Correo
Víctimas de la macrozona
En materia de víctimas, el Estado nunca ha tenido, primero el interés, luego la voluntad ni la capacidad de solucionar el problema que se arrastra desde la década de 1850 con la traída de europeos para ocupar tierras "indias", pasando por la invasión militar del territorio desde el río Bío Bío al sur en la década de 1880 y, desde la década de 1980, cubriendo el territorio sureño con pinos y eucaliptus, destruyendo la flora, eliminando la fauna y las aguas.
Consecuencia en los habitantes del territorio: abandono, migración, discriminación, menosprecio, falta de educación, pobreza, división; surgimiento de grupos extremos y víctimas inocentes nuevas, las que, por fortuna, tienen el apoyo de los herederos de los beneficiarios de las políticas que generaron el presente estado de cosas.
No obstante, si de verdad se pretende una futura "convivencia" pacífica en la llamada "macrozona" sur, las decisiones que se adopten no debieran contener códigos del pasado.
Benedicto Hueichapán Leufumán
A recomponer el tejido social
Los chilenos estamos gritando, muchas veces en silencio, por un reencuentro.
Regresar a un país en paz, recuperar las confianzas perdidas y la convivencia fraterna. El desafío es unirnos para empujar juntos en una misma dirección, que consiga ese Chile justo, solidario, próspero, alegre y humano, que podemos y queremos ser. Violencia, intolerancia o indiferencia, por nombrar algunos, son indicadores de un tejido social que necesita recomponerse.
Debe ser obra de todos: gobierno, poder legislativo, poder judicial, sociedades intermedias, empresas, etc. Debe ser inclusivo, confeccionarse cuidando la dignidad de la persona humana y el bien común. Evolucionar y ser flexible a las necesidades y desafíos que se presenten. Sobre todo, debe ser y estar sano.
Desde la empresa, podemos y tenemos mucho que aportar en este proceso de reencuentro y de transformación social positiva. La empresa es una comunidad de personas, por lo que no solo debe ocuparse del desarrollo material de sus integrantes, sino también cultural y espiritual; y eso requiere propiciar espacios de diálogo y fraternidad. Fomentar al interior de la empresa la participación e impulsar el desarrollo integral de los colaboradores y sus familias.
No solo debemos ofrecer bienes y servicios que realmente sirvan, sino también debemos dar trabajo digno, que promueva el crecimiento de los colaboradores. Crear y distribuir riqueza material, cultural y espiritual, con justicia, considerando siempre a los más necesitados y sin olvidarse del medioambiente. Así contribuiremos desde la empresa a la recomposición del tejido social.
Francisco Jiménez Ureta, presidente, USEC, Unión Social de Empresarios Cristianos
Rol de las Fuerzas Armadas en democracia
A la luz de las palabras del presidente Boric al término de la Parada Militar 2022, hemos conocido diversas interpretaciones acerca del rol de las FF.AA. en democracia. Desde un punto de vista sociológico, la problemática civil-militar es una paradoja.
La principal institución creada para proteger el Estado se la ha investido con suficiente poder como para ser capaz de convertirse en una amenaza para el Estado. ¿Qui custodiet ipsos custodes? Frase del latín, tomada del poeta romano Juvenal, que literalmente se traduce "¿quién vigilará a los propios vigilantes?
Este ha sido por siglos un gran problema de los gobiernos. Los poderes del gobierno son necesarios y puestos en las manos de unos pocos; aquellos que están empoderados tienen infinitas tentaciones para abusar y no terminarán de hacerlo si no se les previene. Platón, 2.500 años atrás ya tenía esta preocupación. Su repuesta era muy directa - "el pueblo mismo. No hay otro recurso".
El principio del control político de las FF.AA., está enraizado en el concepto de democracia representativa. El control democrático debe siempre ser un proceso de dos vías entre las FF.AA., y la sociedad.
Es así como en una democracia deberán existir garantías constitucionales sólidas que protejan al Estado -incluyendo las FFAA- de dos tipos de peligros potenciales: políticos que tienen ambiciones militares, y de militares con ambiciones políticas.
Por otra parte, si la sociedad minimiza la fortaleza militar de modo de evitar una potencial intervención para tomar el poder político, ello podría dejar al país vulnerable frente a una amenaza externa.
La situación del actual Estado de Excepción en La Araucanía está demostrando, por ejemplo, lo difícil para las FF.AA. y de Orden que es apreciar lo que los políticos desean de ellas. No obstante, los civiles tienen el derecho de estar equivocados, mas deben asumir sus consecuencias. Es esta última una condición sine qua non de la democracia.
Gustavo M. Astorquiza