Lucas Malaisi, experto argentino en educación emocional visita Temuco
ESTE MIÉRCOLES. El psicólogo, autor de varios libros e impulsor de la Ley de Educación Emocional en Argentina participará de un seminario organizado por la Fundación Reimaginar Juntos.
Según la OMS, 450 millones de personas sufren de un trastorno mental o de conducta, alrededor de 1 millón de personas se suicidan al año y una de cada cuatro familias tiene por lo menos un miembro afectado con trastorno mental. La Organización Mundial de la Salud hace hincapié en que una combinación adecuada de programas de tratamiento y prevención primaria en el campo de la salud mental puede evitar años vividos con discapacidad e, incluso, la muerte prematura. También recalca la importancia de las intervenciones de promoción en las escuelas para aumentar la autoestima, las habilidades de la vida, rendimiento escolar y el ambiente social.
Seminario internacional
En este contexto, el psicólogo argentino Lucas Malaisi, presidente de la Fundación Educación Emocional de Argentina, autor de varios libros e impulsor de un proyecto de ley sobre educación emocional, trabaja hace décadas en educación emocional y su importancia en la vida, desarrollando técnicas para sanar las heridas emocionales desde el nivel inicial, mucho antes de que aparezcan las problemáticas.
Este miércoles 12 de abril estará en Temuco, en el hotel Dreams Araucanía, para participar de un seminario organizado por la Fundación Reimaginar Juntos, entidad que realiza su lanzamiento oficial.
Aprender a gestionar emociones
El Austral conversó en exclusiva con el experto sobre educación emocional. Malaisi asegura que la inteligencia emocional "es aprendida en un 99%" y lo subraya con énfasis porque "no depende de lo genético o heredado y se puede moldear". Ahí es donde la educación cobra un lugar preponderante.
- ¿Qué es la educación emocional?
- Es una estrategia educativa de promoción de la salud que tiene por objetivo mejorar la calidad de vida de las personas a partir del desarrollo de habilidades emocionales. El objetivo es generar en las escuelas espacios para que alumnos, padres y docentes puedan aprender a reconocer, expresar y gestionar sanamente sus emociones. Así como tienen Lenguaje, Matemática o Geografía, la idea es destinar un tiempo para abordar la educación emocional en las aulas.
- ¿Se puede enseñar y aprender a desarrollar la inteligencia emocional?
- Se pueden crear las condiciones para que los alumnos puedan desarrollar la inteligencia emocional. Al no ser contenidos teóricos, no hablamos de enseñar, sino de desarrollar. Pero lo importante es que las cartas no están echadas, siempre podemos incrementar nuestro coeficiente emocional. Los chicos desarrollan estas habilidades como cualquier otra y así pueden manejar mejor sus emociones displacenteras como enojo, frustración, miedo, angustia, ansiedad y estas habilidades son las responsables del 80% del éxito que tenemos en la vida. Además, siempre lo cognitivo está supeditado a lo afectivo, ya que una persona que se encuentra bajo emociones y demás, no aprende.
- ¿Cómo impactan las emociones y las habilidades sociales en la educación?
- Las emociones tienen un poderoso impacto, aumentan nuestra performance y salud, o las disminuye: a todos nos pasó que en un momento de nervios nos costó conciliar el sueño, no tenemos un buen desempeño académico en una prueba si nos asustamos, puede que no recordemos lo que hemos estudiado, afecta al sistema digestivo, a la sexualidad, a la reconstitución celular, envejecemos más rápido cuando tenemos emociones displacenteras.
- ¿De qué manera se puede ayudar a los docentes a mantenerse saludables?
- Uno de los ejes de la educación emocional es acompañar al docente en el desarrollo de su inteligencia emocional. Es que nadie puede dar lo que no tiene, de modo que el primer paso es realizar talleres y grupos de reflexión para cuidarlos y enseñarles a fortalecer su sistema "inmunológico emocional", afianzándolos en una actitud proactiva, dejando la queja de lado.
¿Cómo hacerlo?
En entrevista con este diario, Lucas explica que nuestra principal traba para gestionar las emociones es que no sabemos cómo hacerlo: "No se nos entrenó para ese fin, y pretendemos hacerlo con patrones arcaicos y obsoletos. Pero ante nuevos desafíos, necesitamos nuevas estrategias. Hace veinte años no teníamos los niveles de estrés que tenemos hoy y, cuando el estrés es más elevado, necesitamos tener más músculos emocionales para poder hacer frente a estas situaciones que son cada vez más desafiantes".
"El objetivo de la educación emocional es generar en las escuelas espacios para que alumnos, padres y docentes puedan aprender a reconocer, expresar y gestionar sanamente sus emociones". Se pueden crear las condiciones para que los alumnos puedan desarrollar la inteligencia emocional. Al no ser contenidos teóricos, no hablamos de enseñar, sino de desarrollar". Las emociones tienen un poderoso impacto, aumentan nuestra performance y salud, o las disminuye".