Dángela Flores (41 años), nacida en Capitán Pastene, cuenta que estudiar era muy difícil para su familia ya que implicaba gastos para mantener una segunda casa en otra comuna como Traiguén, donde realizó su Enseñanza Media. Luego, continuó en Temuco la Universidad y hoy es profesional como ingeniera en Administración con mención en marketing.
Uno de sus sueños fue ser mamá, sin embargo, no logró concretarlo. En medio de los tratamientos que se realizó, fue despedida de su trabajo y luego terminó la relación con su pareja, lo que la motivó volver a su zona, con su familia, donde tienen el restaurante "Monteperone". "Ayudo a mi hermana y también creamos una asociación de restaurantes del pueblito. La pandemia nos golpeó muy fuerte y ahora que ya podemos atender, el terrorismo ha hecho que no vengan turistas", relata Dángela, muy preocupada por sus padres: "mi papá se encuentra con crisis de pánico producto de los disparos que escuchan todas las noches", remarca.
Dángela tiene esperanza de que el esfuerzo de su familia pueda volver a surgir y que la violencia desatada que se vive en el sector, se frene con "mano dura". Ella asegura que "en esta segunda vuelta todos tenemos que ir a votar. No podemos dejar que se siga destruyendo el país completo. En La Araucanía tenemos el grave problema del terrorismo y acá estamos abandonados. Son muchas familias las afectadas. Acá vivimos del turismo y desde que Pastene aparece como 'zona roja', ya no viene gente a comer acá".
"Mi sueño era ser profesional"
Yurisan Castro, nacida en Teodoro Schmidt, es Relacionadora Pública de profesión; una profesión que era su sueño cumplir. Yuri, cuenta que en su infancia, su padre ganaba poco más que el sueldo mínimo y su madre era dueña de casa y la cuidaba a ella y a su hermana menor.
Estudió en el pueblo llamado Barros Arana y la enseñanza media en Pitrufquén, donde egresó de secretariado "porque mi familia no me podía pagar una carrera universitaria".
Para Yurisan, ser profesional era su sueño y nunca dejó de buscar instancias para poder lograrlo. A sus 18 años comenzó a trabajar como secretaria en la Universidad de La Frontera, donde estuvo más de 12 años. "Siempre quise más y sabía que con esfuerzo y trabajo lo lograría. Mientras muchos me decían 'no puedes', yo decidí atreverme y luchar por un futuro mejor", recuerda.
Gracias a esas ganas de salir adelante, Yurisan trabajaba de día y estudiaba en la noche hasta terminar la carrera de Relaciones Públicas. Posteriormente hizo un Magister y algunos diplomados, cumpliendo su sueño. "Hoy siento que cuando se quiere, siempre se puede. He trabajado en el mundo privado y actualmente ocupo un cargo regional en este gobierno(…) Yo decidí atreverme porque sé que JAK es el único que nos da esperanza, estabilidad y sobre todo la libertad de poder escoger lo que queramos hacer", advierte.