Chile fuimos
Según el premio Nobel Joseph Stiglitz, el triunfo de Boric significó "un cambio de dirección para la economía de Chile y posiblemente del mundo". Resulta curioso que lo mismo se pensó en su oportunidad con el triunfo de Allende, etiquetado por la prensa como la irrupción de la revolución con empanadas y vino tinto. Haciendo un símil con la revolución cubana, que para varios de la coalición que llegaba al gobierno era su paradigma. Dada la experiencia, no es recomendable creer mucho en esto porque, por un lado, eleva las expectativas y, por otro, no sirve de mucho ya que muchas oportunidades significa forzar realidades imposibles de cumplir, dadas las debilidades políticas de los actores y organizaciones responsables. La mayoría de las veces desacopladas con las tendencias políticas de las mayorías nacionales.
El resultado de lo que se nos viene para el 4 de septiembre, sin lugar a duda, va a estar peleado. Van a estar peleadas las dos alternativas interpretadas con las distintas miradas. Será la disputa de un apruebo con reforma de las pifias de la Convención Constitucional versus el rechazo, pero con una constitución nueva a construir usando las distintas experiencias recientes y pasadas.
Un desafío importante será cómo defender de la mejor forma lo del Estado Regional, herramienta imprescindible para concretar alguna vez una descentralización real y efectiva, independiente de que se rechace la constitución que resulte de la armonización y normas transitorias del proceso constituyente aún en curso.
La pregunta clave de muchos electores en el fondo será ¿que tanto podrá moverse la sintonía fina en cada una de las alternativas? Ya sea aprobando o rechazando frente al borrador de constitución, que si bien tiene cosas potentes, también contiene elementos que molestan de manera importante a mucha gente. En resumen, la pelea se va a dar entre qué tanto y qué tan poco se pueda modificar el nuevo borrador, argumentos y compromisos que, exhibidos por unos y otros, podrán mover la aguja del fiel de la balanza electoral.
De aquí al 4 de septiembre se pueden comparar y transar metodologías de trabajo post elecciones de modo que se puedan procesar los acuerdos y los desacuerdos para proceder a obtener la mejor constitución, ya sea ganando el apruebo o el rechazo. Tú me das, yo te doy. Esa será la transaca. Lo positivo de todo esto es que el país realmente ha tomado conciencia del proceso que antes se veía lejano e inútil para algunos y, hoy en día, se está muy consciente de la importancia de tener una constitución que represente a la mayoría del país. Sin duda, es un desafío nacional de marca mayor.
El cierre del ciclo que se inició con el SI y el NO y ahora enfrentados a uno nuevo que se abre con el apruebo y el rechazo, representan dos hitos claves de la historia nacional, donde se puede decir que el elector de hoy en día no solo es más protagonista, sino también está más informado de lo que comúnmente ocurre en las elecciones normales.
Al finalizar este proceso lo importante será cuán dispuestos estarán a cambiar o transar cada cual, cuando gane el apruebo o el rechazo. La receta mágica que puede endilgar un futuro armónico para que no sea un Chile fuimos, sería un justo equilibrio entre lo que gana uno y lo que está dispuesto a aceptar, de lo que el otro aspiraba.
"El cierre del ciclo que se inició con el SI y el NO y ahora enfrentados a uno nuevo que se abre con el apruebo y el rechazo, representan dos hitos claves de la historia nacional, donde se puede decir que el elector de hoy en día está más informado".