Novena Sinfonía de Beethoven
Europa atravesaba por profundos cambios políticos y territoriales, el entusiasmo inicial por Napoleón había desaparecido, y la promesa de libertad se había transformado de nuevo en monarquía y la restauración pre-revolucionaria comenzaba a invadir el continente; Metternich redibujaba las fronteras, devolviendo el absolutismo de la representación divina a las viejas monarquías. Sin embargo, pese a todo, el ideal de la Revolución estaba sembrado, el sueño libertario y republicano quedaba instalado en las clases burguesas, y más tarde, en las obreras, para un nuevo orden europeo.
En esos tiempos de revueltas, y quizás a propósito de eso, ya completamente sordo, el extraordinario músico alemán Ludwig van Beethoven, estrenaba en Viena hace exactos 200 años, la Sinfonía Nº 9 en re menor, op. 125, llamada "Coral", una de las obras cumbre del romanticismo y quizás una de las piezas más emotivas, completas y expresivas de la música del siglo XIX. Una sinfonía única, síntesis de los tiempos en que Viena era capital del mundo, ya que desde allí se garantizaba el retorno del antiguo régimen. La Novena en ese sentido actúa como contrapunto, contrastando los vientos del neoconservadurismo con un desesperado grito de felicidad, paz y amor que clama Beethoven en esta obra sublime, enorme y hermosa.
La gran orquesta desde el inicio de su larga exposición sonora, expone pequeños fragmentos melódicos insinuando el gran cierre coral construido sobre un texto de Schiller, contrastes sonoros, delicadas armonías, líricas y poéticas, alternan con la fuerza de una época de crisis y transformaciones, exalta al ser humano en el ideal humanista, y levanta el derrotero del hombre en su afán por conquistar su propia autonomía, su felicidad y el bienestar del pueblo, el advenimiento definitivo de aquel ideal que reclama que los hombres algún día serán todos hermanos.
Rodrigo Reyes Sangermani
La Justicia Militar
El ministro de Justicia, en referencia a las RUF (Reglas sobre el Uso de la Fuerza ), declaró que volver a que la Justicia Militar fuera competente para conocer y juzgar las causas en que hubiese militares imputados por la comisión de supuestos delitos cometidos en el ejercicio de sus atribuciones constitucionales y legales, sería "retrógrado", que Chile "estaría incumpliendo tratados internacionales" y que "abogados y jueces militares (que serían juez y parte en estas causas ) temerían represalias del mando".
No se entiende la postura del ministro de Justicia, salvo desde el sesgo político y desde la profunda desconfianza que la coalición gobernante tiene en las Fuerzas Armadas y Carabineros de Chile.
Recuerdo que se ha iniciado el Mes del Mar, el Mes de las Glorias de Iquique y Punta Gruesa y, recuerdo, que Prat, marino y también abogado, defendió en el ejercicio de su profesión liberal a Uribe ante la Justicia Militar, sin temer a represalias de su mando porque en los Tribunales Militares la premisa es el honor.
Pilar Soberado
¡Filtró y la sacó muy barata!
El diputado Miguel Mellado (RN) filtró contenido de reunión con el presidente Boric, por lo que fue formalizado por Fiscalía Regional de Valparaíso, pero finalmente se optó por una salida alternativa y se le condenó a pedir disculpas al Presidente Boric y donar 500.000 pesos a algún organismo de la beneficencia. Fuera de bromas, solo le faltó asistir a clases de ética o escribir 10 veces, "no lo volveré a hacer".
Definitivamente el diputado Mellado la sacó barata, pero muy barata. Estos son los momentos en que las instituciones deben funcionar, y demostrar que están para hacer cumplir las leyes, y de sobremanera cuando son funcionarios públicos, elegidos por los chilenos.
Lo mínimo que un diputado debe cumplir es honrar a todo evento su juramento en el Congreso, y si no es capaz de mantenerlo, lo que corresponde es que deje su cargo de la Cámara, no olvidar que la pérdida de confianza y de credibilidad es la razón de la gran brecha que hoy existe entre la ciudadanía y la Familia Política & Asociados.
Definitivamente, el diputado Mellado la sacó muy barata.
Luis Enrique Soler Milla