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"La impresión fue muy fuerte, llegué corriendo a mi casa y me quise tirar adentro, por suerte me contuvieron mis amigas"

El pasado 3 de febrero esta jefa de hogar y presidenta de la Junta de Vecinos Tañi Ruka vivió una verdadera pesadilla. La tarde de ese viernes le avisan por teléfono que un incendio había alcanzado las casas, la suya y la de su hijo, entre otras. Al final de la tarde, siete viviendas estaban destruidas por el fuego y otras dos presentaban daños parciales. Días después, más tranquila y agradecida porque autoridades y vecinos no los han dejado solos, cuenta lo ocurrido y cómo la ayuda no ha tardado en llegar.
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Cómo casi todos los días del año, Paulita Soto Torres salió a trabajar el pasado 3 de febrero desde Vilcún hacia la localidad de Primavera, donde hace 20 años realiza labores de aseo para sus empleadores. En esas tareas estaba cuando, de pronto, sonó el teléfono para avisarle de golpe que su villa se estaba quemando. Casi sin pensarlo dejó lo que está haciendo y salió corriendo de regreso a Vilcún.

Esos, dice, fueron los minutos más largos de su vida. Por el camino, confiesa esta trabajadora de casa particular, costurera y jefa de hogar, iba literalmente con el corazón, pidiéndole a Dios que no fuera su casa y que la emergencia no pasara a mayores. Lamentablemente, un segundo llamado, esta vez de su nuera, la deja temblando. Sus viviendas son las afectadas. Para entonces, lo único que deseaba era llegar lo antes posible y saber el estado de sus mascotas, sus dos perritas y sus dos gatitos que estaban a resguardo al interior de su casa.

Cuando por fin llegó a la Villa Tañi Ruka no supo bien qué le pasó, pero su reacción fue como si hubiera sido otra persona. "La impresión fue muy fuerte - cuenta Paulita -, llegué corriendo a mi casa y me quise tirar adentro, por suerte me contuvieron mis amigas. Estando a un par de metros vi todo quemado. Yo decía quiero morirme, quiero morirme. Estaba tan enfadada que subí y bajé a garabatos a quienes trataban de sujetarme, les pedía que me soltaran. Fue tanto el forcejeo que me caí. Todos trataban de calmarme. Ahí me tomó un carabinero y un paramédico y me alejaron del lugar. Poco a poco me fui recomponiendo".

"Como no había visto nada de lo que estaba sucediendo en redes sociales, lo único que pensaba era en mis mascotas, en mis animalitos, mis dos perritas poodle, la Princesa y la Leyla y mis gatos, Tom y la Merengue, que siempre quedaban adentro de la casa para que no les pasara nada. Estaban acostumbrados. Esa era mi preocupación más grande. Yo estaba como en shock. No pensaba en mi propia situación, sino solo en ellos", relata.