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La exdirectora del Servicio de Salud Araucanía Sur, que acaba de dejar la dirección del Hospital de Lautaro, se apresta a asumir un nuevo reto en la atención primaria de Vilcún. Cuando cumple 45 años de trayectoria en la medicina, repasa su experiencia en la ciudad del Toqui, donde no solo enfrentó la pandemia sino un estallido local contra el establecimiento. También comenta el pasado y presente de la salud pública regional y analiza el reto constitucional desde su área de conocimiento.
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En 2022, la médico pediatra María Angélica Barría Schulmeyer cumple 45 años de trayectoria en el ejercicio profesional y, particularmente, en el sistema público de salud, la mayoría de los cuales los ha ejercido al servicio de la población de La Araucanía, especialmente, en Nueva Imperial, Cholchol, Lautaro y Temuco, comunas a las que pronto sumará Vilcún como su nuevo reto sanitario.

Esta profesional de la medicina, que ha hecho carrera en el campo clínico y administrativo, acaba de dejar la dirección del Hospital Dr. Abraham Godoy Peña de Lautaro donde - dos años después - reconoce que no solo se hizo cargo de la nueva infraestructura, equipo humano y modelo de trabajo, sino también de los desafíos impuestos por la pandemia y por un particular "estallido social" lautarino que apunto su molestia hacia el centro asistencial, crisis que - en palabras de la propia doctora - comienza a resolverse gracias a la creación de un necesario servicio de urgencia municipal y al trabajo conjunto desarrollado con representantes de la comunidad organizada.

Acerca de esta situación, el estado de la red asistencial pública y las expectativas respecto del proceso constituyente, dialoga y conversa esta exdirectora del Servicio de Salud Araucanía Sur, originaria de Curanilahue, formada en la Universidad de Concepción, que desde 1982 ha hecho carrera en esta región junto a su esposo y también colega, el gineco-obstretra, Juan Carlos Araneda.

NUEVO RETO

- Usted acaba de dejar la dirección del Hospital Dr. Abraham Godoy Peña de Lautaro, ¿es verdad que desea continuar en salud y que regresaría a la atención primaria donde alguna vez estuvo?

- Siempre quiero aportar, aunque sea con un granito de arena. Yo ya soy jubilada y reincorporada. Al terminar mi trabajo en el Servicio de Salud me acogí a jubilación y estuve cinco años fuera del sistema. Luego de eso, postulé por alta dirección pública a un cargo motivada por saber si hoy existía discriminación por edad (…). Lo hice y elegí Lautaro porque no que quería a volver a una ciudad grande. Hoy vivo en el campo y los tacos me estresan. Lo cierto es que logré integrarme al Hospital de Lautaro y volví a encantarme con el ejercicio de la medicina, porque hay mucho por hacer. Hoy estoy completando 45 años en la medicina lo que me ha permitido ver muchas cosas y dentro de ellas he visto cómo ha cambiado el perfil de los equipos profesionales. Y bueno, si bien es cierto ahora estoy renunciando no estoy abandonando el trabajo público. Al contrario. A contar del 2 de mayo regresaré a la atención primaria en un trabajo que me permitirá estar más cerca de mi casa.

- ¿Por qué vuelve a la atención primaria?

- La primera razón es porque me queda más cerca de donde vivo. El desplazamiento en la Región está complejo. Hace un año viví una situación muy al límite. Me encontré con barricadas y fui interceptada por encapuchados armados. Muy respetuosos conmigo, pero no me dejaron pasar. Más tarde llegaron personas heridas a bala al hospital (uniformados). Me sentí insegura entonces y hoy esa sensación es mayor. Así que me voy a trabajar más cerca de donde vivo, en la comuna de Vilcún, por lo que el desplazamiento será menor y por caminos conocidos. Vuelvo a la atención primaria porque el rol de esta es clave para prevenir los problemas de salud.

- Doctora, ¿qué opinión tiene del rol que han cumplido los equipos de atención primaria en los últimos dos años en la Región?

- La pandemia nos hizo cambiar el switch a todos y la atención primaria tuvo un rol específico muy importante, pero la distrajo de su rol más relevante: la prevención general en salud, porque los equipos estuvieron gran parte del tiempo orientados al coronavirus. Entonces, se dejó de hacer mucho en el control de pacientes crónicos. En este nivel de atención existen dos grupos muy vulnerables, los niños y niñas y los adultos mayores (…). Así que hubo muchas personas sufrieron descompensaciones y que hoy forman tremendas listas de espera abarrotando los servicios de urgencia de los hospitales.

