Mejoremos la salud mental con actividad física
La actividad física tiene múltiples beneficios, uno de los principales es mejorar la salud integral (mental, emocional y física). La falta de esta es uno de los efectos de la pandemia que aún estamos viviendo, sumado a las dificultades que pueden tener diferentes grupos de la población, tal como los estudiantes, quienes reintegran a la presencialidad, enfrentando dificultades tanto económicas como familiares.
Las posibilidades de un futuro tan incierto frente al escenario que recientemente vivimos y las diversas dificultades mencionadas generaron que los índices críticos asociados a la salud mental y emocional, estuvieran dentro de sus más altos peaks.
Pese al riesgo que pudo suponer la presencialidad, la posibilidad incluso de poder caminar hacia el lugar de trabajo y estudio, es un aporte para nuestra salud. Otra de las tareas importantes a considerar al momento de usar la actividad física como herramienta para nuestra salud mental es la constancia.
Es necesario comprender que la motivación al momento de comenzar con una rutina, varía acorde a la realidad cotidiana de cada persona, por lo que es importante ir recuperándola, teniendo en consideración el ritmo y no hacerlo sentir una carga o responsabilidad más. Si bien, la salud física aporta enormemente a nuestra salud mental, debe estar acorde a lo que nuestra mente y cuerpo necesitan en algunos periodos.
Blanca Tralcal, estudiante Técnico universitario de la Educación Parvularia- UCT
Asesinato de trabajador
A esto hemos llegado. Un ser humano, trabajador, hijo, padre, hermano, abuelo... fallece producto de un vil ataque terrorista.
A esto nos hemos limitado como sociedad, a entristecernos por el asesinato de un ser humano; y los gobiernos de Chile -todos incluidos cual más cual menos- a sumar un fallecido más a las cifras.
Quien crea que la extrema izquierda, liderada políticamente por el comunismo chileno, no es responsable por la derrota de la democracia y la justicia en nuestro país, realmente no conoce la esencia de quiénes empuñan su mano honrando la lucha de clases, el egoísmo y la desarticulación de los valores que sustentan a una sociedad como la nuestra.
Tal vez sea realmente más culpa nuestra que la de ellos, pues sentados en nuestros escritorios y calentando nuestros cuerpos frente a la chimenea pensábamos que todo estaba bien. Si continuamos creyendo que las revoluciones ideológicas solo se transan por medio de la violencia, más aún somos culpables de lo que nos sucede como sociedad; otrora ejemplo de una Sudamérica carente de modelos de superación a seguir. Hoy somos presos de nuestro propio desvanecimiento. Llamo a una revolución, más allá de la ideología, sino aquella que levante no una mano empuñada, sino aquella que sostenga todos y cada uno de los trozos de patria que aún nos quedan.
Claudio Andrés Mendoza Sepúlveda
No miremos al 2030, vamos más allá
La educación inclusiva y universal sigue siendo una deuda pendiente. Según datos de la Unesco, unos 220 millones de estudiantes están inscritos en universidades a través del mundo y a pesar de la alta demanda las tasas mundiales de inscripciones no alcanzan el 40%. Este escenario empeora aún más si consideramos las grandes desigualdades que existen entre los países y las regiones.
Más allá del debate en torno a la nueva Constitución, de lo que implica la gratuidad, del financiamiento y otras materias que suelen acaparar el interés de la prensa, las universidades debemos entender el rol clave que cumplimos para el desarrollo sostenible, en el entendido que una de las metas clave al 2030 es garantizar una educación equitativa y de calidad, entregando oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos y todas.
Qué paradójico resulta que la herramienta que abre puertas y posibilidades sea aún un privilegio de pocos. El mayor aprendizaje, la investigación y los intercambios culturales son el motor para dar respuesta a los grandes desafíos que enfrenta la humanidad y si se dichas instancias se siguen limitando a un pequeño grupo las perspectivas no son favorables.
A días de haber participado en la Tercera Conferencia Mundial de Educación Superior de la Unesco nuestro llamado es claro: innovemos, cambiemos modelos de aprendizaje, atrevámonos a seguir impulsando alternativas de acceso. No dejemos a ningún joven atrás y no miremos al 2030, vamos mucho más allá.
Claudio Ruff, rector Universidad Bernardo O'Higgins y vicepresidente de la Red de Asociaciones Latinoamericanas y Caribeñas de Universidades Privadas
Perfectamente inútil
Un Estado de Excepción acotado es a la seguridad lo que un café helado con endulzante es a la baja de peso.
Rodrigo Hernando Díaz