Este miércoles a las 18 horas tendrá lugar en la Biblioteca Galo Sepúlveda una lectura del poeta vasco Javier Aguirre Ortiz, que se enmarca en la serie de encuentros con autores agrupados bajo el título "Temuco poesía reunida".

Estas jornadas literarias iniciaron con un homenaje al escritor Luis Marín, y que prosiguiera con las lecturas de Rubén Cifuentes, Pablo Rojas y Dafne Meezs, actividades presenciales coordinadas por Ramiro Villarroel que han contado con una buena respuesta por parte del público.

Escritor

Javier Aguirre, nacido en Bilbao en 1973, recaló en Temuco en 2009 tras algunos años de residencia en Francia, y es un ejemplo de poeta migrante, algo que puede percibirse en su obra, particularmente en su libro "La extraña sensación de estar en casa", próximo a publicarse en la editorial Weftuy, dirigida por el poeta y estudioso de la cultura mapuche Cristian Cayupán. El título proviene del último verso del último poema del libro: "Ver jugar a mis hijos en la orilla/ contra el sol de la tarde / y sentir de repente/ la extraña sensación de estar en casa".

De este poemario ha escrito Jean Jacques Pierre Paul, otro poeta migrante en Chile: "El poeta inquieto que es Javier Aguirre sabe que no es posible vivir en un solo país, una sola ciudad o una sola casa".

La huella de ese tránsito se expresa también en lo lingüístico, ya que aunque los textos están escritos predominantemente en castellano, también hay algunos en euskara, en francés o en mapuzugun, lengua que el autor viene estudiando desde hace varios años.

Aguirre conversará también sobre otros libros de reciente publicación, como "A mares" (Concepción, Afótico, 2021), los sonetos de "La primavera vez" (Temuco, Nagauros, 2021) o los libros escritos en colaboración con José Blanco "Calle Blas de Otero" (Barakaldo, Lupi, 2020) y "Sonetos de confinamiento" (Temuco, Tortuga Samurái, 2021), próximo también a reeditarse con la editorial DeLiras de Pucón, que vierten en sonetos la experiencia del claustro pandémico: "Por si en encierro no fuera bastante/ nos hemos confinado en las paredes / del soneto, nos sujetan las redes/ y el mar es un balido trashumante".