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Un viaje en el tiempo al Temuco de hace 100 años

Época de tranvías, de las primeras casonas icónicas, de negocios de abarrotes y mercancías, de una gran feria en la Plaza Recabarren, de una actividad deportiva incipiente, de club hípico y de proyectos innovadores liderados por una generación de no más de 30 años. Así era la capital regional hace diez décadas. Según historiadores locales, una ciudad todavía pequeña, pero gran pujanza.
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Lo que no cuentan los libros oficiales de historia lo cuentan los textos de cementerios, los registros civiles, las bitácoras profesionales, los documentos de iglesias y los cuadernos de hospitales. En Temuco, los registros del Cementerio General revelan que hacia la década del 20 no pocas personas fallecen producto de descargas eléctricas, esto por no saber emplear la novedosa energía que entonces saca de las penumbras las noches de esta joven ciudad.

Así lo relata José Melo Ríos, presidente de la Sociedad Histórica y Genealógica de La Araucanía (Hisgenea), que hace un tiempo ayudó a digitalizar cientos de libros que tenía sin respaldar el Cementerio de Temuco, y cuyo trabajo con la genealogía le ha permitido acercarse a nuestra historia desde un lugar más anecdótico y familiar.

Al cumplirse 141 años de la fundación de la capital de Cautín y capital de la Región de La Araucanía (1881), José Melo Ríos junto al profesor de historia y autor del primer volumen de la saga "Los mitos de la historia de Temuco", Diego Vrsalovic Huenumilla, ayudan a reconstruir el Temuco de hace 100 años, la comuna de los años 20, una ciudad que venía de recuperarse del gran incendio de 1908; que gracias a su estatus provincial y por ser punta de riel marcha viento en popa, aunque no exenta de dificultades y también de traspiés.

"Hablamos del contexto post ocupación de La Araucanía", explica Diego Vrsalovic, "donde Temuco ocupa un buen sitial por la instalación de servicios en su calidad de capital provincial, condición que arrebatamos a Nueva Imperial, y por el hecho de que la ciudad es punta de riel del Ferrocarril. Esto genera las condiciones para constituir un polo de atracción para la población, el comercio, otros servicios y para el flujo de mercancía, una espiral virtuosa que la convierte en una de las principales ciudades de todo el territorio".

Respaldado en lo que dicen los libros de historia y los relatos familiares e institucionales que ha podido recoger en su proceso de investigación, el autor y profesor de historia comenta que entre 1908 y 1931 asistimos a numerosas primeras veces y al surgimiento de elementos icónicos en el patrimonio arquitectónico local.

"Asistimos aquí a las primeras fiestas, al encuentro de Neruda con Mistral que no es tan dulce como creemos; presenciamos el funcionamiento de un club hípico y un comercio poco fiscalizado del cual la gente se quejaba porque, por ejemplo, el pan era pequeño, sabía mal y a veces venía con colillas de cigarrillos. Entonces, la vida no tan salubre, pero había mucho empuje gracias a una generación que bordea los 30 años y que con sus propios recursos echa a andar proyectos