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El excandidato a la Presidencia rompe el silencio guardado en los medios desde la segunda vuelta de 2021 y elige hacerlo con diarios de Antofagasta y Temuco. Fiel a su estilo, critica al Gobierno por "abandonar a un millón de personas en la Región", por incumplir la promesa de hacer las cosas distintas en materia de seguridad y, según expresa, concuerda en la existencia de una tarea pendiente con las demandas sociales, tarea que a su parecer no necesariamente pasa por una convención 2.0.
Nada de medias tintas. "Hay un millón de personas abandonadas en La Araucanía". Así de tajante es la opinión del excandidato presidencial y fundador del Partido Republicano de Chile, José Antonio Kast, acerca del momento político por el que atraviesa el país; un personaje que a pocos deja indiferente y que hoy decide romper el silencio guardado con los medios de comunicación desde que cerrara el capítulo de la segunda vuelta presidencial, a fines de 2021.
"Quisimos hablar con medios de regiones, y en particular con La Araucanía, porque siempre hemos estado con las personas de regiones, desde antes de la campaña electoral de 2017, y porque quiero acentuar la frustración que significa que para el Presidente Boric La Araucanía hoy no existe", comenta el abogado y exdiputado.
Fiel a su estilo crítico, asegura que si bien no ha estado presente en los medios, en el último año trabajó por la opción del Rechazo, en especial para capitalizar los 3.7 millones de votos que conquistó en la pasada elección. Lo hizo a través de diversas actividades, entre otras las llamadas "giras de la verdad".
Ya conocido el resultado del plebiscito de salida, Kast opina que el triunfo no pertenece a un sector sino del sentido común, al cual debe responder el Gobierno, el Congreso y los partidos políticos.
En un directo cuestionamiento al Gobierno, acusa de "negligente" al Presidente Boric por no visitar La Araucanía, califica la situación país como un duro momento económico y advierte un incumplimiento de las autoridades vigentes respecto de la promesa electoral de hacer distintas las cosas en materia de seguridad, entre otros temas.
SENTIDO COMÚN
- ¿Por qué no había dado una entrevista desde que perdiera en segunda vuelta en la elección presidencial?
- No lo hicimos porque habría servido de excusa a los convencionales y al Gobierno para esconder la verdadera consulta que se hacía la ciudadanía en el plebiscito de salida, que se hacía sobre un texto no sobre posiciones políticas. Por eso digo que aquí ganó el sentido común, no un sector determinado. En el plebiscito de entrada fue lo mismo, porque ese fue el triunfo de una ciudadanía disconforme, con problemas que están ahí y no se han resuelto. Entonces, yo tomé una decisión objetiva para no ser una excusa para que el Gobierno ocultara la realidad, porque si no habría sido un debate entre el Presidente Boric, que dejó de ser Presidente para ser jefe de campaña, y el excandidato del sector de la derecha.
- A casi un año de esa elección presidencial, ¿cómo ve al país?
- Estamos en un momento muy crítico que solo se ha prolongado en el tiempo. El momento difícil que decíamos que venía en tiempos de campaña se ha convertido en una crónica de un hecho anunciado. Ese momento hoy es más difícil porque atravesamos una crisis de la economía, con una inflación altísima por las malas políticas públicas, una inversión muy baja y con un crecimiento cero que será muy complejo, con tasas de desempleo que van a aumentar. Una vez conocido el resultado del 4 de septiembre yo dije: el invierno no ha terminado, recién comienza y será más duro que lo que imaginamos. Y esta será una navidad triste, porque aumentará el desempleo. Y no es que quiera que ocurra, pero cuando un Gobierno impulsa medidas contrarias a las que tiene que hacer, como presentar una Reforma Tributaria, que es como una bomba atómica para el sistema económico (…), va en el sentido contrario de lo que debería ir y, después, en el tema de la seguridad la situación hoy es más compleja que hace un año, porque la violencia ha aumentado, el número de delitos es alto, con asesinatos por encerronas; también ha crecido el narcotráfico, la inmigración ilegal y el terrorismo.
- Y ¿qué opina del manejo de la seguridad en la Región y la macrozona sur?