LO PÚBLICO

- Con 45 años de trabajo en la medicina ¿qué visión tiene acerca de este enorme barco que representa la salud pública regional?

- Diría que la Región de La Araucanía en años pasados recientes ha sido privilegiada, por ejemplo, en lo que es inversiones en salud. Hoy, tenemos muchos hospitales nuevos. Más atrás en el tiempo, la situación era otra. Cuando llegué a Temuco la tasa de mortalidad infantil era altísima. Teníamos mucho parto domiciliario y había mucho analfabetismo. En los ochenta se vivía con precariedad (…). Yo dejé la salud pública en 2014, estuve cinco años fuera y cuando regresé en 2019 pude constatar que la cantidad de recursos que hoy existen es infinitamente superior: el número de exámenes, la disponibilidad, el equipamiento y los especialistas, sin embargo, algo pasa que la satisfacción usuaria en salud no evoluciona a la par que el sistema. Dicen que la sociedad ha cambiado y hoy la gente quiere todo ahora ya, y eso en salud es casi imposible. Lo que sí existe son esperas muy prolongadas para resolver numerosas patologías. La Ley Auge vino a aportar más recursos, sin embargo, con la pandemia volvimos a quedar muy rezagados, sobre todo, porque por mucho tiempo dejamos de atender policlínicos y bajamos al mínimo la atención de pabellones.

- ¿Qué tan retrasada está la red en sus funciones por el efecto pandemia?

- Hay un retraso importante. Por ejemplo, Lautaro perdió especialistas porque fueron recogidos al Hospital Hernán Henríquez de Temuco y algunos nunca volvieron. Dos, cambiaron los estándares para trabajar en pabellones y hoy no podemos tener los rendimientos que teníamos (…). Tres, las salas de espera quedaron chicas. Entonces, recién ahora estamos pensando en recuperar el rendimiento, porque las personas ya están vacunadas. Muchas personas en la Región lamentan la pérdida de alguien. Yo aún lamento la pérdida de mi amigo Fredy Rivas (…). Eso, además del encierro, hoy repercute en el comportamiento que estamos teniendo y en el aumento de las patologías de la salud mental.

ESTALLIDO LOCAL

- ¿Qué situaciones destacaría de su experiencia en la dirección del Hospital de Lautaro? Porque allí, además, tuvieron su propio estallido social frente a las dependencias de ese centro asistencial…

- Llegué a un hospital hermoso, nuevo, pero con un número muy acotado de camas (20) debido a que cuando se planificó los estándares eran diferentes. Afortunadamente, siguió funcionando el hospital antiguo que aportaba otras 20 cama y asumió la atención oftalmológica y parte de la atención dental, lo que fue crucial en pandemia. El asunto es que Lautaro tenía, además, una peculiaridad negativa. Era la única comuna del país que no disponía de un dispositivo de atención primaria de urgencia. En ese sentido viví un aspecto negativo con la construcción del nuevo hospital. Antes existía el SAPU y el hospital había dos prestadores ofreciendo atención de urgencia, pero llego - y para mí sorpresa - el SAR está instalado y depende del hospital. Entonces, se produjo lo que pasó. Al inicio de la pandemia fuimos héroes y el hospital de Lautaro fue definido como hospital covid. Así fueron creciendo los casos graves y pasamos de 6 camas críticas a 21. Eso hizo aumentar la intensidad de los turnos. Luego empezó a bajar la primera ola y comenzó a aparecer toda la población con controles médicos mal llevados y con complicaciones en ciernes, quienes requerían una respuesta inmediata. Todos los pacientes llegaban al hospital y por la falta de camas tuvimos mucho paciente grave hospitalizado en urgencia. Eso nos produjo tacos (…).

- ¿Tacos?

- Sí. No podíamos avanzar rápido y en la urgencia teníamos hasta pacientes con ventilación mecánica y equipos abocados a ello. Yo diría que el 99% de la gente trabajó de forma extraordinaria, sin embargo, hubo algunos funcionarios que no mostraron el compromiso que uno espera de un funcionario de salud y como hoy existen las redes sociales empezaron a circular hechos negativos, incluso fotos. Así se empieza a formar un movimiento ciudadano con personas de influencia en contra del hospital. Se organizaron para funar al establecimiento y hubo situaciones de maltrato del público hacia a los funcionarios de parte de pacientes que se sentían maltratados también por las esperas.

