Trastornos alimentarios
Es necesario que los padres estén alertas ante la aparición de algunos de los síntomas de esta patología. La OMS ha ubicado a los Trastornos de Conducta Alimentaria entre las enfermedades mentales de prioridad para niños y adolescentes.
Uno de los impactos que ha tenido la ajetreada vida actual en los adolescentes chilenos es la aparición de los trastornos alimentarios, los que se presentan con preocupante frecuencia y han elevado significativamente las consultas médicas por restos cuadros.
Entre los factores que inciden en su aparición se hallan el estrés, la angustia, el aislamiento y la hiperconectividad a las redes sociales -los cuales se vieron incrementados tras la llegada de la pandemia de covid-19 y las correspondientes cuarentenas, que retringieron en una primera instancia actividades de encuentro presencial de los jóvenes- y que pueden ser nocivos en etapas en las que se define la identidad.
Pues bien, La Araucanía no está ajena a este problema y el Hospital Hernán Henríquez Aravena está trabajando a través de un enfoque multidisciplinario y con un equipo especialistas estas patologías en niños y adolescentes.
Los trastornos de la conducta alimentaria son cuadros que se caracterizan por una alteración donde el adolescente puede, por ejemplo, dejar de comer, comer de manera más selectiva o por otra parte comer grandes cantidades de comida, con o sin conductas purgativas, desórdenes que están acompañados de una preocupación excesiva por el cuerpo, por la comida y por el peso, pudiendo también haber una distorsión de la imagen corporal.
De ahí que sea necesario que los padres, profesores y profesionales de la salud estén atentos a la aparición de ciertas señales relacionadas a un trastorno alimentario, como cambios en la forma de alimentarse, rechazo a comer en público, con los amigos o familia, o bien niños y adolescentes que siempre después de comer van al baño; ello, además de una baja de peso significativa.
Y en caso de ser así, es necesario recurrir a un especialista, ya que los trastornos alimentarios habitualmente van asociados a otras comorbilidades y diagnósticos, por lo que también es importante tener en cuenta si hay síntomas depresivos, aislamiento, irritabilidad u otros que es necesario evaluar y tratar con un equipo multidisciplinario.