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Fiscal nacional entra al debate por incendios: "La industria forestal es una víctima más"

REGULACIÓN. Subsecretario Monsalve respondió a Ángel Valencia que "la víctima es el país". Sofofa acusa falta de "empatía y sensibilidad" por "nuevo pacto".
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Redacción

El fiscal nacional, Ángel Valencia, se refirió ayer a la posible responsabilidad de las empresas forestales en los incendios que afectan a la zona centro-sur del país: tras una reunión con el director de la Corporación Nacional Forestal (Conaf), Christian Little, el jefe del Ministerio Público afirmó que "en la actual situación de la investigación" dicha industria "es víctima de estos hechos".

Se trata de un debate abierto luego de que el Presidente Gabriel Boric expresara hace algunos días, durante el combate a los siniestros que han arrasado vastos sectores de tres regiones del país, el interés del Gobierno por tener "una discusión de más largo plazo con respecto a la industria forestal, una regulación distinta", que luego La Moneda bautizó como "nuevo pacto".

Si bien el tema se reconoce como necesario por los empresarios forestales, ayer siguió generando rechazo, como lo expresó el presidente de la Sociedad de Fomento Fabril, Richard Von Appen. "El Gobierno sabe que puede contar con la Sofofa en cualquier discusión, pero uno tiene que saber cuándo es la oportunidad", comentó en radio Infinita y acusó "falta de empatía y sensibilidad".

En medio de este debate, Valencia aseguró ayer que "hoy en día, en la actual situación de la investigación, la industria forestal es víctima de estos hechos. A mí no me corresponde supervisar ni la normativa administrativa, ni todas aquellas materias que dicen relación con la fiscalización que pueda realizar Conaf y la forma en cómo ello pudo haber influido o no en la ocurrencia de los incendios".

Agregó que "desde el punto de vista de nuestra tarea hoy en día con las causas que tenemos y las investigaciones que realizamos, la industria forestal es una víctima más. Con la investigación podrá establecerse que quizás hubo algún tipo de incumplimiento o, por el contrario, son víctimas puras. De momento, merecen el trato de víctimas y ese es el trato que corresponde que les demos".

Monsalve responde

El subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, tuvo respuesta inmediata para Valencia tras una reunión del Comité para la Gestión de Riesgo y Desastres (Cogrid): "Los incendios son producidos casi en un 100%, por sobre el 99% por un factor humano y, finalmente, yo diría que más que la industria forestal, la víctima es el país".

El subsecretario argumentó su declaración afirmando que "las 24 personas que han fallecido son compatriotas nuestros" y que "las personas que han perdido sus viviendas no son la industria forestal; también son chilenos y chilenas que viven en los territorios afectados por los incendios".

Por lo anterior, Monsalve reiteró lo que ha manifestado el Presidente Gabriel Boric de que, una vez terminada la emergencia, se converse de las medidas "que tiene que tomar el sector público y privado" para garantizar al país "que no sea víctima de incendios extremos como lo que hemos vivido".

Brigadista murió por caída de un árbol

La ministra del Interior, Carolina Tohá, informó ayer la muerte accidental de un brigadista forestal que combatía un incendio en Angol. Según detalló la jefa de gabinete, la víctima falleció a causa de las lesiones que le produjo la caída de un árbol sobre él. Además, ayer se informó que un niño de 14 años detenido como sospechoso de iniciar un incendio en Lautaro quedó con arresto domiciliario parcial; y Carabineros reveló que hasta el momento ha detenido a 31 personas bajo acusación de provocar siniestros.

Carlos Peña

Los incendios y la industria

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Ha llamado la atención -y suscitado críticas- la opinión del presidente Gabriel Boric, formulada en medio de los incendios, según la cual hay que revisar la regulación de la industria forestal ¿Es razonable ese anuncio?

Para saberlo quizá sea útil distinguir entre la oportunidad del anuncio y la racionalidad que le subyace.

Es obvio que hacer un anuncio semejante en medio de la emergencia, donde se requiere la voluntad de todos y la confianza recíproca, parece imprudente. Insinúa culpabilidades allí donde la investigación ni siquiera ha concluido.

Pero es igualmente obvio que un debate semejante es imprescindible.

Porque lo que ocurre es que en el mundo contemporáneo los riesgos no caen del cielo, de manera totalmente independiente de la voluntad del ser humano, al modo en que cae un rayo en medio de una tormenta. Y ello porque, bien mirado, la mera naturaleza hoy casi no existe. Lo que suele llamarse naturaleza -el paisaje de los bosques, los lagos, la nieve de las montañas, el agua disponible- es en realidad cultura en el más amplio sentido: un resultado de la acción humana. La industria forestal, la del turismo, las carreteras, los conflictos políticos van configurando para bien o para mal el paisaje y van delineando de esa forma, y en alguna medida, la existencia y la fisonomía de los riesgos.

La literatura ha llamado muchas veces la atención sobre eso. Un par de ejemplos bastan.

Uno de ellos es la obra de Ulrich Beck quien llamó a la sociedad contemporánea una sociedad del riesgo. El progreso humano, la mejora del bienestar que se experimenta hoy, señaló, tiene consecuencias que van más allá de la intención humana y el resultado entonces es que junto a la mejora en las condiciones de la existencia, se multiplican también las amenazas. De ahí que la política (cosa que suele olvidarse) no solo tiene por objeto delinear el progreso o empujar la sociedad hacia el futuro anhelado, sino también prever y gestionar los riesgos de la vida colectiva. Decisiones que son puramente institucionales (como la regulación de una industria) pueden crear riesgos que sin ellas no existirían. El otro ejemplo que vale la pena citar es el de Heidegger. Este autor llamó la atención acerca del hecho que en la época moderna el ser humano concibe todo lo que está en derredor suyo como un recurso, una acumulación de cosas puestas al servicio de su voluntad. El punto lo resume bien Nicanor Parra: El error estuvo en creer/ que la tierra era de nosotros/ cuando la verdad/ es que nosotros somos de la tierra. Y es que, en efecto, en la modernidad la naturaleza es sustituida por la utilidad y así en ella, según Parra de nuevo, los árboles no son sino muebles que se agitan…

Por supuesto la industria forestal no tiene la culpa del espíritu de nuestra época (y sería absurdo pretender suprimirla o ahogarla); pero ello no debe hacer olvidar la necesidad de pensar mejor el entorno institucional y regulatorio en medio del que se desenvuelve. No con el ánimo de culpabilizarla de lo que ocurre en los incendios, sino como consecuencia de caer en la cuenta de que lo que ocurre en la naturaleza no es fruto de la naturaleza, sino siempre de la intervención humana, de las acciones de algunos es cierto, pero también de las reglas y las instituciones, en suma, un resultado de todo eso que llamamos cultura.