Democratizar la información financiera es la clave
El martes comenzó en el Congreso la discusión sobre el Proyecto de Ley que crea un Registro de Deuda Consolidada. En ésta quedó en evidencia el poco conocimiento de la Comisión respecto a la relevancia de este tema para el bienestar de las personas, pues piensan que es un proyecto que beneficia solo a los bancos.
Hace 6 años lanzamos "Destácame", una plataforma de iniciativa privada que buscaba justamente ayudar a personas sin acceso al sistema financiero a demostrar, a través de su comportamiento positivo, lo buenos pagadores que son para poder acceder a productos financieros que hasta el momento no les eran una opción. Con esa premisa hemos avanzado en diversas soluciones y hoy más de un 15% de la población adulta está registrada, validando la necesidad de las personas de contar con este tipo de apoyo basado en su propia información.
Quizás el punto más importante del proyecto es que declara explícitamente que las personas somos dueños de toda nuestra información financiera y que podemos acceder a ella en cualquier momento. Pero no solo eso, a través de la tecnología disponible (APIs) también podemos determinar, por ejemplo, qué oferentes crediticios pueden acceder a nuestra información y quienes no. Esto también es clave para los más de 4 millones de deudores morosos que quieren volver a comenzar, pues su buen comportamiento empieza a ser visible para todos, aumentando las posibilidades de éxito en el proceso.
Este proyecto de ley es tremendamente importante pues genera competencia en el mercado, aumenta las posibilidades para acceder a mejores condiciones y de reinsertar a millones de personas que hoy quedan excluidas del sistema por haber estado en Dicom.
Hoy el Congreso tiene en sus manos una oportunidad única de democratizar ese derecho, de empoderarnos a cada uno de nosotros para que podamos usar nuestra información financiera en nuestro propio beneficio.
Augusto Ruiz-Tagle co-fundador Destacame.cl
Lenguas originarias
Hace algunos meses, la Sociedad Chilena de Lingüística (SOCHIL), fue convocada por la Convención Constitucional para que se pronunciara sobre la diversidad lingüística en nuestro país y su consagración política, en el marco de la redacción de una nueva carta magna.
Efectivamente, Chile es y ha sido un país multilingüe. Sin duda, el estado actual de las lenguas originarias (quechua, aymara, mapudungún, rapanui, kawésqar, yagán), es de preocupación académica, pero debería ser una preocupación nacional, pues en ellas reside el valor cultural e histórico de los pueblos prehispánicos. Por su carácter minoritario, sus hablantes han tenido que volverse bilingües por la fuerza, dado que el español no solo ha sido la lengua preferida, sino la oficial en la mayoría de los países hispanoamericanos. La preeminencia del español sobre otras lenguas ha llevado a un debilitamiento de estas, con el consecuente riesgo de que las futuras generaciones las olviden, producto del conveniente monolingüismo del que somos testigos en la actualidad.
El dilema actual no ha sido extraño en otras latitudes. El caso neozelandés, citado por la comisión ad-hoc de SOCHIL, muestra cómo el respeto por la identidad cultural se manifiesta a través del reconocimiento de la lengua como vehículo de cultura y de actividad política. Sin embargo, debe estar acompañada de acciones de protección y divulgación, de modo tal que la revitalización contribuya a su mantención en el tiempo.
Estamos en un momento histórico, en que se están revisando las bases del Chile que queremos en el futuro. Sería una excelente decisión constitucionalizar el uso y fomento de las lenguas indígenas, lo que contribuirá a establecer nuestro país como una nación multilingüe y se hará justicia después de medio milenio de invisibilización. Así, estaremos cuidando el patrimonio cultural intangible más importante que tiene el ser humano: la lengua.
Dr. Miguel Bargetto Dra. Marcela Cabrera académicos Facultad de Educación Universidad de Las Américas
Tormentas eléctricas
Llama la atención que de un tiempo relativamente corto a esta parte, hayan comenzado a aparecer alertas por tormentas eléctricas en La Araucanía y en general en el sur del país.
Tras la tormenta gigante de diciembre del año pasado, que impactó por la potencia de los truenos y la luminosidad de los relámpagos, cada cierto tiempo aparece en el pronóstico del tiempo un aviso de probable tormenta eléctrica, un fenómeno que era poco recurrente y que al parecer habrá que sumar a los tornados de invierno y a las trombas marinas de la zona costera. Y, por supuesto, a los incendios forestales.
Son las nuevas emergencias de un planeta en cambio climático.
Mariutxi Castillo