuerzos que hizo mi mujer, desaparecieron y nadie me ayudó para que esto no terminara así".
Huberto Cid,, dueño de la escuela destruida
"Saqué fotos, grabé videos y hasta vi que algunas de las cosas estaban en las tomas que nacieron en Chivilcán. Dije todo eso en las denuncias, pero no pasó nada".
Huberto Cid,, dueño de la escuela destruida
$300 millones de pesos era el avalúo de la Escuela Excelsior, que fue construida sobre un terreno de media hectárea.
2019 fue el año en que falleció Marcelina Riveros, la fundadora del colegio y esposa de Huberto Cid.