Correo
La inseguridad social y laboral de las policías en Chile
El discurso político presionado por la amenaza de inseguridad pública se limita a ofrecer vehículos y equipamiento logístico, como una reactiva medida comunicacional para enfrentar el mayor periodo de impunidad de la delincuencia.
A algunos solo les basta con entregar más recursos materiales y que las Policías continúen aportando su vida, integridad física y riesgo laboral.
¿Qué necesitan realmente las policías representadas en un carabinero y un detective?
La mesa de trabajo para reactivar un Acuerdo Transversal en Seguridad con participación de parlamentarios y alcaldes debiera considerar la protección, apoyo humano, social y laboral a fin de dar respuesta a la también inseguridad social y laboral que afecta a las policías.
Licitar un seguro de vida cuyas primas no sean pagadas por ellos mismos. Incorporarlos a las Garantías Explícitas de Salud. Habilitar un servicio de Urgencia en el Hospital Dipreca. Cumplir oportunamente el pago del desahucio y sin ocupar recursos propios del carabinero. Que cuenten con una Defensoría Jurídica por actos del servicio. Todas ellas son obligaciones laborales que el Estado omite como empleador.
La Ley 15.386 de 1963 debe ser modificada en el sentido que los excedentes del Fondo Revalorizador de Pensiones sean transferidos al sistema de salud Dipreca para ayudar a sus imponentes y cargas familiares. Recientemente, el Senado en la discusión del Presupuesto Público 2023 aprobó la Glosa 11, del Ministerio del Interior y Seguridad Pública autorizando la transferencia de dichos excedentes, para su uso con fines distintos a sus orígenes; esta mala práctica laboral nació el 2020 en el gobierno anterior y ahora es imitada por la actual administración.
Esperemos que el Acuerdo Transversal de Seguridad sea empático y transparente.
Hero Negrón Schlotterbach, general (r) de Carabinero, ingeniero en Administración de Empresas
Los estadios de Qatar
Las discrepancias sobre la idoneidad de Qatar como anfitrión de la Copa Mundial hacen que todo a su alrededor se vea envuelto en la polémica. Esto evidentemente incluye a la arquitectura, responsable de los íconos más visibles del evento: los estadios.
Son conocidas las faltas de compromiso de Qatar con los derechos humanos, las altas tasas de accidentes en los procesos de construcción o el derroche material que implica construir desde cero casi todos los estadios. En este contexto, ¿es posible separar la obra arquitectónica de las condiciones que la originan? ¿Se puede hacer buena arquitectura en estas circunstancias? ¿Se trata de obras condenadas al pecado o es posible una redención a través de la excelencia en el diseño?
Desde el punto de vista simbólico, la mayoría de estadios buscan conectar con íconos tradicionales, a fin de difundir la identidad local. El principal desafío de estos proyectos consistirá en combinar los motivos tradicionales con la abstracción de la arquitectura contemporánea, algo que requiere de un punto de equilibrio.
En cuanto a la funcionalidad, para evitar la creación de "elefantes blancos", la mayoría de estadios contemplan la futura adaptación de sus instalaciones. El estadio 974 de Fenwick-Iribarren va un paso más allá, planteando una estructura desmontable compuesta por contenedores de barco. La realidad práctica, sin embargo, nos dice que pocas obras concebidas de esta manera han sido realmente desmontadas, debido a sus altos costes operacionales. Habrá que demostrar, por tanto, si la sostenibilidad en estas obras constituye un valor real o una metáfora más.
En el campo de la eficiencia energética también existen retos evidentes, como lograr temperaturas razonables para el juego en un entorno desértico. Los esfuerzos de las oficinas para lograr la eficiencia son patentes, si bien resulta cuestionable que varios de los estadios lleguen a considerarse carbono-neutrales.
Los estadios de Qatar nos plantean preguntas difíciles de responder. Antes de emitir el veredicto final, habrá que ver cómo se desarrollan los hechos y qué pasa cuando deje de rodar el balón.
Jon Arteta, académico Arquitectura y Paisaje UCEN
Vecino destacado lleva años esperando operación
Evaristo Durán Acuña, RUT 3.786.671-3, es un vecino emblemático de la Población Tucapel de Temuco.
En fecha reciente, la directiva de la Junta de Vecinos N° 20 lo distinguió como vecino ilustre, atendida su dedicación heroica al deporte del básquetbol.
Pero esa dedicación le ha costado muy cara; se debe operar ambas piernas por artrosis. Porque, por un lado, los años pasan la cuenta y, por otro, la pasa el esmero deportivo.
Esa operación estaba agendada a fines de 2019, pero fue frustrada por la pandemia.
Ocurre que en los momentos actuales no puede caminar. Hace pocos días le iba a ser entregada una distinción en un gimnasio adyacente a su domicilio, pero no se sintió capaz de asistir. Sin duda, es penoso.
¿No será posible que el Hospital Regional de Temuco haga una piadosa excepción? No se trata de favoritismo, sino de hacer justicia a quien se ganó su dolencia con su heroicidad.
No se trata de saltarse a otros pacientes, sino de asumir que las excepciones pueden ser plausibles.
Aníbal Barrera Ortega