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Profesora temuquense ganó más de 53 millones de pesos en Casino Dreams

TEMUCO. Con una jugada de tan sólo 880 pesos logró el mayor premio pagado por el centro de entretención en lo que va de febrero.
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Una jornada llena de sorpresas, aplausos y felicitaciones se vivió en las últimas horas en el Casino Dreams de Temuco luego de que una profesora se adjudicara el pozo acumulado en la Isla de Máquinas de Azar conocidas como Endless Treasure. La mujer iniciales A.M.R. logró llevarse la totalidad del dinero que hasta ese momento alcanzaba a exactos 53 millones, 906 mil 680 pesos.

inolvidable

Según recuerda la ganadora de la jornada, no llevaba una hora al interior del edificio de Avenida Alemania cuando ocurrió lo impensado. "Vi que comenzaron a salir imágenes de monedas y simplemente empecé a apretar, porque andaba sin lentes", señala sonriente, agregando que solo dimensionó la cuantía del premio cuando una persona que estaba a su lado comenzó a gritar, lo que hizo que muchos asistentes se acercaran aplaudiendo a la feliz afortunada.

"Me puse muy nerviosa y el monto me pilló desprevenida. Pensé que era un premio mucho menor, porque no había ganado ni en una rifa. Jamás imaginé que era el monto acumulado hasta ese momento", expresó la feliz triunfadora, quien por largos minutos recibió los parabienes de quienes fueron testigos de la millonaria jugada.

bendición

En conversación con este medio la madre de tres hijos y abuela de dos nietos se dio tiempo para agradecer esta verdadera bendición caída del cielo, recordando a sus tres hermanos fallecidos en los último años.

"Como familia hemos sufrido mucho. Con una de mis hermanas veníamos siempre a entretenernos al casino hasta que la muerte me la arrebató por una leucemia. Han sido años muy duros", expresó la docente, quien agregó que hubo muchos trámites legales que no se han podido realizar por falta de recursos, los que ahora verán la luz con este golpe de suerte.

destino

Como toda historia donde hay un premio significativo, la pregunta sobre el destino que le dará al dinero es inevitable. Al respecto la ganadora, quien lleva 40 años de vida laboral, 20 de ellos como profesora, dijo que abonará a la deuda de su casa, pagará otras cosas, ayudará a un par de personas y guardará algo de dinero para su vejez. "Imagínese. Estoy a punto del retiro y si me jubilara hoy sacaría 190 mil pesos. Eso es denigrante. Los profesores sacamos una jubilación miserable y yo, como muchos que estamos a punto de cumplir 60 años, estamos esperando 5 años más que llegue nuestro bono de retiro, que es algo que nos merecemos todos los profesores. Es triste porque hay colegas que han fallecido esperando su famoso bono", concluyó A.M.R.

pagador

Con este premio y los más de 1900 millones de pesos pagados por Dreams Temuco en máquinas de azar en lo que va corrido del año, solo considerando premios superiores a los 500 mil pesos, el centro de entretención temuquense mantiene su fama de buen pagador a nivel nacional, que le acompaña desde sus inicios en el año 2009.

Según Italo Klenner el porcentaje de retorno de las primeras semanas del 2022 llega al 93,4%, esto quiere decir que de cada 100 pesos que las personas apuestan en máquinas de azar, el casino de Temuco devuelve 93,4 pesos en premios.

Carlos Peña

La Convención y las almas bellas

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Por estos días una declaración firmada por cuatro personas solicita a los convencionales -incluso les implora, como quien ruega de rodillas al borde de la desesperanza- aumentar el diálogo y considerar el punto de vista de la minoría.

Al leer esa declaración uno se pregunta si acaso los suplicantes que la firman, y de cuya buena intención no cabe dudar, poseen una correcta inteligencia de la índole de la Convención y de lo que en ella está ocurriendo.

Y parece que no del todo.

Porque al examinar los discursos y manifestaciones diversas de los constituyentes no se arriba a la conclusión que sus integrantes sean personas que no saben lo que hacen, individuos que poseídos de pronto por un ánimo refundacional y con la racionalidad disminuida o invadida por la emoción estén puestos a la tarea de imaginar desmesuras, sin pensar en el alcance que poseen, motivo por el cual sería necesario que se les llamara al equilibrio y el diálogo, como quien toma de los hombros a alguien agitado y luego de zamarrearlo amistosamente le pide que se calme.

Por el contrario, la conclusión a la que se arriba es que los convencionales saben lo que hacen y por eso lo hacen.

Lo suyo no es entonces un asunto de actitudes -es decir de disposición o no al diálogo- sino de creencias -o sea de convicciones y de ideología.

A lo que se está asistiendo hoy en Chile, y la Convención es uno de sus momentos culmines, es a una disputa ideológica, es decir, a una lucha, afortunadamente incruenta, en la que está predominando un punto de vista que es muy otro del que fue hegemónico en Chile. Ese punto de vista relataba a la comunidad política como unidad de memoria e identidad; a los derechos como libertades ante todo negativas, formas de protección frente a la injerencia no consentida; al régimen político con predominancia presidencial; al sistema de justicia como poder cuya cúspide poseía la jurisdicción que, desde allí, derramaba hacia los jueces; a la ley como una regla que se abstraía de clases de individuos categorizados por su origen, etcétera. En la Convención, en cambio, está predominando la idea que Chile es un espejo roto donde cada uno ve su reflejo en un trozo, sin que exista una imagen que exprese la totalidad; los derechos están siendo concebidos como derechos sociales, es decir, como prestaciones positivas que las personas pueden reclamar por su simple condición de miembros de la comunidad; el régimen político por el que inclina buena parte de los convencionales, apunta a fortalecer al Congreso y dentro de él a la mayoría, disminuyendo la autoridad presidencial; la jurisdicción es vista como una facultad que radica en cada juez y no como un poder que el Estado centraliza al lado de la legislatura y el Ejecutivo; la ley es concebida como un baremo plástico y elástico, cuyo significado se deja corregir por la perspectiva de género o la interculturalidad.

Todas esas ideas o parte de ellas pueden ser consideradas erróneas, y algunas desde luego lo son; pero no se observa de qué modo se puede hacer ver su incorrección o su error implorando un cambio de actitud. La súplica no es una forma de refutar ideas o de discutirlas, o siquiera de participar en el debate democrático, porque fuera de no aportar razones parece atribuir a aquellos a quienes se interpela -es decir, a los convencionales- una mera conmoción emocional, un entusiasmo súbito o repentino que es, en el fondo, y aunque quienes ruegan la moderación no persigan, una forma de disminuir su valía o su racionalidad.

Si el buenismo consiste en creer que apelar al cambio de actitud conduce al cambio o la mejora de la vida colectiva (el tipo de opiniones que un filósofo atribuía a quienes llamó "almas bellas") esta declaración, bien intencionada sin duda, puede ser considerada una muestra paradigmática de esa forma de asomarse a los problemas que bullen en la esfera pública.