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Dramáticos testimonios de temuquenses que viven en medio del horror de la guerra

Dos hijos de La Araucanía que partieron hace muchos años a Israel en busca de nuevos horizontes, cuentan lo vivido a lo largo de estos días en la zona, su visión del conflicto, sus esperanzas y temores. Pese a todo, ni Miguel Ángel Regollo, ni Joao Gatica, tienen entre sus planes volver a Chile. Ambos sólo tienen palabras de agradecimiento para un país que les ofreció nuevas y grandes oportunidades para ellos y sus familias.
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Dos semanas se cumplieron desde el comienzo de la escalada de violencia con el lanzamiento de cohetes por parte de Hamás contra Israel y con una operación sin precedentes de sus combatientes contra el sur de ese país. Por su parte, Israel respondió bombardeando cientos de objetivos en la Franja de Gaza.

El ataque que ha sido catalogado como terrorista inició una guerra que ya ha dejado centenares de fallecidos y miles de heridos, por lo que la situación se torna crítica y angustiante para la población civil, entre ellos varios chilenos, algunos de paso por la zona de conflicto, y otros, residentes desde hace años en distintas ciudades, quienes emigraron en algún momento de sus vidas buscando nuevos horizontes.

Dentro de los chilenos residentes en Israel, siempre es posible encontrar temuquenses, que hoy desde aquella lejana tierra, entregan sus dramáticos testimonios sobre lo que están viviendo por estos días donde las alarmas y la huida a los refugios se ha hecho habitual desde la madrugada del pasado 7 de octubre cuando ocurrió lo impensado.

Así lo manifiesta el agrónomo Ufro nacido en Valdivia, pero que llegó siendo muy pequeño a Temuco, Joao Gatica, quien ya lleva cerca de 15 años en Israel, específicamente en la ciudad de Rishon LeZion, donde asegura que aún se está viviendo una "relativa" normalidad ya que están ubicados más al norte de Israel y a unos 60 kilómetros de Franja de Gaza.

"Lo que pasó ahora fue una sorpresa total. Nadie se esperaba esto. De hecho la mayoría de los israelíes tenemos en los teléfonos alguna aplicación de alarma de sirenas. Esto partió como a las 6 de la mañana y los teléfonos empezaron a sonar y yo me desperté confundido pero en un par de minutos caímos en cuenta que era la sirena de cohetes. (…) Teníamos invitados y todos entramos al cuarto seguro, empezamos a escuchar las explosiones que fueron bastantes y de repente empezamos a recibir noticias en los teléfonos con imágenes de gente de Hamás en ciudades israelíes y eso ya fue impactante y todos entendimos que era algo fuera de la común", expresa el profesional, quien afirma que "nadie estaba tan preparado como para detener toda esta masacre que se nos vino encima".

"Por ahora estando en nuestras casas, nos sentimos relativamente seguros, pero los primeros días nadie iba a los trabajos. Con el tiempo la situación cambió porque los niños no están con escuela, pero hay que salir a hacer compras y estar preparados por si alguna sirena te pilla en la calle y hay que saber qué hacer (…) En las construcciones nuevas, cada departamento tiene su cuarto seguro o refugio que son paredes de concreto de 30 cms, una ventana de acero, la puerta es blindada e incluye también un sistema de filtración de aire. Esto es habitual en las viviendas y en los edificios de oficinas también donde en cada piso hay un refugio donde al sonar las sirenas, tienes un minuto y medio para llegar", manifiesta.

Joao cuenta que emigró a Israel con la intención de estudiar y quizás volver en algún momento a Chile. "Mi esposa estudio también Agronomía y con el tiempo empezamos a pensar en la opción de venir a Israel porque ella es de religión judía entonces se nos hacía más fácil. El plan era venir acá, estudiar y volver a Chile, pero la vida nos dio algunos golpes y al final terminamos quedándonos acá", dice, agregando que la educación y la atención de salud no tiene comparación con lo que existe en Chile.

"Una de las cosas que influyó en quedarnos es que nuestra primera hija nació con algunos problemas genéticos, entonces empezamos a averiguar qué podíamos hacer y resulta que acá el Estado cubre la mayor parte de los tratamientos y finalmente se descubrió que nuestra hija tiene autismo. (…) Fuimos en Chile a preguntar a la Teletón y nos dijeron 'ustedes reciben mucho más de lo que nosotros podemos darle acá'", comenta Joao, quien agrega que aprendió el idioma hebreo, trabajó en distintas ocupaciones y luego estudió un master y finalmente un doctorado en microbiología, que hoy le permite trabajar