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Esta semana se realizó La cita de exautoridades de salud y expertos de la Salud para abordar la crisis de las isapres.

-Pero la justicia le estuvo dando la razón a los afiliados por muchos años. De hecho, las Cortes están saturadas con estos requerimientos. Esto se venía arrastrando por mucho tiempo y nadie lo solucionó. ¿No se hizo nada o se hizo algo mal?

-Eso fue justamente lo que más se discutió en esta comisión del Senado. Lo plantearon justamente los senadores y la frase que más se repitió fue que desgraciadamente hubo una falta de respuesta del Legislativo, pero también del Ejecutivo, en relación a que no se hizo una reforma, que no se tomaron en cuenta los puntos de vista o las alarmas que emitió la Suprema y que por eso llegamos a esto. Aquí hay algo conjunto, culpas compartidas en el sentido de que debió haber sido más ágil la tramitación de estas leyes, que están en el Congreso, además. Se hizo un mea culpa de que no se avanzó rápidamente para solucionar este tipo de dudas.

-¿Quedó más optimista luego de la reunión?

-Creo que la reunión fue muy positiva. Me hace estar un poco más optimista. Ojalá aprovechemos la instancia de crisis que estamos viviendo, porque de las crisis se pueden sacar cosas positivas, para tener un pacto por la salud de Chile, un pacto en el cual participe el Ejecutivo, el Legislativo, y el oficialismo y la oposición, para solucionar este tipo de problemas que están detenidos hace mucho tiempo, como usted muy bien dice, desde el año 2010. Cabe recordar que ha habido tres comisiones presidenciales, dos de Bachelet y una de Piñera, tratando de buscar una solución, una reforma al sistema de isapres, al sistema de Fonasa, y no se ha logrado avanzar. Y es por eso que el mea culpa, entre comillas, de los parlamentarios, tuvo que ver con que en el Parlamento no se legisló a tiempo y eso corresponde a ellos y al Ejecutivo. En este caso, los jueces son los que han tomado la justicia en sus manos. Por eso es que había tantos reclamos acogidos en forma positiva y la corte finalmente hizo dictamen y les dio seis meses de plazo a la Superintendencia para que solucionen el problema Yo repito que lo que acá se requiere es un trabajo conjunto, un trabajo pensando en la salud de los chilenos. La salud es un problema de Estado, no del gobierno de turno. Por lo tanto, llamo a un pacto por la salud en Chile para que salgamos de este embrollo de una vez por todas. Lo hago como exministro de Salud y como presidente ahora de un centro de estudios de una universidad.

-El sistema entero está en crisis, no sólo las isapres. El Fonasa tiene una deuda millonaria con las clínicas. Usted ha dicho que una reforma es necesaria: ¿qué es lo que hay que cambiar?

-La deuda que tienen la isapres y el Fonasa con las clínicas privadas alcanza los 800 mil millones de pesos. Las isapres deben 500 mil millones, Fonasa 300 mil, entonces si esto desaparece, si esto cae y se produce un quiebre, obviamente que va a haber un quiebre de prestadores privados en general. Es muy importante que la gente sepa que los prestadores pueden tener una caída por falta ingresos que va a redundar en cesantía, en cierre de laboratorios, centros médicos, radiológicos. Por eso es que es tan preocupante la situación. Lo que dijo el senador (Juan Luis) Castro es que faltó acuerdo político, lo mismo (Felipe) Kast. Creo que esto es una lección que tenemos que aprender para poder llegar a una solución. Hay varias leyes en el Congreso que nunca se aprobaron porque los que están gobernando ahora, cuando eran oposición, no quisieron avanzar. Entonces, creo que eso es lo que tenemos que retomar, y yo opino que el Presidente Boric ha reconocido algunas de estas cosas. De hecho, él mismo reconoció que el programa (de Gobierno) se puede revisar, pero manteniendo lo básico, y yo creo que entre esas cosas está este tema. Por eso es sorprendente que Fonasa haya lanzado este nuevo programa que equivale a un plan de isapre. Lo que llaman ellos modalidad de cobro adicional, que es una cobertura adicional que permite que las personas depositen su siete por ciento en Fonasa, pero que además tomen un seguro adicional que va a costar entre 17 mil y 50 mil pesos por cada integrante de la familia, y eso le va a permitir una cobertura en una red de prestadores a la cual van a poder acceder. Es como un plan de isapre, pero con una cobertura del 65% en hospitalización y 55% en ambulatorio.

