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El destacado investigador Ufro y exintegrante del Comité Asesor en Vacunas e Inmunizaciones, CAVEI, del Ministerio de Salud, manifiesta que el término de la pandemia aún se ve lejano, mientras no se logre la inmunidad de rebaño a nivel global. Adelanta que se viene una cuarta y quinta dosis en 2022 e insiste en la necesidad de cumplir con los esquemas de vacunación y seguir respetando las medidas de autocuidado como uso de mascarilla, distanciamiento físico y lavado de manos para mantener bajo control al rebelde virus.
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Un camino largo por recorrer tiene aún la pandemia de coronavirus en Chile y el mundo. Con la aparición de la variante Ómicron, que vuelve a encender las alertas internacionales, parece claro que no hay espacio para el relajo, ni mucho menos para pensar que el virus está cerca de desaparecer.

"El virus no va a desaparecer del mapa viral", lo dice la voz experta del doctor Jaime Inostroza Sarmiento, químico farmacéutico de la Universidad de Concepción, doctor en Inmunología Clínica y Transfusiones Médicas en la Universidad de Justus Liebig Giessen en Alemania, actual director del Centro de Diagnóstico y Tratamiento Jeffrey Modell ubicado en el Edificio de Biociencias de la Ufro, además de académico de la Facultad de Medicina y encargado de la sección de Inmunología en el Hospital Hernán Henríquez Aravena.

Con innumerables estudios en el área de la inmunología y más de 130 publicaciones en revistas científicas, el doctor Inostroza es además el único chileno integrante del Editorial Review Board del Journal of Clinical Immunology de la CIS (Clinical Immunology Society) que reúne a inmunólogos clínicos de Estados Unidos y Canadá. Asimismo, hasta hace pocos días integraba el Comité Asesor en Vacunas e inmunizaciones, CAVEI, del Ministerio de Salud, organismo del que formó parte por 27 años.

Como director de Centro Jeffrey Modell de Inmunodeficiencias Primarias, en marcha desde el año 2016, ha desarrollado junto a su equipo de investigadores interesantes proyectos científicos en el área, abarcando prácticamente todo el país y algunas naciones vecinas, considerando que el laboratorio existente en Temuco es el único en Chile y uno de los cuatro de Latinoamérica.

"Cuando se sospecha de alguna inmunodeficiencia en algún punto del país, viene a estudiarse a Temuco y aquí todo el estudio es gratis", señala el investigador, quien dice que con el transcurso del tiempo el Centro ha logrado ampliarse hacia otra gama de proyectos. Uno de ellos apunta al estudio de la tuberculosis en niños, en especial de menores provenientes de zonas de alto conflicto y las mutaciones de la enfermedad. De hecho se ha estudiado un tipo de mutación en Ucrania que afectaría a unos 120 niños. "Es la tercera generación postChernobyl, quienes son los nietos de la generación que tuvieron el impacto directo de Chernobyl y precisamente estos chicos están presentando algún tipo de mutación específica de tuberculosis. Lo interesante es que estos estudios pueden llevar a crear una nueva vacuna contra la tuberculosis, conociendo las distintas mutaciones".

Recientemente y producto de la pandemia, los investigadores del Centro Jeffrey Modell, iniciaron una investigación que consistió en investigar el efecto de la infección por covid y la acción de las vacunas en inmunosuprimidos y trasplantados reclutándose unos 500 pacientes de Temuco. Si bien la investigación aún no concluye, los primeros resultados indican que hay diferencias significativas entre los vacunados sanos y los vacunados inmunosuprimidos en cuanto a respuesta inmune.

-Doctor Inostroza, ¿por qué razón la respuesta inmune es cero o muy baja en los inmunosuprimidos y trasplantados?

