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Tecnología "infernal"
Nunca existió tecnología alguna a nivel masivo que generara tantas satisfacciones y facilidades junto a tantas dificultades, complicaciones, frustraciones e inseguridades y que además requiriera de tanto tiempo, dedicación y paciencia… me refiero al mundo computacional masivo.
Que métase al sistema, que la clave, que la contraseña, que bájela, que súbala, que no hay señal, que no llegó, que se cayó, que se paró, que se clonó, que se desvinculó, que si lo mandé y una interminable seguidilla de contradicciones y molestias, especialmente para los mayores.
Tengo serias dudas en relación a que si esta tecnología está muy mal implementada y traspasada al usuario medio o si definitivamente no era adecuada en este momento para la actual humanidad y para muchos con todo lo positivo innegable que ofrece, una tecnología infernal.
José Manuel Caerols Silva
Prioridades en Chile
En las últimas horas conocimos que el ministro de Educación recibió a dirigentes de la Confech y algunos diputados de Apruebo Dignidad. Los dirigentes estudiantiles entregaron un petitorio con más de 80 "demandas", entre ellas: Títulos en lenguaje neutro, "concientización obligatoria" sobre el golpe, "liberación de presos políticos de la revuelta y de la causa mapuche" y "fin a la infantilización de les estudiantes".
Más allá de la constante caída en la irrelevancia que han tenido las federaciones de estudiantes, y sin dejar pasar que han sido lugares en donde se han cultivado lógicas tribales y antidemocráticas, sería bueno señalar que los problemas actuales del país son mucho más importantes que sus petitorios. Hoy deberían estar preocupados del terremoto educacional que existe producto de la deserción escolar, o de cómo ser un aporte a las problemáticas sociales como estudiantes universitarios. Sus demandas se enmarcan en un nicho sobreideologizado que poco tiene que ver con las preocupaciones económicas, de seguridad y de estabilidad que hoy aquejan al país, o incluso, de los propios problemas educacionales.
La pregunta final es ¿qué tan desconectados están de la realidad nacional? Al parecer, bastante.
Pablo Aldunate Allegro
Los discursos públicos
Hoy sabemos que hay una ciencia del lenguaje que también se preocupa de ello. La "psicolingüística" estudia lo que ocurre en la mente-cerebro cuando hablamos, comprendemos, leemos o escribimos. Ello es posible sobre la base de la facultad del lenguaje articulado, innata, y humana que nos diferencia de los demás seres vivos. Así lo planteó el insigne lingüista Noam Chomsky.
Un psicolingüista observa, examina y evalúa nuestras producciones verbales; puede ser un lingüista y/o psicólogo interesado en examinar la relación entre el lenguaje y los eventos mentales. Por lo mismo es que se puede asociar con la psicología, antropología, ciencias cognitivas, fonoaudiología y ciencias de la comunicación. Lamentablemente en Chile no existe la profesión de lingüista.
Por otra parte, mientras exista una disciplina que estudie los mecanismos biológicos del cerebro (neurolingüística), la "psicolingüística" éstas se preocupan de dar cuenta de lo que ocurre, consciente o inconscientemente, en los usos sociales de la lengua (hablar/escribir/). Involucra los discursos como representaciones sociales que ocurren en los "actos de habla". Ambas disciplinas se complementan enormemente en el estudio de la "comunicación humana" y debieran ocupar un amplio espacio en las mallas curriculares.
No sería extraño, entonces, que estas ciencias del lenguaje pudieran tener un espacio destacado en algún departamento académico de nuestras universidades. De cualquier forma nos ayudaría a ser mejores profesionales y valorar los encuentros verbales de la vida cotidiana con mayor atención a lo que "entendemos" y "expresamos". L. Wittgenstein (1889-1951), el gran filósofo del lenguaje, escribió "los límites de mi lenguaje son los límites de mi mente". Como para interesarse en los "discursos públicos". O como escribiera el antipoeta N. Parra "la realidad no cabe en un zapato chino, menos en un zapato ruso", "el problema de la filosofía es quién lava los platos".
Omer Silva Villena, profesor/lingüista