-¿Le gusta este plan?

-A mí me gusta. Yo lo encuentro positivo. Es una señal bastante inédita que justamente el director de Fonasa, que dijo que las isapres debían desaparecer, ahora presente un plan que simula o se parece mucho a uno de isapre. Muchos le han llamado Fonasa premium o Fonasa plus. Hay que discutirlo, conversarlo, porque una familia con cinco integrantes pagaría el siete por ciento más 150 mil pesos. Hay que ver cómo las compañías de seguro compiten entre ellas para bajar la prima; pero es una buena idea.

-Todo esto ha hecho que se produzca una estampida de afiliados de isapre a Fonasa. lo que puede provocar otro problema. ¿Qué le espera a la gente de Fonasa con esta masiva llegada de nuevos usuarios?

-Las cifras dicen que el año pasado ya migraron 380 mil personas nuevas a Fonasa. Según el informe que dio el director de Fonasa en estos casi primeros tres meses ya habían ingresado cerca de 100 mil personas más. Obviamente, si te basas sólo en el sistema público de salud, como quería la reforma constitucional, va a saturarse. Hay un alma dividida en el Minsal. Algunos están de acuerdo en que quiebren las isapres y otros no, quieren tener un sistema mixto, pero no por salvar a las isapres, sino que por salvar a los pacientes. Obviamente que se va a recargar más el sistema público y que van a aumentar las listas de espera, tanto en cirugías como en espacialidades, por lo tanto, eso mismo es muy importante que siga existiendo el sistema de atención privada o los prestadores privados. La integración público-privada es fundamental para el manejo de la salud en Chile Ahora, ojalá que cobren menos, que se regulen cobros excesivos, que se trabaje en gestión y en bajar los costos creo que es un punto muy importante. Y por eso existe el proyecto de Fonasa que fundamentalmente se refiere a la incorporación de tecnología en salud para evitar el aumento excesivo de los costos. que es lo que hay que hacer: contener costos para hacer más eficiente el sistema.

-Usted propuso limitar las ganancias de las isapres y no tuvo mucho eco. ¿También debiera estar incluido esto en la reforma?

-Yo lo propuse cuando era parte del equipo de salud del gobierno de Piñera antes de que fuera elegido, cuando estábamos preparando el programa de salud. Obviamente, no tuvo la acogida que yo esperaba y capaz que ahora algunos se interesen en este tema y lo estudien a fondo. Porque así como una eléctrica o como otras empresas de atención a público masivo se les ha fijado un margen de ganancia, yo dije por qué las isapres no pueden también tenerlo.

-¿Cómo evalúa el manejo de la pandemia de este gobierno?

-Una de las cosas que reconoció el Presidente Boric en el traspaso de mando fue el programa de vacunación de nuestra gestión, lo que fue reconocido a nivel mundial. Y, en segundo lugar, reconoció algo que a mí me tranquilizó: dijo que las críticas antes habían sido excesivas. Entre las críticas excesivas justamente estaba las que hizo el exsubsecretario de Salud Pública, que es quien maneja una parte de la pandemia que es la vacunación. Y ahí, desgraciadamente, tengo que decir con bastante dolor, que no se ha avanzado lo suficiente. La cobertura a nivel país de la vacuna bivalente es del 27,4% y llevamos más de cinco meses de campaña. En el tema de la vacunación estamos al debe. Y digo "estamos" porque formo parte siempre de la Salud. Este informativo que inventó el Gobierno ahora ("Gobierno Informa"), la gente inmediatamente dice es como el matinal del doctor Paris en la pandemia. Claro, porque es importante comunicar. A propósito de las críticas, una de las que se han hecho, no solo por parte de nosotros, de académicos y la OPS (Organización Panamericana de la Salud), es la falta de comunicación de riesgo.