- ¿Cómo superaron ese estallido?

- Todavía hay personas que se toman de esas situaciones para arremeter contra el hospital, situaciones que no siempre fueron verídicas. La crisis de Lautaro logró superarse, parcialmente. Este es un hospital nodo que debe atender todos los pacientes graves de Vilcún, Galvarino y los no tan graves de Perquenco. Entonces, no podíamos privilegiar solo a la gente de Lautaro. Lamentablemente, Lautaro no tenía atención de urgencia en la atención primaria, hecho que empezamos a hacer notar desde 2020 ante las autoridades. Afortunadamente, el próximo 2 de mayo partirá el SAR municipal, porque después de todos los esfuerzos y algunos malos ratos logramos que el ministro firmara la resolución para que este funcione bajo la tutela municipal. Ahora, desde la dirección del servicio se comunicaron con este movimiento y sus dirigentes y generaron reuniones compartidas. Logramos conocernos y dentro de los dirigentes hubo personas que entendieron la situación y se convirtieron en colaboradores, en el sentido de advertir situaciones a resolver. Lo cierto es que la concentración de funciones recarga el sistema y yo espero en mi nueva función, desde Vilcún, contribuir a superar aquello.

CONSTITUCIÓN

- Estamos en un proceso constituyente. Sobre la base de lo que se ha discutido y desde la expectativa, ¿qué aspectos de la salud le gustaría que quedaran expresados o asegurados en el nuevo texto constitucional?

- Hay artículos que se han aprobado o otros rechazados que deben ir a revisión. El discurso suena muy bonito: un sistema de salud universal, público e integrado. Universal o para todos, público - que no tengo que pagar - e integrado con los distintos niveles de atención. Es lo ideal, es la meta que debiéramos lograr. Esa definición quedó, pero cómo la ponemos en práctica es la cuestión. ¿Vamos a sumar todas las personas de la tercera edad al sistema público? ¿Eso producirá más listas de espera? ¿Podemos pedirle que espere a una persona adulta mayor para resolver un problema médico? Entonces, el enunciado suena bonito, pero debemos ver qué pasa después. ¿Las clínicas pasarán a ser parte del sistema público? Hay muchas preguntas. Ahora, yendo al detalle, se aprobó el financiamiento a través de rentas generales de la nación, ya no estarían las aseguradoras (Fonasa e Isapres), pero estos fondos están lamentablemente a la baja producto de la pandemia. El porcentaje del PIB tuvo un salto cuantitativo desde 2010 a 2021, que es de 9.21 y en dinero eso es muchísimo. Lo cierto es que podemos mantener ese porcentaje, pero si el fondo global disminuye, ¿a quién se le va a quitar dinero para mantener el fondo de salud? Es un tema complejo. Con lo que sí estoy muy de acuerdo es que la atención primaria debe constituir la base de este sistema y debe volver a su rol preventivo. Si yo fuera gobernante haría que el ministerio de Salud junto a Desarrollo Social y otras carteras ministeriales trabajaran codo a codo, porque la atención primaria es calidad de vida y tiene que ver con todos los aspectos de la salud, desde el agua hacia arriba. Por último, creo que la educación es clave, porque una población educada es garantía de otro tipo de relaciones y diálogo ante cualquier eventualidad.

"Soy jubilada y reincorporada. Al terminar mi trabajo en el Servicio de Salud me acogí a jubilación y estuve cinco años fuera del sistema. Luego de eso, postulé por alta dirección pública a un cargo motivada por saber si hoy existía discriminación por edad (…).

Lo cierto es que logré integrarme al Hospital de Lautaro y volví a encantarme con el ejercicio de la medicina".

"La crisis de Lautaro logró superarse, parcialmente (…). Afortunadamente, el próximo 2 de mayo partirá el SAR municipal, porque después de todos los esfuerzos y algunos malos ratos logramos que el ministro firmara la resolución para que este funcione bajo la tutela municipal".

(En la Convención) el discurso suena muy bonito: un sistema de salud universal, público e integrado. Esa definición quedó, pero cómo la ponemos en práctica es la cuestión (…). El enunciado suena bonito, pero debemos ver qué pasa después. Con lo que sí estoy muy de acuerdo es que la atención primaria debe constituir la base de este sistema".