- Me interesa reparar en la situación de la Región porque para el Presidente Boric La Araucanía no existe. Es evidente. La última vez que estuvo fue en octubre de 2021, hace un año. Y en una declaración a El Austral dijo que ya no podían seguir con las mismas recetas fracasadas para enfrentar la violencia. Hace más de un año no visita la Región, pero lleva 200 días de Gobierno y ha ido dos veces a Estados Unidos, fue a Argentina, a Colombia y ahora anuncia viaje a Europa, pero no se ha dignado a ir a La Araucanía, que es lejos la región que más conflicto tiene en Chile, quizá junto con las regiones del norte. La Araucanía necesita la presencia del Presidente para decir: esto va a cambiar y voy a estar con las víctimas. Hay un millón de personas abandonadas en La Araucanía.
- ¿Se equivoca el Presidente?
- No es una equivocación es una negligencia y eso tiene que quedar muy claro. Él ha utilizado a la opinión pública. Empezó a hacer giras como jefe de campaña y no como Presidente, y todo en relación al plebiscito, no por las urgencias sociales. En el caso de La Araucanía, él se comprometió a cambiar las políticas fracasadas de Sebastián Piñera y ha insistido en las mismas. Literalmente, para el Presidente Boric La Araucanía no existe y eso le va a pasar la cuenta.
OCHO MILLONES
- Se dice que en el plebiscito de salida el electorado demostró que Chile es un país más bien moderado. ¿Qué significa esta señal para la clase política y los partidos?
- Lo primero que diría es que es una señal clara para el Gobierno y para el Presidente, porque él transformó esto en una campaña electoral (…). Esta es la votación histórica de Chile. Ocho millones de personas dijeron basta, haga la pega. Pero él se ancla en el porcentaje del plebiscito de entrada donde votó menos gente. De nuevo trata de jugar con lo que le conviene y desconoce la realidad (…). Lo que ha ocurrido con el embajador en España, con la no acreditación del embajador de Israel, con la delegada presidencial y lo que ha ocurrido en sus giras muestra que pareciera estar gobernando una federación de estudiantes. No está a la estatura (…).
- Nuestro país debe hacerse cargo de una agenda social que sigue pendiente y para ello se trabaja en un nuevo proceso constituyente. A su juicio, ¿cómo debiera resolver Chile esta tarea?
- Quien acuñó el concepto de urgencias sociales fuimos los republicanos, nosotros empezamos a hablar de sentido común y urgencias sociales, y hoy para nosotros es satisfactorio que todos hablen de esto mismo, pero se perdió el sentido común y se perdió a urgencia por solucionar los problemas de las personas, y unieron un malestar ciudadano con la reforma constitucional. Yo en su momento no me oponía a que se modificara la constitución, lo que dije es que aquí se engañó a las personas cuando se dijo que todos los problemas cambiarían con un proceso constituyente y un nuevo texto que terminó rompiendo con el sentido común (…). Aquí el Presidente ocupó la estrategia de: si ustedes rechazan los vamos a someter a un nuevo proceso constituyente y van a esperar otro año viendo cómo se debate en una especie de sala de clases, entre personas que no están interesados en solucionar los temas de las personas sino en temas políticos. Entonces, lo que plantemos es que se tomen los temas más importantes o urgentes y se presenten en el Congreso. Ahora si quieren que haya una comisión de expertos no tengo problemas, pero que los parlamentarios asuman su responsabilidad al igual que los partidos y si se quiere ratificar esto con un plebiscito de salida tampoco no me opongo. Pero nos van a someter a lo mismo, a un Congreso paralelo con todo el gasto que ello significa y la incertidumbre, no le encuentro sentido.
EL PARTIDO
- Su partido ha dado qué hablar. En una de cara de la moneda, diputados como Mauricio Ojeda han liderado una campaña para erradicar el uso de la mascarilla y el pase de movilidad en favor de las libertades individuales y de la actividad económica. ¿Respaldó esa iniciativa?
- La respaldé desde que dijo chao mascarilla. En esto hay que ser bien transparente, porque cuando se inicia la pandemia nosotros llamamos al cierre de los colegios y otras instituciones, después fuimos planteándole al Gobierno que tomara medidas para paliar el tema económico, pero había poca información. Entonces, fuimos contradictores de con el Colegio Médico cuando decía que había que hacer un apagón total. Eso nos habría matado economómicamente. Después se planteó el tema de las vacunas y tengo claro que era necesario, sobre todo, para los grupos de riesgo, y prosiguió el debate acerca de una tercera y cuarta dosis, mientras los países del mundo se habían liberado de la mascarilla y no exigían mayores dosis. En esta nueva etapa Mauricio Ojeda fue clave en impulsar esto en el Congreso y para toda la ciudadanía. Así que estuve completamente de acuerdo: chao mascarilla.
