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Regiones versus centro
El 21 de noviembre se marcó un camino para Kast, que es instalar el relato del agotamiento de las regiones con el centralismo que guía las discusiones políticas y que abandona las urgencias regionales. No es un misterio que el terrorismo en el sur esta afectando el trabajo y que la inmigración ilegal afecta la calidad de vidas de ciudadanos en el norte, que los destrozos semanales en Santiago los costeamos todos, que las quemas de micros de primer nivel, con internet, cargadores USB, aire acondicionado, etc., nos parecen un insulto directo a la realidad de nuestro transporte público regional.
La desafección de las regiones con el centro es por la mirada negativa que estos últimos tienen de lo realizado en el país, mientras nuestros abuelos y padres no se olvidan que las condiciones de vida actuales son infinitamente mejores que antes.
Los votos a JAK implican el temor de las regiones al abandono y es un llamado a impulsar el regionalismo del desarrollo, de la inversión, del apoyo a las Pymes, el que pide mejores transportes públicos, más liceos bicentenarios, mejores carreteras, combustible más barato, menos asfixia fiscal, menos burocracia, mayor digitalización de procesos, etc. Y junto a todo lo anterior espera la seguridad, el trabajo, la libertad y protección de sus diversos proyectos de vida, para educar a sus hijos y vivir en tranquilidad.
Camilo Villablanca J., estudiante de Derecho, U. Católica de Temuco
La Democracia Cristiana y Gabriel Boric
Cómo un partido como la Democracia Cristiana, que nació bajo la inspiración de la doctrina social de la Iglesia (Rerum Novarum, León XIII), para contrarrestar el comunismo ateo y materialista, puede apoyar a Gabriel Boric y unirse hoy a un Partido Comunista, cuya consigna es la lucha de clases y la dictadura del proletariado (¿como en Cuba, Venezuela o Nicaragua?).
Los lectores de El Austral deberían leer "Tongolele no sabía bailar", de Sergio Ramírez, reconocido escritor nicaragüense exiliado en España huyendo del gobierno de Ortega por escribir lo que pasa en las dictaduras de izquierda, como la detención de todos los candidatos y competidores en las últimas elecciones y que aún permanecen encarcelados.
Pablo Sotomayor Erazo
"¿Socialcristiano?"
La alianza política que sustenta al candidato presidencial de la ultraderecha, José Antonio Kast, conformada por su Partido Republicano y el Partido Conservador Cristiano, se autodenomina "Frente Social Cristiano". Aquello constituye un engaño.
El Diccionario de la Lengua Española define socialcristiano como sigue: "Dicho especialmente de una idea o de un partido político: Que participan de los principios del socialismo y del cristianismo". Algo no cuadra.
En la historia política contemporánea, el socialcristianismo se divide fundamentalmente en dos tendencias, ambas inspiradas por la filosofía humanista cristiana, el comunitarismo y la Doctrina Social de la Iglesia: la democracia cristiana y la izquierda cristiana.
En Chile, la primera ha sido representada por el Partido Demócrata Cristiano, y la segunda por escisiones de aquél: el Movimiento de Acción Popular Unitaria, que luego viró hacia el marxismo-leninismo, y la Izquierda Cristiana, fuertemente influenciada por la teología de la liberación y la renovación eclesiástica propiciada por el Concilio Vaticano II y las conferencias generales del Consejo Episcopal Latinoamericano.
Entre fines de la dictadura y principios de la restauración democrática, el grueso de ambas organizaciones se integraron paulatinamente al Partido Socialista, cuya vigente declaración de principios contempla expresamente al cristianismo de izquierda como parte de su acervo ideológico. No obstante, la IC aún subsiste como movimiento político.
El socialcristianismo está del lado del bienestar integral de las clases trabajadoras y de la protección y promoción de su dignidad humana intrínseca, no del de quienes las oprimen, indolentes ante sus tristezas y carencias. Pero el autoritarismo neoconservador de corte populista que Kast encarna está en la antípoda de estos ideales. Si, como resulta evidente, en su visión de sociedad no hay cabida para la opción preferencial por los pobres, los explotados y los marginados, ¿cómo podría entonces su Frente ser genuinamente socialcristiano?
No sé qué clase de cristianismo los inspire a él y a sus partidarios, más sí que se trata de uno cuyo corazón jamás ha sido conmovido por la pasión del Evangelio o las enseñanzas de Jesús.
En mi condición de católico lo afirmo.
Juan Pablo Pinto Montero, abogado, U. de Chile militante PS