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Héctor González de Cunco, el fotógrafo de Illapu y del Chile profundo

En febrero recién pasado, este "obrero de la fotografía" cumplió seis décadas de trayectoria en lo que considera su oficio. Sus inicios están anclados en La Araucanía de los años 60, pero su trabajo trasciende las fronteras regionales y nacionales para llegar a páginas de publicaciones como el New York Times. Hoy, empeñado en acercar este arte a la gente ha celebrado 18 de un total de 60 exposiciones itinerantes que espera concretar, todas ellas acompañadas de charlas, cuyo objetivo es compartir su visión acerca de lo que es este "lenguaje" y "forma de ver la vida".
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Hace seis décadas, cuando aún no superaba los 13 años de edad, un día de febrero de 1962, Héctor González de Cunco ojeaba una de las revistas con las que llegaba su padre a casa. Era una edición de Selecciones de Readers Diggest. En su interior, un artículo sobre el fotógrafo Ansel Adams atrapaba su atención. Particularmente, la profundidad de una foto llamada "Salida de luna sobre Hernandez, Nuevo México" (1941). "Esa foto - confiesa hoy - me cambió la vida".

Ese hecho, más la oportunidad de comenzar a trabajar como asistente de fotografía de un cura-profesor de su colegio, abre el comienzo de un largo camino que no se ha detenido hasta los días que corren y que acaba de abrochar 60 años de trayectoria en el arte de retratar la vida y las personas, actividad gracias a la cual conoce incluso al mismísimo "genio" de aquella revista, Ansel Adams.

Sin llevar una cuenta exacta de lo que ha hecho a lo largo de seis décadas, Héctor González de Cunco - quien se obsequió a sí mismo ese nombre para generar su firma distintiva y llevar siempre consigo a su ciudad natal - cuenta que deben ser más de 700 mil las imágenes que ha capturado con las distintas cámaras que ha colgado a su cuello a lo largo de la vida.

Autodenominado "fotero" u "obrero de la fotografía", este hombre que cursa hoy sus "setentas", ha llevado una vida rica en experiencias gracias a su trabajo independiente, algunas de ellas no tan gratas como los oscuros y crueles momentos a los cuales sobrevive tras el golpe de Estado, y otras cargadas de luz como la histórica amistad que forja con el grupo Illapu desde el momento que le toca hacer sus primeras fotos para la Discoteca del Cantar Popular (Dicap) o las publicaciones que consigue en revistas y diarios de la talla del New York Time.

Amigo de la fotografía en blanco y negro, con la que se inició al alero de los curas claretianos en lo que él llama "la BBC", es decir, bautizos, bodas y comuniones, González asume hoy que le debe mucho de lo que es ahora a numerosos colegas y maestros que conoció en el camino.

Es el caso de "Oscar Castro Videla, quien tenía 43 años y llegué con 22 a Santiago. Él fue el primero que me dijo preocúpate que en los blancos y en los negros siempre haya detalles, que no sean un manchón. Eso me cambió. Después está Hugo Araya, "el salvaje", un camarógrafo con el que nos encontrábamos en las protestas en tiempos de la Unidad Popular. Él me decía lo que usted está haciendo es retratar el momento histórico de un Chile que se levanta. Él empezó a hacerme entender el sentido político de la fotografía. Y, luego, donde realmente termino de aprender es cuando llego a Estados Unidos en 1976 y después cuando me voy a vivir con Illapu a Francia, a París, donde nace la fotografía y se respira el valor de esta misma", comenta.

Después de tantas décadas de trayectoria, González confiesa que para él la fotografía hoy no es una profesión, es su oficio. "Yo lo entiendo así y lo digo con cierta ironía porque, ahora, muchos se autodenominan rápidamente artistas de la fotografía, casi sin demora. Y si bien mis fotos han llegado a galerías, museos y colecciones privadas, yo sigo reivindicando el oficio, más cuando mi padre fue un obrero ferroviario y mi tío, herrero. Por eso digo que soy fotero".

Con todos sus años de experiencia, este hombre de La Araucanía admite que para él este oficio se ha convertido en una manera de ver la vida y de vivirla. "Por eso llevo siempre conmigo una cámara y estoy haciendo fotos. Cuando hago talleres le propongo a las personas que primero hagan fotos sin cámara. Porque lo que predico es la previsualización. Y a los jóvenes - acota - les pido que entiendan la fotografía como un lenguaje y como una manera de contar la vida".

Hace pocas semanas, otro hecho relevante vino a coronar los 60 años de trayectoria. Gracias a una buena amiga de California, Estados Unidos (Devorah), González de Cunco acaba de recuperar siete fotos de una serie que había dado por perdida y que representa una histórica visita al Altiplano a la cual fue invitado el grupo Illapu por parte la Universidad del Norte en 1966, esto en el contexto de la grabación de un programa de media hora que coincidía con la celebración de la Fiesta de la Tirana, y que hoy lo llena de emoción y gratos recuerdos.

Para festejar y compartir sus aniversario, este cunquino ha realizado 18 de un total de 60 exposiciones itinerantes que espera materializar en 2022, algunas de ellas ya concretadas en Cunco (Lago Colico), Melipeuco y Valparaíso, y otras a las que está abierto a llevar a plazas, escuelas y universidades, donde - además - espera sostener conversatorios con quienes deseen adentrarse en su "oficio".