La impericia de los últimos dos gobiernos ha sido una constante. Los momentos que vive el mundo y el país en especial son de por sí complejos y cada vez más confusos en materia de orientación y desafíos de futuro. Por un lado, se tiene problemas con el desarrollo del país y, por otro, con el cómo se enfrenta este, si quienes encabezan este proceso brillan por la escasez de habilidades para llevarlo a cabo. Asimismo, hay dudas y preguntas que están en el aire con el octubrismo, tres años después incluso, con lo que pasó el 18 de octubre. Las 70 estaciones quemadas del Metro, quién sabe cómo y quiénes simultáneamente las quemaron. Son muy débiles nuestras capacidades de interpretación, de inteligencia o de lo que sea para explicarlo y menos para poder evitar que esto vuelva a suceder de aquí en adelante. El masivo acto posterior del 25 de octubre, la marcha del millón de personas o más, cuántos de ellos salieron para marcar la diferencia y protestando contra la violencia demostrada en la quema del Metro, de lo que tampoco se sabe. Lo que sí se sabe y se tiene claro es que, un 62% de una inmensa cantidad de chilenos, prácticamente todos, más de 8 millones de personas se manifestaron en contra de un proceso constitucional y de un texto que no tenía nada que ver con el país, su historia ni menos con el futuro al que todos aspiran como habitantes de la república.
La pregunta que ha estado flotando en el aire es ¿qué habría sido mejor, que gobernaran ahora y tal como lo están haciendo o en el período siguiente, si es que hubieran perdido la elección? Probablemente estarían pateando las canillas debajo de la mesa y exacerbando sus discursos antisistema. Nos sacamos las ganas v/s se habría salvado el país de este medio año de desaciertos, por decirlo en suave. De seguir así la cosa, puede que pasen muchos gobiernos más antes de que puedan aspirar a gobernar, si es que vuelven.
Frente a las características de algunos grupos de ésta generación, adquiere relevancia lo expresado por dos destacadas personalidades en momentos muy distintos, en primer lugar y hace algo más de una década, por el historiador Alfredo Jocelyn Holt en su libro "La escuela tomada 2009-2011", aquí describe a quienes estuvieron detrás de la toma de la Facultad de Derecho de la U. de Chile, entre otros los que están hoy en la Moneda, "estos jóvenes, cero sensibles a dimensiones sutiles, culturales, de este tipo. Faltos de mundo, de historia, de roce cosmopolita y protocolar, son lo que hay no más, que le vamos hacer. Son nuestros típicos estudiantes, probablemente nuestros eventuales políticos típicos quienes, típicamente, dirigirán algún día los destinos del país, tan típicamente como siempre, de acuerdo a sus típicas limitaciones". El segundo es el columnista y rector universitario Carlos Peña, quien recientemente en una entrevista a un medio capitalino describe a quienes hoy están a cargo del país: "estamos siendo gobernados por una generación que tiene una visión errada de la realidad social, que tiene déficits intelectuales a la hora de comprenderla y que ha sido acunada por los medios de comunicación y por los políticos durante la última década, convenciéndolos de qué son redentores.
La farra que se ha experimentado ha sido grave y va desde la falta de preparación de algunos jóvenes, suplida con soberbia y arrogancia, hasta el adormilamiento y ausencia de espacios en algunos partidos políticos tradicionales, los que nunca han dado lado ni consideraron a sus cuadros juveniles. Aún es tiempo de hacerse cargo.
"El masivo acto posterior del 25 de octubre (...) cuántos de ellos salieron para marcar la diferencia y protestando contra la violencia demostrada en la quema del Metro (...). Lo que sí se sabe... es que más de 8 millones se manifestaron en contra un texto que no tenía nada que ver con el país".