Descentralización necesaria
Con desazón vemos cómo en ocasiones prevalece en nuestro país una visión política donde el éxito de uno parece implicar la pérdida del otro. Bajo esta lógica, transferir la toma de decisiones desde la autoridad central a instancias locales, podría considerarse un sinsentido.
Desde el Ministerio del Trabajo y Previsión Social, y en particular desde Sence, creemos lo contrario. A fines de septiembre se conformó el último de los 16 consejos regionales de capacitación, con representantes del Estado, trabajadores y empleadores, cumpliendo así un mandato legal pendiente desde 1997.
La presidencia de los consejos se transfirió a las gobernaciones regionales, que aceptaron nuevas competencias, incluida la decisión sobre la asignación de cerca de 10 mil millones de pesos, beneficiando equitativamente a las regiones.
Esta iniciativa fomenta la participación tripartita de la sociedad civil y permite decisiones más certeras, adaptadas a las necesidades locales y programas de habilitación laboral más pertinentes. La descentralización tiene todo el sentido para el desarrollo del país; es momento de considerar este enfoque y avanzar en modelos que depositen el poder y confianza en instancias de colaboración con la ciudadanía, siendo una oportunidad para un futuro más inclusivo y próspero. No la desaprovechemos.
Romanina Morales Baltra directora nacional del Sence
Mujeres emprendedoras
En Chile cuesta emprender, pero a las mujeres les cuesta, frecuentemente, más. En efecto, a pesar de los muchos avances en una cultura de equidad y distribución igualitaria de las responsabilidades del hogar y de la crianza de los hijos, aún la mujer sigue siendo, en la mayoría de los casos, el cimiento de las familias, lo que hace aún más arduo el emprendimiento femenino.
Las instituciones de educación superior tenemos el deber de ayudar a superar esta brecha. En IPCHILE, la iniciativa de nuestro Hub de Negocios asesora a personas emprendedoras a concretar sus sueños y el resultado, desde 2022 hasta ahora, es que de 1.269 participantes, 1.175 son mujeres. De estas últimas, el 76% mantiene su emprendimiento y en el 80% de los casos sus ingresos son la principal fuente de sostenimiento del hogar.
Esta iniciativa de las escuelas de Administración, Negocios y Servicios; de Humanidades y Ciencias Sociales y de Salud, se ha desarrollado en las sedes de Rancagua, La Serena, Temuco y Santiago y ha contado con la participación de 1.700 estudiantes y 105 docentes, que también ven en esta iniciativa una oportunidad de aprendizaje, colaboración y entrega a los demás.
Anamari Martínez Elortegui, rectora de IPCHILE
Universidades y cambio social
Nuevas soluciones que cubren una necesidad de forma más eficaz que las medidas existentes, al mismo tiempo que generan capacidades nuevas o mejoradas y dan un mejor uso a los recursos. Así define Naciones Unidas la Innovación Social, un ámbito cuyo desarrollo es fundamental para enfrentar los diversos retos que tenemos como humanidad y velar por el tan ansiado desarrollo sostenible.
Considerando su importancia la pregunta inmediata es, ¿qué debemos hacer para impulsarla? Ante esta interrogante, las miradas suelen ir hacia las políticas gubernamentales, la mayor inversión pública y también por parte de los privados en investigación y desarrollo. Sin embargo, muchas veces olvidamos el rol que nos compete a las Universidades para avanzar en una cultura de Innovación Social.
Lo primero, sin duda, es promover la labor científica y la investigación, poniendo en marcha proyectos y programas que motiven a académicos y estudiantes. Pero luego viene el paso más relevante, hacer que esas ideas se conviertan en iniciativas reales, comercializables, que impacten en el día a día. Es decir, pasar de la investigación y el desarrollo experimental a un producto que puede ser trabajado desde el ámbito empresarial, convirtiéndose en un engranaje del motor de la economía.
El llamado entonces es a que las Universidades expandamos nuestra mentalidad y ampliemos nuestros desafíos más allá del acceso y la calidad, llegando a la formación de empresas emergentes, que den cuenta de la colaboración academia - industria y que logren, en definitiva, mejorar la vida de las personas.
Claudio Ruff, rector U. Bernardo O' Higgins, UBO