-Efectivamente en términos de respuesta de anticuerpos neutralizantes, los inmunosuprimidos no alcanzaban niveles altos comparados con los vacunados sanos, incluso en algunos era cero y eso despertó la alerta temprana para empezar con los esquemas de la tercera dosis. La mayoría de los pacientes inmunosuprimidos con covid pasaban directo a la UCI; se informó al Ministerio que no había respuesta después del esquema primario y (una de las explicaciones podía estar en los fármacos que se administran para el tratamiento de las inmunodeficiencias). Yo he recomendado suspender los fármacos 2 semanas antes de la administración de la vacuna y reiniciar el tratamiento dos semanas después de administrar la vacuna. Entonces ahí tenemos un mes más o menos para que la vacuna tenga su efecto y para que el fármaco también vuelva a tener su efecto.

-Como experto inmunólogo, ¿en qué punto de la pandemia nos encontramos a nivel global? ¿Ya estamos a medio camino?

-No. Aún estamos en un inicio. Llevamos apenas un año y medio, un poco más, y sin ser alarmista, nos quedan por lo menos 3 años de mutaciones para que al final lleguemos a una etapa de incorporar la vacunación de forma programática.

-Precisamente en cuanto a mutaciones, ¿es realmente una amenaza la variante Ómicron?

-Mientras más variantes tenga la cepa, más se escapa al sistema inmune y más se escapa a las vacunas. Ese concepto hay que tenerlo siempre muy claro. Frente a eso, si la Ómicron presenta muchas variables, indudablemente que va a ser mucho más agresiva, pudiendo tener mucho más mortalidad. Sin embargo algo que puede ser favorable a Chile es que aquí no se utilizó una sola vacuna, sino que varias con plataformas de producción distintas, con secuenciación distinta, por lo tanto, de alguna manera nos sentimos más protegidos por esta posible aparición de más variantes. Es lo mismo que pasa en este momento con la variante Delta. Actualmente tenemos mucha Delta, pero hay muy pocas muertes y eso es porque usamos un popurrí de vacunas diferentes que de alguna manera puede atenuar la infección.

-¿Cree que será necesario reducir la movilidad a lo estrictamente necesario e incluso propiciar un nuevo cierre de fronteras, debido a la Ómicron?

-Yo creo que la movilidad hay que controlarla un poco. No tanto como para hacer cierre de fronteras, porque puede ser suficiente con un buen control interno de ingreso al país, venir con la PCR de ingreso al país y también hacer PCR en los pasos fronterizos de control. Para evitar el cierre de fronteras necesitamos tener una vigilancia activa. Por ejemplo si hay un caso positivo en la frontera, que inmediatamente dentro de las 24 a 48 horas se secuencie y veamos a qué variante corresponde y así podamos saber si nos está llegando una variante nueva o es la misma variante que hemos tenido siempre.

-La clave está entonces en la vigilancia activa frente a Ómicron…

-A Chile todavía no llega y es importante que tengamos lo que se llama una vigilancia activa contra las variantes del coronavirus. Para eso se está avanzando y se le está pidiendo al Ministerio que en todos los centros del país pueda realizarse secuenciación genómica mucho más rápido. Acá la Ufro tiene un centro de secuenciación y eso permite saber qué variante va entrando.

-Las OMS ha manifestado que la aparición de nuevas variantes como la Ómicron es fruto de la inequidad que existe en la distribución mundial de vacunas, ¿concuerda con ello?

-Concuerdo en que hay inequidad. El problema más grave es que cada país pensó primero en tener a su población vacunada y si me quedan dosis excedentes las regalo. Fue lo que dijo Gran Bretaña y también los americanos que dijeron yo regalo 200 mil dosis a la OMS, pero no dejo de vacunar a mi población. Claro que hay en inequidad, porque los países debieron haber estado un poco más abiertos a la posibilidad de expandir la vacunación. La misma Ómicron que viene de Sudáfrica, probablemente viene de zonas que no han sido vacunadas, y como no han tocado vacunas, tuvieron esta mutación nueva. Entonces es un tema complejo.

