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"Mi madre siempre soñó ser astronauta"

Por votación popular, la primera mujer aviadora del país será el rostro del billete conmemorativo que imprimirá la Casa de la Moneda Chile por sus 280 años. En Temuco, el único hijo de esta pionera, Fernando Martínez-Conde Duhalde, confiesa que la decisión le alegra, pero no le sorprende, ya que sabía que la gente del sur de Chile se sentía identificada con su madre, una pionera de la cual hoy destaca su "independencia, arrojo y valentía".
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Contento de hablar de la mujer sureña del momento, pero sin aparecer en fotos, Fernando Martínez-Conde Duhalde, hijo de Margot Duhalde (1920 - 2018), la chilena destacada que dará rostro al billete conmemorativo por los 280 años de la Casa de la Moneda, aplaude la elección popular que permitió este significativo hecho, del cual casi no tenía dudas, porque él mismo admite haber percibido que buena parte del sur de Chile se sentía identificado con ella, más cuando su historia estuvo ligada a ciudades como Río Bueno, Osorno y Punta Arenas.

Radicado en Temuco, el también piloto, exfuncionario de la Fuerza Aérea y exintegrante de la Dirección de Aeronáutica Civil, valora la iniciativa que hoy eleva el nombre de su madre y confiesa que había razones de sobra para que ella fuese la opción, no solo por su independencia, arrojo y valentía, sino porque fue una pionera en Chile y también en el extranjero, particularmente, en un área que entonces estaba muy lejos de las condiciones, comodidades y tecnología con las que se cuenta hoy.

- El nombre de su madre junto a Violeta Parra y a la primera mujer médico, Eloísa Díaz, figuró entre las finalistas de la votación popular que organizó la Casa de la Moneda Chile para definir qué rostro aparecería en el billete conmemorativo por los 280 años de la institución, y ganó por lejos dicha encuesta. ¿Cómo se enteró usted de que ella era la elegida?

- Supe por una prima a la que le encanta la historia de mi mamá: Mirta Carrillo, de Puerto Montt. Ella guarda recortes y creó una cuenta Facebook, y es la persona que ha hecho las relaciones públicas en el sur. Me llamó tipo 7.30 de la mañana para avisarme. Y debo admitir que yo tenía confianza que esto podía pasar.

- ¿Por qué lo presentía?

- Porque mi mamá no sólo fue una pionera en Chile, también lo fue en Francia. Ella fue la primera piloto de guerra ese país. Se fue en abril de 1941 como piloto del Comité Nacional de Francia Libre con destino a Inglaterra, porque Francia estaba sitiado. Allí voló por la RAF, representando a Francia, pero siempre anduvo con un distintivo en el brazo que decía Chile. De hecho, como había otra Margot en el escuadrón todos la llamaban Chile. Cuando terminó la guerra lo primero que hizo fue trabajar como piloto de una línea comercial que luego quebró. Después entró a la Fuerza Aérea de Chile como controladora de tránsito aéreo. Con el tiempo regresó a Francia para hacer un curso de radares y, luego, se fue a Estados Unidos para terminar su instrucción en la especialidad de tránsito aéreo. Esto le permitió ser pionera otra vez, ahora, como la primera mujer controladora de tránsito aéreo del país. Con todo esto, en la reciente votación, supe que mucha gente del sur estaba identificada con ella. En Río Bueno, La Unión y Osorno tuvo mucho apoyo.

- Y ¿qué tan identificada estuvo ella con el sur de Chile?

- Bueno, antes de morir ella pidió que sus cenizas quedaran en Trafún, cerca de Río Bueno, en la junta de dos ríos, y cumplimos su deseo.

- Imagino que usted tiene asegurado un billete de los que se imprimirán…

- La verdad es que no, porque quienes están más involucrados directamente con todo este proceso son mi hijo que está en Santiago y mi prima de Puerto Montt. Pasa que yo soy un tipo de bajo perfil, no me gusta mucho la figuración.

HAZAÑAS

- El aporte de su madre trascendió nuestras fronteras y fue tal que Francia le concedió dos distinciones en vida, ¿no?

- Sí, ella fue condecorada como 'caballero' de la Legión de Honor en París el año 1945 y, muchos años después, en 2006, fue ascendida a 'comendador' de la Legión de Honor por el Gobierno de Francia, que es la máxima distinción en ese país.

- En lo personal, ¿cuál de todas las hazañas de realizó su madre es la que más atesora?

- Ella fue una mamá atípica. Cuando yo tenía 3 años se va a estudiar a Francia y luego, a Estados Unidos. Yo quedaba al cuidado mis tías. Después, cuando ya estaba en el colegio, ella se fue a Punta Arenas, mucho antes de que yo pudiera alcanzarla. Siempre fue una mujer decidida e independiente. A mí, lo que más llama la atención es cómo volaba, porque - por ejemplo - durante la segunda guerra mundial ella tomaba los aviones de la fábrica y los llevaba a los talleres donde los equipaban con armas; luego, los llevaba hasta las escuadrillas de combate; y de vuelta tomaba los aviones dañados, baleados, para entregarlos en los talleres. Yo encuentro que era valiente y arriesgada al tomar esos verdaderos tarros y llevárselos de vuelta para su reparación. Ahora, también fue súper arriesgado lo que hizo en Chile.

- ¿En qué consistía ese trabajo de vuelta en Chile?

- Ella pilotaba aviones civiles para la empresa LIPA-Sur, en una ruta que iba de Santiago a Castro. Estoy hablando del año 48, sin radio ayuda, sin el equipamiento y la tecnología que existen hoy, y cuando las pistas eran de tierra. A ella le tocaba descender, subir pasajeros, cargar maletas y seguir, y desde Castro regresaba a Santiago. Ni hablar lo que significaba volar con las condiciones del clima sureño. Hoy, los aviones vuelan sobre las nubes, ella no, ella se venía entre medio de las nubes y completaba su itinerario. Ella hizo historia en tiempos rústicos y adversos para la aviación.

- Su madre fue una mujer comprometida con su profesión. De hecho, entiendo que enseñó a otros a volar casi hasta los 80 años, y siempre trató de formar nuevas mujeres piloto, ¿es así?

- Es así. Lo que más le importaba a ella era enseñar a otras mujeres. Siempre trato de que adquirieran habilidades en estas materias y, hasta donde yo sé, siempre tuvo alumnas a las cuales traspasar sus conocimientos. Y yo diría que donde pudo hacerlo con mayor dedicación y constancia fue en Punta Arenas. Allí vivió durante 20 años y allí fundó una escuela de instrucción de vuelo.

-¿Existe alguna actividad que Margot Duhalde haya querido hacer y le quedara pendiente en esta vida?

- Mi madre siempre soñó fue ser astronauta. Fue lo único que no pudo hacer. Si hubiera tenido la oportunidad yo creo que lo hubiese hecho. Ella siempre lo comentó. En este sentido, decía que nació en una mala época, porque ahora ese sueño es posible para otras mujeres.

"Lo que más le importaba a ella era enseñar a otras mujeres. Siempre trato de que adquirieran habilidades en estas materias y, hasta donde yo sé, siempre tuvo alumnas a las cuales traspasar sus conocimientos. Y yo diría que donde pudo hacerlo con mayor dedicación y constancia fue en Punta Arenas".

"Durante la segunda guerra mundial ella tomaba los aviones de la fábrica y los llevaba a los talleres donde los equipaban con armas; luego, los llevaba hasta las escuadrillas de combate; y de vuelta tomaba los aviones dañados, baleados, para entregarlos en los talleres. Yo encuentro que era valiente y arriesgada".