Día de la Tierra
En el Día de la Tierra podemos generar un compromiso ambiental personal para toda nuestra vida.
Desde hace 53 años que se celebra el día de la Tierra y aún no logramos frenar el desastre ambiental que ha provocado nuestro estilo de vida. Hoy 22 de abril es el día de nuestra madre Tierra y es hora de transformar nuestra conciencia en acción.
En el planeta convive una variedad de especies de todo tipo y encontramos también recursos que nos sirven para satisfacer nuestras necesidades. Con ellas desarrollamos las condiciones actuales de la vida moderna. Sin embargo, no hemos hecho un uso ni consciente ni eficiente de las bondades de nuestro planeta; imbuidos en el cortoplacismo de un progreso desenfrenado, hemos sido egoístas con las futuras generaciones. Ellas igual merecen un mundo en el cual soñar y vivir, y se lo estamos negando. Ya basta de simplemente reflexionar y ser conscientes de la interdependencia que los seres humanos y toda la biodiversidad tenemos. Debemos actuar hoy a nivel del Estado, empresas privadas y en nuestra esfera personal, en nuestra esfera vecinal y en nuestra esfera política. El bienestar de nuestro planeta depende de cada uno de nosotros y repercute en cada uno de nosotros de igual manera.
En el día de la Tierra podemos generar un compromiso ambiental personal para toda nuestra vida. Seremos nosotros los responsables del destino directo del planeta con cada una de nuestras acciones, por eso es importante que esta fecha no sea solo una escenificación romántica, si no que reafirmemos nuestro compromiso con la Tierra y su futuro. Podemos así alcanzar un modo de vivir consciente de nuestras acciones y de cómo éstas repercuten en el medio ambiente, y ser, por lo mismo, amigables con nuestra naturaleza. El estado del planeta es crítico, ya no hay espacio para malinterpretaciones posibles de los hechos. No hay espacio para negar, como hacen algunos, el calentamiento global producto de la acción humana, hacer esto es irresponsable con nuestras futuras generaciones. Las catástrofes se producen ante nuestros ojos y a gran escala, hemos presenciado episodios climáticos extremos de manera repetida y cada vez con mayor intensidad.
La respuesta del mundo político internacional, sin embargo, no ha sido la esperada. Sólo veinticuatro países de los ciento veinticuatro que firmaron el acuerdo de París han presentado sus planes para reducir sus emisiones de aquí al 2030. Por supuesto la Organización de Naciones Unidas ha calificado esto como decepcionante. La crisis climática y ecológica que estamos viviendo nos demuestra que la pasividad, la inacción de cada uno de nosotros, del Estado y de las empresas privadas, no nos lleva por el camino correcto. El tiempo se termina y debemos actuar en todas las esferas posibles, salir de nuestra zona de confort. Podemos comenzar por realizar algunas modificaciones en nuestra vida diaria: planificar las compras, hacer nuestra propia huerta, trasladarnos en bicicleta o a pie si las distancias son cortas; reciclar, compostar, reutilizar, reparar y reemplazar. Todas estas acciones ejercen menor presión sobre el ambiente, y dan tiempo para que logre restaurarse. Nuestra madre Tierra merece de parte de nosotros nuestro mejor esfuerzo y podemos contribuir a que este deterioro no continúe.
Viviana Díaz Carvallo,
concejala de Temuco