- Si el virus efectivamente se va haciendo resistente y surgen continuamente nuevas variantes, la pregunta es ¿hasta cuándo esto seguirá ocurriendo?

-Yo creo que el virus va a seguir mutando y probablemente no vamos a tener una respuesta de aquí a algunos años más. De aquí a marzo debiéramos tener una cuarta dosis colocada y luego una quinta dosis; van a ser por lo menos dos dosis por año, hasta que probablemente la vacuna sea incluida en el Programa Nacional como una vacuna programática que se pueda administrar no tan cerca de la de influenza, pero con una distancia de 15 días a lo menos entre una vacuna antiviral y otra.

-¿Esto independientemente de los fármacos antivirales que se están estudiando?

-Hay dos fármacos en estudio. Sabemos que son eficaces en grupos restringidos, pequeños, pero la prueba grande de efectividad aún falta. Eso nos va a dar la prueba de que ese fármaco protege en términos de bioseguridad (…) El gobierno americano lo tomó y lo largó a la venta porque es una solución ante la oposición de los grupos antivacunas que en Estados Unidos es muy fuerte.

-¿Qué tan daniños para el control de la pandemia, pueden llegar a ser los grupos antivacunas que en algunos países europeos se están haciendo muy fuertes?

-Sí, influyen fuertemente, porque ellos adoptan una posición muy extrema en que no quieren inyectarse ni colocarse absolutamente nada en su cuerpo; también hay ciertos grupos religiosos que no permiten administrarse absolutamente nada, pero la única manera de que se logre un poco revertir esa situación es que los países tomen decisiones para toda la población incluyendo a los antivacunas. Acá en Chile hay, pero no se notan tan fuertes.

-¿Cree que en Chile debería ser obligatoria la vacuna?

-La verdad es que no ha sido necesario porque la vacunación ha sido masiva, la gente entendió. Lo que me cuesta entender es que en muchos casos sean los adultos mayores los que no se quieran vacunar. Por ejemplo, hay personas mayores de 80 años que probablemente no recibieron ninguna vacuna en su vida del Programa Nacional y ahora quizás por primera vez le tocan dos vacunas que son la de influenza y el covid, entonces para ellos es un drama… Lamentablemente en los mayores de 80 años hay una depresión del sistema inmune, por lo tanto su respuesta va a ser mucho menor que la de una persona activa.

-¿Cómo vislumbra el futuro de la pandemia?, ¿Va a desaparecer algún día este virus del mapa viral?

-No, el virus no va a desaparecer del mapa viral. Lo que puede pasar es que al final vayan surgiendo mutaciones con más baja infecciosidad… Antes teníamos coronavirus, siempre habíamos tenido, pero teníamos variantes con una efectividad muy baja. (…) Vamos a tener olas sin duda, donde vamos a bajar y subir y ese va a ser nuestro futuro. Yo calculo que si ya llevamos casi dos años, queda un tiempo todavía hasta que terminemos esta etapa de subidas y bajadas y tengamos que usar la vacuna de forma programática que sería una vez al año.

-¿De qué depende el que se pueda derrotar finalmente esta pandemia?

-Lo que se quiere es lograr un efecto rebaño a nivel mundial, donde tengamos una gran población vacunada y que vayan quedando muy pocas personas no vacunadas, las que por ese efecto rebaño lograrán también su inmunidad. Esa va a ser la única manera de derrotar esta pandemia.

"Llevamos apenas un año y medio, un poco más, y sin ser alarmista, nos quedan por lo menos 3 años de mutaciones para que al final lleguemos a una etapa de incorporar la vacunación de forma programática".

"De aquí a marzo debiéramos tener una cuarta dosis colocada y luego una quinta dosis; van a ser por lo menos dos dosis por año, hasta que probablemente la vacuna sea incluida en el Programa Nacional".

"El virus no va a desaparecer del mapa viral. Lo que puede pasar es que al final vayan surgiendo mutaciones con más baja infecciosidad…".