En la Semana de la Educación Parvularia: JUNJI Araucanía reconoce la labor de sus educadoras de párvulos
Vocación, alegría, compromiso, adaptación al cambio y por sobre todo, amor hacia su trabajo; éstas y muchas más, son las características de las educadoras de párvulos de la JUNJI, quienes día a día tienen la misión de educar a los niños y niñas de primera infancia.
Es por esto que la Junta Nacional de Jardines Infantiles de La Araucanía, en la "Semana de la Educación Parvularia", hace un reconocimiento y agradecimiento por su trabajo, especialmente en tiempos de pandemia donde se han visto desafiadas y se han destacado por su liderazgo. Hoy, ya están trabajando de forma presencial con las niñas y niños, cumpliendo con los protocolos de higiene y seguridad dispuesto por la autoridad sanitaria, el Ministerio de Educación y la JUNJI.
Y es que la educación parvularia es fundamental e importante, porque es ahí donde los niños y niñas de 0 a 4 años incrementan su lenguaje, forman la autoestima, potencian la autonomía y desarrollan su personalidad, porque las interacciones entre párvulos y educadoras permiten incorporar conocimientos en contextos de bienestar integral. Su propósito es favorecer de manera sistemática, oportuna y pertinente el desarrollo integral, aprendizajes relevantes y significativos en los párvulos.
Junto con ello, el trabajo de las educadoras de párvulos se destaca por su relación cercana con las familias, tienen gran poder de gestión con sus redes de apoyo para concretar acciones en beneficio a la comunidad educativa, logrando gran interacción con otros, a través de la empatía, comunicación, asertividad, creatividad, resolución de conflictos, y flexibilidad.
Juan Pablo Orlandini, Director Regional de JUNJI Araucanía, destacó el rol profesional de las educadoras de párvulos, junto a su equipo técnico, y valoró "la relevancia y sentido de su labor pedagógica, que las llevó a resignificar el curriculum, a reorganizarse y flexibilizarse frente a este nuevo contexto, poner al centro de la gestión educativa el bienestar integral de los niños y niñas, y considerar la dimensión socioemocional como foco esencial para planificar el proceso educativo, lo que implicó desplegar habilidades, disposiciones y conocimientos".
Por otra parte, agregó que "hoy las educadoras de párvulos están viviendo procesos muy exigentes y laboriosos tales como la Nueva Institucionalidad, Reconocimiento Oficial, Carrera Docente y el sistema de aseguramiento de la calidad, entre otros. Todos ellos han significado un alto compromiso y dedicación en función de un mejoramiento continuo para su formación profesional y con resultados que tributan a una atención y educación de calidad".
En ese mismo contexto manifestó que cuando se avanza hacia la presencialidad "se ha puesto a prueba toda la creatividad, imaginación e innovación para la educación en la primera infancia. El desafío ha sido lo disciplinario, lo pedagógico y lo curricular. Este proceso que se vive en los años más trascendentes de la primera infancia, la edad en que los niños y niñas descubren el mundo, las relaciones, la comunicación, el aprendizaje y la confianza, serán entonces las herramientas que les ayudarán a desenvolverse por el camino que tendrán que recorrer hacia la vida adulta".