Llegó el momento tan esperado. Tras tres meses desde la sesión inaugural, el Pleno de la Convención Constitucional dio apertura esta semana al debate constituyente propiamente tal. Y lo hizo con bellos discursos de apertura donde las primeras naciones sacaron a relucir una larga tradición de oratoria y diplomacia. Sus lenguas indígenas, cargadas de memoria y sabiduría, no se oían en los salones del ex Congreso Nacional probablemente desde los lejanos tiempos de los diputados mapuche (1924-1973). Tal es la deuda de Chile con sus orígenes.
"Hagamos este trabajo desde la razón, pero trabajemos también desde la ternura y desde el pensar", invitó la presidenta de la Mesa Directiva, Elisa Loncon. En su discurso destacó la responsabilidad de la labor constituyente y la necesidad de "sanar las cicatrices de Chile". Cerró citando al poeta Elicura Chihuailaf: "Conversemos, dialoguemos sobre los contenidos más profundos del futuro de Chile", subrayó.
Desde la zona norte, Isabel Godoy, representante del Pueblo Colla, hizo un llamado a dejar atrás los paradigmas tradicionales mirando el futuro "con todas las voces y todas las ideas". "Respetando la Pachamama y enfocados en el buen vivir podemos crear entre todas y todos un nuevo pacto entre pueblos y naciones que sea justo y equitativo", agregó.
Desde Polinesia, la convencional y abogada Tiare Aguilera emocionó a todos.
"Ustedes ven aquí a una sola persona, a una mujer Rapa Nui, pero represento siglos de una historia compartida, de una cultura viva que se esparce como el viento a las semillas, como un susurro en medio del azul profundo y que reclama respeto y autonomía", señaló. "Una sola canoa, muchos pueblos navegando juntos, guiados por las estrellas y con la esperanza de desembarcar en una isla que nos acoga a todos", cerró Tiare.
Lo propio sucedió con las palabras venidas desde Tierra del Fuego, de aquellos fiordos y canales milenarios donde Kaweskar, Yaganes y Selknam resisten a la muerte y el olvido.
"A ti, hermosa y querida madre, dedico estas palabras", abrió la convencional yagán Lidia González, en referencia a su ñuke Cristina Calderón, última hablante de la lengua de su pueblo y señera luchadora indígena de Isla Navarino. "Con emoción y dolor, pero también con esperanza te prometo que trabajaremos para que veas la primera Constitución democrática y plurinacional de nuestra historia", subrayó la convencional.
Cierro, por mi parte, con las palabras del convencional mapuche Adolfo Millabur, exalcalde de Tirúa y habitante de la ribera del lago Lleu-Lleu. Su discurso fue un emotivo weupin a la usanza de los antiguos parlamentos. Pasado, presente y futuro se dieron cita en su intervención.
"A estas alturas de mi vida tengo clara conciencia de que provengo de un pueblo que alguna vez fue libre y que nunca ha renunciado a su libertad. Un pueblo que guarda en su memoria el territorio que le fue arrebatado y al cual no ha renunciado. Un pueblo que jamás renunció a su dignidad", señaló.
"Esta es nuestra historia. Desde aquí nos paramos los siete constituyentes mapuche frente a ustedes para redactar un tratado que sea escrito por todos para que dure mucho tiempo y se respete en muchos espacios. No tengan miedo, esta es una construcción que nos vuelve a reunir ahora en base a un respeto profundo por todas las formas de vida", concluyó Millabur.
Ellos y ellas, junto a convencionales de distintos credos, orígenes sociales y posiciones políticas, redactarán el nuevo Pacto Social chileno. ¡Fentren newen! (¡Mucha fuerza!).
"El Pleno de la Convención dio apertura esta semana al debate constituyente propiamente tal. Y lo hizo con bellos discursos donde las primeras naciones sacaron a relucir una larga tradición de oratoria y diplomacia".