Semana Santa
Todos, moros y cristianos, usando un dicho muy antiguo, disfrutamos de Semana Santa, algunos con recogimiento religioso y otros, la gran mayoría, descansando y compartiendo con familias o amistades.
Los más concientes y por cierto creyentes, reciben como cada año, el mensaje que la Iglesia Católica envía desde hace milenios.
Otros, simplemente asumen que lo importante radica en unas mínimas vacaciones, necesarias de aprovechar.
De cualquier forma, con conejos y huevos de chocolate de por medio, Semana Santa sí entrega un mensaje, que de una u otra forma se propaga, el cual no es otro que la capacidad de entregarse a los semejantes, como lo hizo aquél que desde una cruz nos observa.
Ese ejemplo proyectado en muchos otros, hacen de los seres humanos personas de bien, como lo comprobé hace unos días al sufrir un desperfecto en mi auto y recibir la ayuda de dos buenos samaritanos, sin pedir nada a cambio.
Antonio Yakcich
Cambio de hora: hora de un cambio
Parece increíble, pero a pesar de los incesantes llamados de la comunidad científica a no hacerlo, ayer sábado 6 de abril experimentamos un nuevo cambio de hora. Así, a las 23.59, los relojes debieron atrasarse una hora para, según dicta el Decreto 224, en Septiembre volver a cambiarla hacia el horario de "verano".
Décadas de estudios científicos, estadísticos y clínicos, han corroborado que lo mejor es mantener un solo horario continuo, en lugar de estar forzando al cuerpo a modificaciones por una medida artificial que obedece a razones poco argumentables y con efectos negativos que van desde una mayor incidencia de problemas agudos de salud, a sensación de fatiga, dificultades para levantarse, episodios de ansiedad, irritabilidad, además de una menor productividad en nuestras labores diarias.
Si bien las repercusiones fisiológicas son menos drásticas que cuando se retorna al horario de verano, lo realmente recomendable es dejar de hacer estas modificaciones y mantener de manera constante la modalidad de invierno, que nos permite despertar con más luz natural y evita exigir al cuerpo que actúe desfasado de la hora geográfica local.
Es de esperar que, frente a los datos científicos, los tomadores de decisión atiendan el llamado de la ciencia, reconsideren la medida y logren establecer un horario constante en Chile: el llamado de "invierno" o estándar. No sólo nuestro cuerpo, sino que el funcionamiento de la sociedad en su totalidad, en particular de los niños y jóvenes, lo agradecerán.
Luis Larrondo
No ejercer en lo que se estudió ¿Cómo abordarlo?
Desempeñarse en el área para la cual se estudió pareciera ser el camino laboral más lógico, aunque para muchas personas no es así. De hecho, un 37% trabaja en algo no ligado a sus estudios formales.
¿Es esto una desventaja? En general es más bien un beneficio, ya que, las personas que ejercen algo que no estudiaron suelen ser más comprometidas, receptivas y agradecidas, dado que sienten que deben responder a quienes les dieron la oportunidad de hacer algo en un ámbito que no estudiaron. Además, demuestran ser más flexibles y resilientes ante los cambios que se viven en las organizaciones.
Existen muchas historias de personas que empezaron como practicantes y crecieron en las organizaciones en áreas donde no habían estudiado, principalmente motivados por su potencial en cuanto a la adquisición de nuevas habilidades.
Así, a medida que una persona crece y se destaca por aprender rápido, se suele abrir una gran ventana de oportunidades, muchas veces en áreas sobre las que no existen estudios formales previos.
El llamado es a considerar el empleo como una manera de estudiar, ir a trabajar con la disposición a aprender todos los días, ya que este brinda mucho conocimiento técnico y otras habilidades blandas que forman a las personas como profesionales.
Un error muy frecuente es no trabajar por querer seguir estudiando, como si el trabajo no contribuyera a la formación. La vida laboral es muy dinámica, y es allí donde nuevos caminos se abren todos los días.
Martín Bianchi