Columna

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Brechas de género: un desafío pendiente

Las brechas de género no son un problema que afecta exclusivamente a las mujeres, sino que a toda la sociedad. Esta es, tal vez, la principal conclusión del libro "Disparidad bajo la lupa. Una radiografía a las brechas de género en Chile", que publicó el Centro de Estudios Públicos en alianza con el Fondo de Cultura Económica. Según el Banco Mundial, la desigual participación laboral de las mujeres tiene un costo mundial de 160 trillones de dólares; recursos que se dejan de generar y que permitirían no sólo mejorar la situación de la mujer, sino también ayudar a financiar servicios sociales que promueven el bienestar de la población. El costo de la desigual participación laboral entre hombres y mujeres lo pagamos todos, pero sin duda afecta más a las mujeres y, especialmente, los niños. La encuesta CASEN muestra que en Chile el 9% de la población se encuentra bajo la línea de la pobreza, pero el 18% de los niños se encuentra en esta situación, siendo la población más vulnerable de Chile. La mayoría de estos niños vive en hogares monoparentales de jefatura femenina.

La buena noticia es que en los últimos 30 años se ha avanzado significativamente en cerrar la brecha. La mala noticia es que, según el Foro Económico Mundial, nos demoraremos 132 años en cerrar esta brecha si mantenemos el ritmo actual. ¿A qué se debe esta brecha? El libro del CEP nos entrega algunas luces. La baja participación laboral de las mujeres en Chile tiene múltiples causas, pero una de cada tres mujeres desocupadas declara que no puede trabajar remuneradamente porque debe realizar tareas de cuidado, ya sea porque tiene hijos pequeños o algún familiar dependiente, o domésticas.

El capítulo 2 del libro, que me tocó elaborar junto a Javiera Gazmuri y Clemente Larraín, analiza cómo se distribuyen las funciones familiares al interior del hogar. No es sorprendente encontrar que las mujeres asuman en mayor proporción las tareas domésticas, la crianza de los hijos y el cuidado de personas dependientes, dejándoles menos tiempo disponible para el trabajo remunerado. Lo que sorprende es el número de horas al día que dedican a estas tareas en comparación con los hombres. En promedio, las mujeres dedican 2 horas más al día que los hombres al cuidado de los niños menores de cuatro años, casi una hora más al cuidado de personas dependientes y 2 horas más a tareas domésticas. Si consideramos tanto las horas del trabajo remunerado y no remunerado, las mujeres en promedio trabajan 1,6 horas más al día que los hombres. Esta brecha es aún mayor para las mujeres que trabajan remuneradamente y se encuentran en pareja, trabajando en promedio 2,1 horas más al día que su pareja hombre. Según estimaciones del Banco Central de Chile, el aporte al Producto Interno Bruto (PIB) ampliado que corresponde a las actividades de cuidado es de 26%. Ninguna industria aporta tanto al PIB de Chile, ni siquiera el sector minero que en 2021 representó aproximadamente el 14,6% del PIB. Así, no sólo la producción del país y, por tanto, la productividad masculina descansa en parte importante en la tarea invisibilizada que realizan mayoritariamente las mujeres de forma gratuita, sino que además es la actividad que más aporta al PIB de Chile.

Estas desigualdades son en parte causa de la condición de vulnerabilidad en que se encuentran las mujeres; estas tienen mayor probabilidad de caer en la pobreza, pensiones más bajas, sufren en mayor proporción formas de exclusión habitacional (allegamiento, hacinamiento, campamentos, etc.) y aquellas con menores ingresos tienen más probabilidad de ser víctimas de violencia intrafamiliar.

¿Qué podemos hacer para avanzar más rápido y no tener que esperar 132 años para cerrar las brechas? El libro entrega un conjunto de propuestas, entre ellas avanzar en la reducción y flexibilización de la jornada laboral; cambiar el Código del Trabajo creando un sistema de sala cuna universal; crear más centros de atención diurna para personas dependientes; extender y mejorar el programa de pago de cuidadores de personas discapacidad, entre otros. Con todo, el mayor desafío que tenemos es de orden cultural. No podemos olvidar que según la encuesta CEP más del 50% considera que un niño en edad preescolar sufre si su madre trabaja y que la vida familiar se resiente cuando la mujer trabaja tiempo completo, opinión que es compartida tanto por hombres como por mujeres.