- En la otra cara de la moneda, el partido tuvo una renuncia bien bullada, la que protagonizó la diputada Gloria Naveillan, quien dijo que su sector funcionaba más como una secta que como un partido. ¿Está en crisis el PRCh?
- Se dicen muchas cosas, pero la realidad es distinta. Yo valoro la trayectoria de la diputada Gloria Naveillan. Ella tomó un camino a corto andar luego de llegar al parlamento. El asunto es que aquí se trata de la bancada y no del partido. La bancada toma ciertas decisiones y en el tema de los retiros, la acusación a la ministra del Interior, la infraestructura crítica y la acusación contra Andrés Allamand ella tuvo una posición distinta al resto, por lo tanto, finalmente no se sentía cómoda. Ella renuncia al partido y ejerce su voluntad. Ahora, otra cosa es que una vez que se va diga esto y lo otro. No comparto esa manera de irse, porque nosotros valoramos su trayectoria y ella salió electa en un cupo de una coalición que hizo un trabajo. Reconozco su voluntad, pero no soy comentarista de nadie. Al final, los hechos hablan por sí mismos y yo hago un relato objetivo.
- Acaba de tener un áspero choque de opiniones en redes sociales con el exvicepresidente de España, Pablo Iglesias. Usted lo acusó de fracasar como asesor de mandatarios como Hugo Chávez e incluso Gabriel Boric, y él lo llamó nazi pinochetista. ¿Por qué entró en esta controversia?
- Lo primero es decir que la izquierda es experta en descalificaciones y adjetivos para decir quién es el otro, pero nunca reconoce los errores propios. En este caso, incluso situaciones cuestionadas por la justicia de distintos países, como haber recibido remuneraciones desde Venezuela y lo otro es que vemos que su gestión fracasó. Después el viene a Chile, quiere dictar cátedra y en un momento dice que aquí tenemos un experimento; nosotros no somos experimento de nadie y menos de un líder español fracasado. Entonces, vemos lo que él publica y por qué nos cruzamos, porque empieza a opinar de la política exterior chilena y entra a defender a un amigo del Presidente Boric. Aquí nosotros hacemos una crítica a la política exterior chilena que termina favoreciendo a los más cercanos al presidente; usan el ministerio de Relaciones Exteriores como una caja pagadora de favores políticos y de amistad, y eso no se hace.
- Respecto de sus propósitos y planes futuros, ¿si se lo propusieran volvería a ser una carta presidenciable?
- En esto siempre he dicho lo mismo, no estamos preocupados de la próxima elección (…). Mi objetivo no es una elección concreta, sino un proyecto político. Hemos crecido mucho como partido y como movimiento republicano, y por ello la meta va mucho más allá que una elección. Como muchos otros, yo me planteo el tema cuando me lo preguntan, pero ese no es mi objetivo, volver a ser candidato, sino cambiar las cosas en Chile.
"No es una equivocación es una negligencia y eso tiene que quedar muy claro (…). En el caso de La Araucanía, él se comprometió a cambiar las políticas fracasadas de Sebastián Piñera y ha insistido en las mismas. Literalmente, para el Presidente Boric La Araucanía no existe y eso le va a pasar la cuenta".
"Si quieren que haya una comisión de expertos no tengo problemas, pero que los parlamentarios asuman su responsabilidad al igual que los partidos y si se quiere ratificar esto con un plebiscito de salida tampoco no me opongo. Pero nos van a someter a lo mismo, a un congreso paralelo con todo el gasto que ello significa y la incertidumbre, no le encuentro sentido".
"No somos experimento de nadie y menos de un líder español fracasado (Pablo Iglesias). Aquí nosotros hacemos una crítica a la política exterior chilena que termina favoreciendo a los más cercanos al presidente; usan el ministerio de Relaciones Exteriores como una caja pagadora de favores políticos y de amistad, y eso no se hace".