Esta semana uno de los principales monumentos de nuestra Región, el Viaducto del Malleco, cumplió 133 años desde su inauguración. Hablamos de una verdadera hazaña de la ingeniería cuyo diseño fue encargado al chileno Victorino Aurelio Lastarria y su construcción a una empresa francesa. Sí, hasta hoy existe el mito de que fue el afamado Gustave Eiffel el responsable de aquello, pero su empresa si bien participó de la licitación no se adjudicó las obras. Si lo hizo la empresa "Schneider & Cie de Le Creusot", su competencia, quienes fabricaron los armazones de fierro en sus talleres en Europa para trasladarlos luego en barco desde Amberes a los puertos de Valparaíso y Talcahuano y, desde allí, en ferrocarril hasta el borde mismo del río Malleco.
Con 347 metros de largo y 100 metros de alto el Viaducto fue en su época uno de los puentes ferroviarios más altos de Sudamérica, "la más atrevida y hermosa de las obras de arte de los ferrocarriles chilenos", según el historiador Marín Vicuña. Su construcción fue uno de los grandes hitos del malogrado gobierno de José Manuel Balmaceda, caracterizado por importantes obras públicas como la extensión del ferrocarril a lo largo y ancho del país. La obra fue inaugurada el 26 de octubre de 1890 en una ceremonia que encabezó el propio Balmaceda y que tuvo, curiosamente, a los mapuche de protagonistas centrales.
Cuenta en sus memorias el abogado José Miguel Varela, por entonces jefe de la Comisión Radicadora de Tierras, que el mandatario le solicitó expresamente invitar a los lonkos de la zona. Quería que fuera "como un tapabocas para los futres", los hacendados opositores a su gobierno y quienes obstaculizaban en la región, a como diera lugar, la entrega de tierras a las jefaturas mapuche, incluso usurpando sus campos a balazo limpio. "Varela, esos ambiciosos nunca lo van a dejar tranquilo… a la oposición le molesta que esté aprovechando este momento histórico, por las grandes riquezas del salitre, para engrandecer a Chile y sus habitantes. A ellos les gustaría que se hiciera más poderosos a los mismos de siempre", le dijo Balmaceda en La Moneda.
Varela siguió las instrucciones de su jefe. Lo prueban las fotografías de aquella jornada y donde destaca una nutrida delegación mapuche. Cuenta Varela de aquel histórico día: "El Presidente se dirigió al estrado, rodeado de sus edecanes y altos mandos militares. Pronunció un emotivo y encendido discurso y mirando hacia el centenar de mapuche que me acompañaban, algunos en sus cabalgaduras, otros a pie, dijo que era una obra de adelanto para todos, también para los 'amigos mapuches' que nos acompañaban para disgusto de un puñado de ambiciosos". No solo eso. "Hoy invadimos el suelo de aquellos bravos araucanos no para incendiar la montaña ni para hacer cautivos, ni para derramar la sangre de nuestros hermanos, ni para sembrar la desolación y el terror, con el ferrocarril llevamos a la región del sur la escuela y el trabajo", añadió el mandatario en su discurso.
Relata Varela que culminada su intervención, Balmaceda se acercó al lado norte del puente, cortó la cinta y repartió a sus ministros las medallas conmemorativas, para luego recorrer a pie toda la extensión de la obra. Cuando regresó, medio en broma, dijo "y para los agoreros que dicen que este puente es de tramoya, ahora lo cruzaré de ida y vuelta en el tren". Y así lo hizo recibiendo una larga ovación. "¿Se fijó que los futres se hicieron humo?", cuenta le dijo el mandatario al finalizar el acto y despedirse ambos con un fuerte apretón de manos.