Cautiverio Feliz
Por estos días releo el libro "Cautiverio Feliz", título abreviado de la extensa relación de sus vivencias con los mapuche del maestro de campo Francisco Núñez de Pineda y Bascuñán. Fechada el año 1673, se trata de un clásico de la literatura colonial que lamentablemente no ha tenido nuevas adaptaciones desde la década de 1940. Dos han sido las más difundidas: "El Cautiverio Feliz de Pineda y Bascuñán" del poeta y escritor Angel Custodio González; y "Bascuñán, el cautivo" del escritor Alejandro Vicuña, ambas publicadas el año 1948.
Ambos trabajos se basan en el manuscrito que tras permanecer olvidado en la Biblioteca Nacional por casi dos siglos años, en 1863 y bajo la tutela del historiador Diego Barros Arana pasó a formar parte del tercer tomo de la Colección Historiadores de Chile. Dicha publicación junto a la "Edición Crítica" de dos tomos de Mario Ferrecio y Raissa Kordic (2001, RIL Editores) son las únicas que han plasmado la obra en su totalidad, incluyendo el cautiverio del autor en Wallmapu y además sus extensas divagaciones políticas, religiosas y morales. He allí lo fascinante de esta obra.
Sí, es el relato del joven capitán capturado por guerreros mapuche en la batalla de las Cangrejeras (1629, cercanías de Yumbel) y de los siete meses que pasó prisionero. En sus páginas, con gran frescura y amena descripción, relata todo lo vivido, lo comido y lo bailado por él al sur del Biobío. Sucede que mal no lo pasó, sus anécdotas las cuenta y por montones. La suya fue tal vez la primera inmersión cultural de un winka en territorio mapuche de la cual tenemos detallado registro. Notable testimonio del encuentro de dos culturas, la española y la indígena, todo bajo el gentil auspicio de visionarios lonkos y caciques que supieron perdonarle la vida.
Sí, todo ello es "Cautiverio Feliz". Pero también es mucho más que eso.
A juicio de destacados intelectuales como Pablo Neruda, Álvaro Jara y Mario Góngora, la obra es también la más incisiva reflexión ético-política acerca de los regímenes gubernamentales de Chile en el siglo XVII, así como un lúcido alegato contra las interminables e injustas guerras desatadas por los gobernadores en la "frontera araucana". Según Diego Barros Arana notables son las noticias que el autor entrega acerca de los mapuche, su sistema militar, su industria y organización política. También de la colonia y su (mal) gobierno, a juicio del cautivo la principal razón de la desastrosa Guerra de Arauco.
"Bascuñán se ha esforzado en dar a conocer los abusos del sistema de encomiendas, la codicia de los encomenderos, la rapacidad de los que traficaban con los indios y el mal pago que se daba a los buenos servidores del rey mientras eran premiados algunos hombrecillos desprovistos de todo mérito", escribe al respecto el historiador.
Subraya el propio Pineda y Bascuñán en su manuscrito que su objetivo no es otro que comunicar al rey Carlos II, a quien está dedicado, lo que considera las erradas políticas en la administración colonial, en las estrategias militares en la Frontera y en el propio trato a los mapuche. Un libro político pero también un alegato indigenista pionero en Chile como lo advirtieron el sabio Alejandro Lipschutz y el escritor José Anadón, este último autor de la biografía más detallada que existe del español: "Pineda y Bascuñán, defensor del araucano" (1977).
El libro, en su versión original, está disponible en el sitio www.memoriachilena.cl Es un clásico que pide a gritos una nueva adaptación para reflexión y disfrute de las nuevas generaciones.
"A juicio de destacados intelectuales como Pablo Neruda, Álvaro Jara y Mario Góngora, la obra es también la más incisiva reflexión ético-política acerca de los regímenes gubernamentales de Chile en el siglo XVII".