Salario y trabajo digno
Luego que el reciente premio Nobel de Economía haya despertado el interés por la discusión del salario mínimo, es necesario poner énfasis en la importancia de tener uno digno y justo. Si bien universalmente no existe una suma aceptada que defina este tipo de sueldo, su monto debe permitir a las personas tener una vida decente, que satisfaga sus necesidades, tanto a nivel profesional como personal.
La misma Declaración Universal de los Derechos Humanos afirma en su artículo 23 que toda persona tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana (...). A su vez, la remuneración también se puede ver reflejada en beneficios otorgados por las empresas como servicio de alimentación, bonos, aguinaldos y otras prestaciones para los colaboradores y sus familias.
Sin embargo, es necesario empezar a mirar a los trabajos que fueron esenciales durante la pandemia, (cadena de suministro, servicio de transporte, despachos a domicilio, auxiliares médicos) aquellos que por mucho tiempo no fueron tomados en cuenta o no han sido valorados de la forma correcta. Sin esta gran cantidad de colaboradores que dieron su compromiso absoluto, ni las empresas ni la sociedad habrían podido salir adelante, por lo que la valorización hacia su personal debería darse a través de un salario justo y un espacio adecuado de trabajo.
Recordemos que la dignidad de un trabajador no solo se sustenta en una remuneración económica, sino también en la relevancia que tiene dentro de su organización. Tener una visión distinta sobre cómo retribuir a los colaboradores, es sin duda, un aspecto fundamental para motivar a los miembros de una empresa y que se sientan valorados como se merecen.
María Jesús García-Huidobro, Laborum.com
El bosque, ¿solo CO2 o algo más?
Estimado director, en su reciente nota de opinión se presenta la opción de los estudios de los bosques y el impacto climático. Si bien es importante este tipo de trabajos, ya diversos reportes publicados han indicado que el enfoque único en temas de CO2, los bosques no son una solución.
Recientemente trabajos como el de Bai et al 2017, indican que ciertos bosques en particularidades geográficas, tiene una relevancia en control del CO2, pero que es mucho más eficiente el uso de microalgas, asociado a la generación de biomasa para energía. Trabajos más tempranos como Mukani et la 1997, describen la eficiencia de las microalgas, para fijar CO2 y el beneficio energético.
Más interesante aún reportes de la NOAA ha indicado que más del 50% del O2 en nuestro planeta viene desde los océanos, por generación de plancton, que incluye microalgas entre otros. Esto y más antecedentes publicados, sugieren que el ciclo CO2-O2 es más complejo y diverso y que solo mirar al bosque para producir una reducción del CO2 debe ser actualizado. Sin duda es importante, el estudio de los bosques, mas los bosques nativos y no solo los cultivos productivos, pero desde una mirada mucho más completa y actualizada, no como generadores de O2 o controladores de CO2, si no que actualizar su rol en los ciclos de nitrógeno, alteraciones climáticas, fijación de suelos, renovación de suelo y otros efectos que son mucho más relevantes y actuales del bosque.
Jorge Parodi, Tonalli Ltda.
Cervantes y el proceso constituyente
"Y advierta que ya tengo edad para dar consejos, y que este que le doy le viene de molde, y que más vale pájaro en mano que buitre volando, porque quien bien tiene y mal escoge, del mal que le venga no se enoje" (Don Quijote de la Mancha).
Adolfo Paúl Latorre
China y el problema del carbón
China pasa por una situación compleja. Pese a ser uno de los mayores productores del mundo de carbón, el país asiático sufre una fuerte crisis energética por su escasez e incluso ha tenido que racionar con la debida paralización de fábricas y producción en general, lo que sin duda amenaza el boyante crecimiento de su economía.
Por si esto fuera poco, los centros de extracción del mineral se han visto afectados por fuertes lluvias y accidentes de sus trabajadores. Estos hechos en conjunto han hecho que el precio del carbón se eleve. Dar con una solución a este escenario no es tarea fácil, aunque si lo miramos en un mediano plazo es posible soslayarlo, y las energías limpias son la respuesta.
Las ERNC llegaron para quedarse, mejorando la calidad de vida de todos y reduciendo la huella de carbono de la industria en general. Chile tiene un potencial gigante para desarrollar energía fotovoltaica, eólica e hidrógeno verde. Para más ventaja todavía de nuestro país, tenemos una costa enorme y muchos puertos cercanos a grandes ciudades capaces de exportar hidrógeno verde.
Recordemos que el Gobierno anunció la primera planta para desarrollar este combustible en el extremo sur, con la posibilidad cierta de producirlo a un costo bajísimo en comparación con otras naciones. Esperamos que estos anuncios se sigan materializando con fuerza y en un tiempo más podamos vender energía, y ¿por qué no?, incluso la que el gigante asiático necesita.
Víctor Opazo Carvallo