La Araucanía: rehenes de la violencia
La violencia está condenando a La Araucanía y sus habitantes al subdesarrollo. Así da cuentan cifras de distintas fuentes, como el INE y el SEIA de la Universidad de La Frontera, que muestran que la Región es una de las más pobres del país, tanto por ingresos, como en la medición multidimensional.
No existe duda de que el terrorismo que opera en La Araucanía y en la Macrozona Sur es la principal causa que mantiene frenada la economía local y las oportunidades para sus habitantes.
Lo paradójico de este lamentable escenario, es que quienes precisamente protagonizan la violencia y mantienen de rehén a la Región, condenándola a la pobreza, son los mismos que hoy desarrollan un lucrativo negocio ilícito a partir del narcotráfico, la usurpación de tierras, el robo de madera, entre otros delitos.
Es clave que esto último lo entienda el gobierno, como administrador del Estado, las autoridades en general y la ciudadanía: el terrorismo que está instalado en esta zona del país no se nutre de supuestas reivindicaciones ancestrales de comunidades mapuches, que es el discurso con el que intentan legitimar su actuar, sino que del negocio que existe en torno a la violencia en la Región, que podríamos denominar "Terrorismo S.A."
Por eso, quienes piensan que el problema se resolverá realizando un nuevo y oneroso plan de entrega de tierras, o exclusivamente a través del diálogo, con organizaciones criminales que solo hablan mediante las armas, equivocan el diagnóstico, y por tanto, la forma de enfrentar el asunto.
Mientras exista violencia terrorista en La Araucanía y la Macrozona Sur, no habrá nuevas inversiones, ni nuevos emprendimientos, ni tampoco nuevos empleos. Lo más lamentable de esto es que somos una región que podría ser una potencia en ámbitos diversos como el agroalimentario, el turismo y servicios, solo por mencionar algunos.
Carmen Gloria Aravena, senadora por La Araucanía
Convención Constitucional
Esta semana se aprobó en la Convención Constitucional el artículo 1 donde se señala que "Chile es un Estado social y democrático de derecho. Es plurinacional, intercultural y ecológico".
Más allá de sus implicancias, no deja de ser llamativo como parte de convencionales "han salido a contar" esta aprobación; omitiendo todo lo que viene después del punto seguido y dejando fuera de sus "tweets" la palabra plurinacional, un tema que ha sido rechazado claramente por la ciudadanía.
Muchos han puesto el foco en las "fake news" que rodean la convención, pero ¿qué ocurre con las fake news e información incompleta que salen de la convención? ¿Se comunicará de esta misma forma con los 400 millones que la convención está gastando con ese objetivo? Lo anterior no es menor, lo que se juega Chile en la Convención no es poco y lo mínimo que se requiere es la honestidad de sus actores.
Marcelo González C., Fundación para el Progreso
Comedores parroquiales en Chile
Las madres que participaban en comedores de Santiago en 1976, le enviaron informe al vicario Gustavo Ferraris, exponiendo que el 73% de los niños estaban desnutridos y dicen: "Aquí está el débil fruto de nuestros esfuerzos y la solidaridad entregada por parroquias, comunidades, comerciantes generosos, Vicaría de la Solidaridad y apoyo de distintas partes".
En Temuco, con dificultades y ganas de cooperar, el año 1975, comenzaron a funcionar los primeros comedores para niños. Una señora prestó su casa, otras vecinas se ofrecieron para cocinar todos los días. Jóvenes de la comunidad cristiana, inscribieron a los más necesitados.
En 1976 existieron 21 comedores, donde diariamente se acogían a 1.500 niños. En jueves Santo, un grupo de estudiantes católicos, fue casa por casa a pedir alimentos para los comedores.
En Valdivia, algunas parroquias crearon comedores en 1976, para atender a niños que vivían en campamentos. Con la crisis económica de 1982 y alto desempleo, aumentaron los comedores, que después funcionaron por varios años.
Obispo Alejandro Jiménez, creó la "Pastoral Universitaria" (1984) y, en inmueble de calle Chacabuco 393 funcionó un comedor que atendió diariamente a 160 jóvenes. Existieron otros tres hogares que albergaron a estudiantes de otras ciudades. Así fue la obra de la Iglesia Católica y laicos comprometidos, en años de crisis. Un saludo en el Señor al padre Marcelo Catril y comunidad por apoyar a comedores y/o las ollas comunes en Viña del Mar.
Derico Cofré Catril